El suicidio de Daniel Somers. Mensaje y misión final de un soldado
Fue el pasado 10 de junio, a la edad de 30 años. La carta, en sí misma, por su honestidad, es elocuente de muchas realidades, y es más elocuente aún si consideramos que Somers no era un soldado cualquiera. Era un hombre muy formado en la acción y en lo intelectual. Era experimentado en el combate, en los “interrogatorios” (el eufemismo occidental de torturas), en las operaciones especiales y en el análisis geopolítico. Integrante de una unidad de inteligencia, a lo largo de una década participó en por lo menos 400 misiones de combate en distintos escenarios de Irak. Se desempeñó, entre otros encuadres, al servicio del Mando Conjunto de Operaciones Especiales, y fue analista senior para el Medio Oriente. Si uno de los mejores combatientes que tenían terminó así, destruido de manera tan elocuente… ¿qué quedará para los demás?