"No al FMI": masiva movilización de movimientos sociales y la izquierda en Argentina
Llenaron la Plaza de Mayo, centro político nacional en la ciudad de Buenos Aires, para rechazar el acuerdo por la deuda de 57.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Un día después de la fiesta popular que se vivió en la Plaza de Mayo para celebrar el Día de la Democracia y los DDHH, el 11 de diciembre fue el escenario de una masiva marcha que nada tuvo de festiva y que unificó en una demostración de fuerza inapelable a los distintos movimientos sociales, partidos y organizaciones de izquierda.
Más de 100 organizaciones populares combativas y ambientalistas, acompañadas por partidos troskistas, realizaron una jornada de reclamos en las calles de toda Argentina para rechazar la continuidad de los pagos al Fondo Monetario Internacional (FMI) por la deuda tomada por el régimen de Mauricio Macri (2015-2019).
"Es una convocatoria histórica, inédita, con la presencia de Nora Cortiñas [Madre de Plaza de Mayo] para decirle no al FMI y el ajuste que este tipo de acuerdos siempre hay traído a nuestro país y la región. Es el puntapié, el inicio de una lucha que vamos a dar", dijo Myriam Bregman, diputada nacional del Frente de Izquierda.
Frente a la Casa Rosada, palacio de Gobierno y sede del Poder Ejecutivo nacional, convergieron decenas de organizaciones políticas, sindicales, sociales, ambientales y universitarias junto al Frente de Izquierda –integrado por el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), el Partido Obrero (PO), Izquierda Socialista (IS) y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST)–.
Estuvieron presentes las organizaciones sociales y piqueteras independientes como Polo Obrero, Barrios de Pie, Movimiento Teresa Vive y el Movimiento Teresa Rodríguez (MTR), entre otras, así como integrantes de Nuevo MAS, Convergencia Socialista, Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU), Política Obrera, Libres del Sur, Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social (MULCS), Coordinadora por el Cambio Social y Coordinadora Basta de Falsas Soluciones. También Diálogo 2000, Marabunta y organizaciones de la Autoconvocatoria por la suspensión del pago e investigación de la deuda.
"La izquierda es la única que reclama lo hay que reclamar, que es que se vaya el FMI. Acá hace 20 años la rebelión popular le dijo a un gobierno ajustador que no iba más y salió a las calles por sus derechos y necesidades. Hoy también, porque es un escándalo que tengamos 44% de pobreza y siete de cada 10 chicos pobres luego de dos años de un Gobierno que decía que venía a terminar con el ajuste de Macri", dijo Eduardo Belliboni, referente del Polo Obrero.
Espada de Damocles
El mes de diciembre en Argentina es un período de tensión social. Este año se cumplen 20 años de la crisis de 2001 que derribó al Gobierno de Fernando de la Rúa (1999-2001), provocado por el fracaso de la política económica neoliberal y los condicionamientos de un acuerdo con el FMI, que le soltó la mano por no cumplir con sus exigencias de ajuste fiscal.
Los recuerdos del 'Corralito', retención al acceso a los ahorros bancarios dispuesto el 1 de diciembre de 2001, y del estallido social y represión institucional del 19 y 20 siguientes, siguen en la memoria de un pueblo que ve cómo sus dirigentes siguen tropezando con la misma piedra.
Los movimientos socialers y partidos de izquierda volverán a convocarse en la Plaza de Mayo los días 19 y 20 de diciembre, cuando se cumpla el vigésimo aniversario del estallidos social y la violenta represión institucional que causó 40 muertes, cinco de ellas en el corazón cívico nacional, espacio simbólico de las luchas populares y la democracia.
El préstamo de 44.000 millones de dólares adscrito por el régimen neoliberal de Macri es la 'espada de Damocles' que pende sobre la administración actual, que trabaja a contrarreloj para negociar un aplazamiento y nuevo calendario extendido de pagos para evitar un nuevo default.
El presidente, Alberto Fernández, prometió a la ciudadanía que no sacrificará el desarrollo, el crecimiento y la recuperación económica a los intereses del FMI, pero al mismo tiempo aparece dispuesto a seguir las órdenes antipopulares del FMI. Mientras, el Fondo demandó que Argentina reduzca el financiamiento del déficit fiscal con emisión, el mecanismo con el que el Gobierno multiplicó la base monetaria del sistema para sostener las enormes inversiones relacionadas a la crisis sanitaria y su impacto social.
La vicepresidenta y expresidenta, Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), reconoció la historia de presiones que ha ejercido el FMI sobre el país y la democracia, en referencia tanto al crac de 2001 como a la crisis hiperinflacionaria que vivió el Gobierno de Ricardo Alfonsín (1983-1989), también atada de manos por el FMI, quien debió adelantar las elecciones.
El acuerdo actual con el FMI obliga a Argentina a pagar 19.023 millones de dólares en 2022, 19.270 millones de dólares en 2023 y otros 4.856 millones de dólares para 2024. Las reservas del Banco Central son actualmente de 41.250 millones de dólares.
Tanto de la prensa burguesa como desde el Gobierno se insiste en que si no se paga el crédito viene la debacle. Pero como dijo ayer el economista Claudio Katz, hay antecedentes interesantes: "Cuando la Argentina tuvo el default de la deuda y una cesación de pagos a principios de este siglo, el país tuvo un respiro, tuvo un alivio durante varios años que le permitió a la primera gestión de Néstor Kirchner una reactivación de la economía, una mejora de los ingresos populares y una renegociación de la deuda en condiciones más favorables, porque los bonos habían pulverizado sus precios y eso le permitió a la Argentina renegociar desde una posición más conveniente."
Sputnik / La Haine