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Medio Oriente, EE.UU. :: 25/08/2024

Noticias de la Siria ocupada

Mohamed Nader Al-Omari
La resistencia a la ocupación de EEUU procede de las tribus árabes locales y del Eje de Resistencia, pero los posibles cambios postelectorales en EEUU pueden ampliar la oposición

La otra ocupación: Las fuerzas estadounidenses en Siria

Mientras que la atención del mundo se ha centrado en las brutalidades de la ocupación israelí, la ocupación militar ilegal estadounidense de la vecina Siria se ha descuidado en gran medida. Ahora, la resistencia local y regional se está uniendo para hacer frente a esa ocupación.

La ubicación estratégica de las bases militares estadounidenses en el noreste de Siria no es casual. Desde la frontera sirio-jordano-iraquí, en el suroeste del país, hasta las zonas situadas al oeste del Éufrates, en el noreste, hay 28 instalaciones estadounidenses, 24 de ellas bases militares.

Este despliegue, cuidadosamente planificado con objetivos geoestratégicos concretos, sólo está al servicio de los intereses locales, regionales e internacionales de Washington.

Según datos estadounidenses, el número de soldados de ocupación en Siria aumentó drásticamente de 50 efectivos en 2015 a más de 2.000 a finales de 2017. Informes de abril de 2017 sugirieron incluso que el entonces asesor de seguridad nacional, el general de brigada HR McMaster, consideró la posibilidad de desplegar hasta 50.000 soldados en Irak y Siria.

Obama justificó este importante despliegue militar como necesario para hacer frente a la "inestabilidad interna" en Siria, incluido el aumento del terrorismo y el "debilitamiento de las instituciones" gubernamentales. La presencia militar estadounidense aprovechó estas condiciones, exacerbadas por intervenciones extranjeras que suministraron armas, dinero e información a facciones extremistas, desde el llamado «Ejército Sirio Libre» hasta grupos como el Frente Al-Nusra y, más tarde, el ISIS.

EEUU también apoyó a ciertas fuerzas kurdas pro-occidentales en el establecimiento de una administración autónoma en el noreste de Siria, a costa de las gobernanzas tradicionales, una medida destinada a equilibrar la influencia de Moscú después de que Damasco solicitara la intervención de la fuerza aérea rusa para ayudar a frustrar la militancia respaldada desde el extranjero.

Desestabilización y bloqueo económico

Uno de los principales objetivos de la presencia ilegal estadounidense es el saqueo de los recursos sirios de petróleo y gas. Esto no solo financia las actividades de sus apoderados de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) dirigidas por kurdos, sino que también refuerza el bloqueo económico sobre Siria, ejemplificado por las sanciones de la Ley César impuestas en junio de 2020.

En su momento, el ex enviado de EEUU a Siria, James Jeffrey, declaró que estas sanciones contribuyeron al hundimiento de la libra siria y obstaculizaron la política económica del gobierno sirio, señalando que Damasco «es incapaz de gestionar una política económica eficaz y de blanquear dinero en bancos libaneses».

EEUU también utiliza los ingresos del petróleo para financiar su presencia militar y obstruir los esfuerzos de reconstrucción de Siria. Por ejemplo, en agosto de 2020, la CNN informó de un acuerdo aprobado por Trump que permitía a la empresa estadounidense Delta Crescent Energy LLC explotar yacimientos petrolíferos controlados por las FDS.

Contener a Irán y garantizar los intereses del régimen israelí

En el plano regional, la presencia estadounidense pretende impedir que Irán establezca conexiones terrestres con el Mediterráneo a través de Irak y Siria. Este posicionamiento estratégico también sirve de respaldo a la base aérea turca de Incirlik donde hay aviones de EEUU, en medio de las crecientes tensiones entre Washington y Ankara.

Además, las bases estadounidenses en el sureste de Siria y cerca de la frontera iraquí contienen a las tribus árabes antisionistas y protegen a Israel bloqueando el corredor terrestre entre Siria e Irak. En concreto, esta medida pretendía aislar a Siria de sus aliados regionales, en particular Irán y Hezbolá, que suponen una amenaza directa para el régimen israelí.

Contrarrestar la influencia rusa y china

En el plano internacional, la presencia estadounidense en Siria ayuda a Washington a mantener su ya escaso dominio sobre el orden mundial, contrarrestando la influencia de las potencias euroasiáticas Rusia y China. El despliegue en Siria se considera un obstáculo para la iniciativa china 'Belt and Road', que amenaza con potenciar el crecimiento económico de Pekín (y de los países por donde transcurre) de un modo que podría socavar el posicionamiento estratégico estadounidense.

A pesar de la importante presencia estadounidense, la sostenibilidad a largo plazo de las tropas norteamericanas en terreno hostil es incierta.

Los esfuerzos de Washington por cambiar el sistema político sirio han fracasado, y las bases e instalaciones estadounidenses se han enfrentado a crecientes ataques de grupos de resistencia regionales. Desde noviembre de 2023, soldados e instalaciones estadounidenses se han enfrentado a 102 ataques con grandes daños y bajas, lo que refleja la creciente oposición a la ocupación estadounidense de tierras sirias.

Más recientemente, el éxito de la diplomacia rusa y los movimientos hacia la reconciliación sirio-turca pueden obligar a EEUU a elegir entre la confrontación o la retirada.

El futuro de la participación estadounidense en Siria

Las próximas elecciones presidenciales estadounidenses también podrían influir en el futuro de la implicación estadounidense en Siria. Si la actual administración consigue negociar un acuerdo regional de alto el fuego -y declara un serio interés en volver al acuerdo nuclear iraní-, podría optar por retirar las tropas de Siria para reforzar el apoyo demócrata. Por el contrario, si Trump vuelve al poder, un posible entendimiento con Rusia podría acelerar la salida estadounidense tanto de Ucrania como de Siria.

Desde 2015, las sucesivas administraciones estadounidenses no han proporcionado una cifra clara y coherente sobre la presencia total de tropas estadounidenses en Siria. Sin embargo, las estimaciones indican que aproximadamente 3.000 soldados están estacionados en varias bases en las provincias de Hasakah, Deir Ezzor, al oeste del Éufrates, y a lo largo de la frontera sirio-iraquí.

Los despliegues de tropas forman un «anillo» estratégico en torno a los recursos críticos de petróleo y gas de la región, que constituyen la mayor parte de la riqueza subterránea de Siria. La concentración de bases estadounidenses en estas zonas revela su importancia para asegurar los recursos energéticos y mantener el control sobre las rutas de transporte de estos productos.

Garantizar la energía y la soberanía de Siria

La base de Rmeilan, situada en la campiña nororiental de Hasakah, fue el primer puesto militar estadounidense en Siria. Alberga a unos 500 efectivos cuya misión principal es salvaguardar las instalaciones petrolíferas de la región. La zona incluye unos 1.300 pozos petrolíferos, que producían entre 120.000 y 150.000 barriles diarios antes de 2011 y unos dos millones de metros cúbicos de gas.

La base de Al-Shaddadi, situada al sureste de la ciudad del mismo nombre, ocupa una posición estratégica cerca de las reservas de petróleo más importantes de la región. En sus inmediaciones se encuentra el yacimiento de Al-Gypsa, que contiene unos 500 pozos petrolíferos, lo que lo convierte en el segundo mayor yacimiento de petróleo de Al-Hasakah. La base también abarca la planta de gas de Al-Shadadi, lo que subraya aún más su papel fundamental en el control de los recursos energéticos de Siria.

La base del campo de Al-Omari en Deir Ezzor es la mayor y más crucial base estadounidense en Siria y está situada en el campo petrolífero de Al-Omari, que producía hasta 80.000 barriles diarios antes de 2011. Esta base, junto con otras como el campo de Conoco, Tal Baydar, Life Stone, Qasrak, Himos y Al-Tanf, garantiza el dominio estadounidense sobre el terreno más vital y rico en recursos de Siria.

La presencia militar estadounidense en el noreste de Siria es un despliegue estratégico con implicaciones de largo alcance. Aunque ha servido a los objetivos de Washington de contrarrestar la influencia iraní, asegurar los intereses israelíes, esquilmar la economía siria y mantener la hegemonía estadounidense en todo el Levante y el Golfo Pérsico, las tropas estadounidenses se enfrentan ahora a la amenaza de ataques diarios.

La resistencia a la presencia estadounidense procede actualmente de las tribus árabes locales y del Eje de Resistencia de la región, pero la dinámica regional en constante cambio y los posibles cambios postelectorales en la política exterior estadounidense pueden ampliar la oposición de estas fuerzas y forzar finalmente la retirada estadounidense de Siria.

Sin embargo, mientras EEUU siga considerando valiosa su presencia en la región, es probable que mantenga sus bases militares y persiga sus objetivos estratégicos en Siria en un futuro previsible.

The Cradle

 

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