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Ni la "Mamacha Carmen" salva al Perú
No pude, este primero de agosto, participar junto con los comuneros en el "pago" al ojo del agua, sin embargo dejé encargado un hermoso sapo tallado en piedra como mi ofrenda a la Madre Tierra pidiéndole lluvia abundante y el retorno de los batracios al Cusco donde su falta, por el uso indiscriminado de insecticidas, ha dejado los campos secos y agrietados.
Pero no es la primera vez que en esta ancestral ceremonia mi oración está centrada en el agua y por un poco de conciencia para paliar la terrible contaminación en la antigua capital del incanato, donde el otrora sagrado Río Vilcanota que estaba repleto de truchas y ranas hasta hace unos años, está hoy inundado de basura y plásticos porque a sus aguas llega el cauce subterráneo del río Huatanay, donde desembocan los desperdicios y aguas servidas del valle del Cusco y del pueblo de Machu Picchu.
Pero la tragedia de la contaminación, causa del olvido, corrupción y entrega de recursos a empresas extranjeras que carecen de conciencia, alcanza desde el norte, al sur peruano. Los pobladores del distrito de Puerto Eten y las instituciones dedicadas a la protección del medio ambiente se movilizan en Chiclayo exigiendo sanciones para los responsables del derrame de petróleo que contaminó el mar chiclayano. Estos mismos están pidiendo condena para los depredadores del bosque de Batangrande, considerado uno de los sistemas ecológicos más importantes del norte del país y de Sudamérica
En Cajamarca la población se enfrenta a la poderosa empresa minera norteamericana Yanacocha para evitar que siga con las exploraciones de oro que ha contaminado ríos y hasta el agua potable de la ciudad.
En el sur ha ocurrido algo igual en la región de Tintaya, contra la empresa minera japonesa que extrae oro. Los pobladores han tomado las instalaciones para frenar la brutal contaminación que los ha dejado sin riego para sus campos de cultivo, porque el río, antes azul y lleno de vida, tiene hoy un color ocre rojizo donde no hay un solo ser vivo por los químicos que derrama la minera en esas aguas.
El Lago Titicaca en Puno también va hacia una muerte segura porque las aguas servidas de la ciudad, desembocan en ella ante la inercia del gobierno.
Por eso y muchos más, no creo que ni la "Mamacha Carmen" de Paucartambo (la versión católica de la Madre Tierra) salve al Perú de una inminente tragedia. La Cordillera Blanca en el centro del país, donde según los estudiosos debido al calentamiento y la contaminación, los glaciares han perdido 111 km2 de superficie. "En el caso de las 18 cordilleras del Perú, se han perdido 450 km2 de glaciares que indican que los recursos hídricos están disminuyendo. También se han perdido 11,303 millones de m3 de agua en ese lapso. No hay una represa nacional que tenga capacidad para mil millones de m3 de agua; para llenar Poechos -que es la más grande- con esa cantidad de agua, tendría que llover muchísimo y durante todo el año", explican.
En el Perú de montañas elevadas y topografía muy agreste, con glaciares colgados y, debajo, lagunas que se han formado por los deshielos. Existe el peligro de desprendimiento de bloques de hielo que producen avalanchas que caen sobre lagunas y pueden producir aluviones catastróficos, como el que sepultó a la ciudad de Yungay en 1971.
El presidente Alejandro Toledo quien desdeñó el plan "Gas del Sur" elaborado por el gobierno de Hugo Chávez, que utilizaría los recursos naturales de Venezuela, Bolivia y el Perú para revertirlos en las necesidades nacionales, ha indicado que no está interesado en el proacto porque considera que sin la participación de Estados Unidos no hay futuro para el Perú para solucionar problemas de desarrollo, contaminación y pobreza. A tal grado es su cinismo que no quiere ver que EE.UU. contamina su propio territorio y ni siquiera ha firmado el acuerdo de Kyoto para proteger nuestra madre naturaleza.
Por eso no creo que mis ofrendas sirvan para nada
