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Asia :: 05/07/2013

Negociaciones que no prosperan entre Afganistán, Pakistán y los talibanes

PIA Noticias
Ante la derrota militar cada vez más acusada, EEUU, Inglaterra y la ONU se apresuran a apoyar y favorecer las negociaciones con la resistencia taliban

La cuestión de los talibanes separa una vez más a los gobiernos de Pakistán y Afganistán. La apertura de una oficina de los talibanes afganos en Catar, títere aliado a los EE.UU. fue anunciada como la oportunidad de alcanzar un acuerdo de paz por la vía diplomática, aunque la opción fue rechazada por el presidente Hamid Karzai al considerar el reconocimiento de esa dependencia como una afrenta a la soberanía de su país.

Por el contrario, el gobierno pakistaní dio entidad a esta oficina y envió a sus diplomáticos para ofrecerse como nexo entre el Estado afgano y los grupos talibanes reunidos en Catar. También recibieron de buen grado esta iniciativa los EE.UU., quienes se mostraron favorables a abrir un canal de diálogo en suelo catarí. La posición de Afganistán al respecto fue tajante: Sólo se puede discutir la soberanía nacional, en territorio nacional y entre compatriotas.

Llama la atención la coincidencia del flamante gobierno pakistaní con los funcionarios norteamericanos. El Primer Ministro Nawaz Sharif mantuvo un discurso nacionalista y de enfrentamiento contra la injerencia norteamericana durante su campaña y los días posteriores a asumir su mandato. Lo cierto es que más allá de la retórica, el nuevo hombre fuerte de Pakistán retomó la línea seguida por su antecesor Asif Zardari, quien tenía manifestaciones cotidianas contra la presencia estadounidense en el territorio de su país, pero que siempre fue una figura conveniente para los intereses imperialistas en la región.

Esta semana Sharif recibió al Primer Ministro de Inglaterra, David Cameron, quien apoyó la posición de Pakistán en torno a los acuerdos de paz. Esta manifestación pública no es menor dado que Gran Bretaña es una de las naciones que cuenta con tropas ocupando militarmente Afganistán.

También el Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas, Jan Eliasson, hizo público el apoyo del organismo a las negociaciones con los talibanes. Si bien destacó que la entidad respeta la soberanía de Afganistán y el modo en que esta decida llevar adelante las gestiones, remarcó que el país sigue siendo una de las prioridades para la ONU.

Las últimas semanas representantes diplomáticos pakistaníes han intentado interceder entre los talibanes y el gobierno afgano para que las reuniones se concreten en suelo catarí. Días atrás Sharif envió una invitación a su par Karzai para que visite Pakistán con motivo de discutir los acuerdos de paz con los talibanes que se ubican a ambos lados de las fronteras.

La respuesta del gobierno afgano es que Pakistán no ha dado muestras convincentes de querer enfrentarse a los talibanes. Los últimos años el gobierno afgano ha acusado a Islamabad de estar aliados con las fuerzas talibanes y de abrir las fronteras para que realicen atentados en su territorio.

Mientras estas disputas se suceden en el terreno diplomático, los grupos talibanes incrementaron el poder de sus ataques en ambos países. El pasado fin de semana, diversos bombardeos en Pakistán acabaron con la vida de más de 60 personas. El mayor ataque se ejecutó en la ciudad de Quetta, provincia de Baloquistán. Allí 30 personas de la colectividad chiita fueron asesinadas al explotar una bomba.

No se trata de un hecho aislado, puesto que esta comunidad está siendo víctima de persecución y exterminio durante el último tiempo. El grupo Lashkar-e-Jhangvi (LeJ) asumió la responsabilidad de los atentados. Esta organización ya ha realizado varios ataques contra el pueblo chiita de Quetta, razón por la cual los referentes de la colectividad han denunciado la connivencia del Estado para con estos crímenes.

Todo este despliegue debe ser puesto en el contexto del anuncio del retiro de tropas de la OTAN del territorio afgano para 2014. Si bien un gran número de tropas abandonará el suelo asiático, existen negociaciones entre el gobierno de Karzai y los EE.UU. para que fuerzas militares norteamericanas permanezcan en el país.

Estas negociaciones han sido interrumpidas por el presidente de Afganistán, hasta tanto no se resuelva el conflicto con los talibanes de acuerdo a los intereses de su país. Si bien Karzai ha sido un aliado fiel a los EE.UU. durante los 10 años que lleva ocupando su cargo, también ha tenido atisbos de rebeldía que utilizaba para negociar nuevos acuerdos con el imperio.

Los acontecimientos recientes forman parte de esta dinámica, aunque la inminencia del plazo asumido por la OTAN puede decantar en un recrudecimiento de la violencia y los factores de presión para forzar un acuerdo. Por lo pronto, que estén de acuerdo los gobiernos de EE.UU. Catar, Pakistán, Inglaterra y los representantes talibanes (que decidieron establecer su sede en territorio catarí) es un indicador del tipo de paz que se está negociando.

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