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Medio Oriente :: 19/02/2023

Nuevas guerrillas palestinas y el ascenso del fanatismo israelí

Moisés Garduño
El régimen sionista usa eslóganes como “la ocupación no es temporal”, “la anexión total de Palestina es necesaria, “nuestros enemigos deben ser aniquilados”

En noviembre de 2022, en medio de un ambiente electoral donde la derecha extrema se posicionaba en las encuestas electorales, Israel coordinó un ataque militar en Jenin contra una guerrilla armada emergente llamada “Guarida de los leones” [Arin al-usuud]. Se trata de un grupo guerrillero palestino que surgió entre febrero y agosto de 2022, tras el asesinato sionista de destacados líderes de la resistencia palestina en Cisjordania, particularmente Ibrahim al-Nabulsi, un destacado militante que era apodado “El León de Nablus”.

Aunque esta guerrilla surgió inicialmente como la forma en la que los jóvenes solían defender Jenin de los ataques de algunos militares y colonos isralíes, con el paso del tiempo se ha desarrollado en una organización cada vez más formal con nuevas técnicas de guerra de guerrillas asimétrica y con base en un espíritu que intenta contagiar a las nuevas generaciones de la importancia de mantener la lucha armada palestina en tiempos actuales.

De acuerdo con reportes de prensa, el sistema colectivo que utiliza este grupo es muy difícil de detectar para el sistema militar y de inteligencia israelí porque, a diferencia de las organizaciones existentes ya reconocidas, se trata de un concepto que no existía en el siglo XXI [aunque las organizaciones guerrilleras palestina de los 60 y 70, al igual que otras en el mundo, ya lo usaban] en cuanto a su alcance y movilidad.

Y debido a que este grupo no opera bajo una bandera específica, la mayoría de sus miembros se consideran pertenecientes a la “generación del sacrificio”, es decir, militantes que no se reconocen como cercanos a Hamás, a Al Fatah ni a la Yihad Islámica, a quienes critican debido a episodios de colaboración con ciertas estructuras de la ocupación, pero con quienes es probable que mantengan comunicación informal.

Ellos rechazan el proceso de normalización y plantean un desafío a la radicalización del régimen israelí de extrema derecha. Son el paralelo de “la generación de las sonrisas de Jerusalén”, es decir, jóvenes que reían ante las cámaras mientras era detenidos por insultar a las fuerzas represoras israelíes y que se hicieron famosos en redes sociales durante los sucesos de Sheik Jarrah en febrero del año pasado [cuando el régimen de apartheid intentó desalojar a familias palestinas que llevaban décadas viviendo en ese barrio]. La resistencia de Jenin y Nablus, es distinta a la de Jerusalén, pero comparte los mismos objetivos de emancipación y dignidad.

La emergencia de esta guerrilla, como producto de la ocupación, ha llevado a los militares sionista a atacar Jenin varias veces, al grado de que el día 23 de enero de 2023 llevaron a cabo una redada en la que asesinaron a 10 personas. Tras dicho incidente, el 28 de enero siguiente, un ataque en una sinagoga dejó 7 muertos israelíes, y fue adjudicado a un comando palestino.

Todo lo anterior se expresa en un un contexto de crisis política en todos los sentidos. Es preciso señalar que Benjamin Netanyahu ganó las elecciones de noviembre de 2022 [después de 5 procesos electorales, en cuatro años] acaparando 64 de los 120 escaños de la Knéset gracias a la coalición de fuerzas que logró el Partido Likud con los partidos ultra ortodoxos Sionismo Religioso [del ultranacionalista Bezalel Smotrich], Poder Judío [del racista anti palestino Itamar Ben Gvir], del partido Noam [del homófobo Avi Maoz] y la ayuda de dos partidos ortodoxos sionistas, Judaísmo Unido de la Torá y Shas.

Esta combinación ha dado por resultado el régimen más violento y extremista que Israel ha tenido a lo largo de su historia [que ya es decir], lo cual está dejando incontables consecuencias para palestinos e israelíes dados los acuerdos de coalición que están inaugurando una nueva etapa del colonialismo israelí al tener como plataforma política cuestiones como la expulsión de solicitantes de asilo, “prueba de lealtad” y deportación de palestinos que agredan a policías y militares [por considerarlos desleales al Estado], la prohibición de la bandera palestina en espacios públicos, el control político del sistema judicial, una política de portación de armas para los israelíes, entre otras cuestiones que componen un cuadro típico de apartheid y que se exacerban ante el clima de violencia antes expuesto en Jenin.

Citando a algunos periodistas israelíes, lo importante no es saber por qué Netanyahu ha pactado con estos partidos ultra ortodoxos y extremistas, sino por qué estos partidos son tan populares en Israel. Y es que este tipo de partidos ha llegado a ganar la simpatía del electorado israelí con eslóganes como “la ocupación no es temporal”, “la anexión total de Palestina es necesaria, “nuestros enemigos deben ser aniquilados”, entre otros similares.

De acuerdo con algunas encuestas, el ascenso de la extrema derecha entre la ciudadanía israelí no tenía mucho que ver con la inmigración, el crimen o la economía populista, sino que se relaciona con sentimientos de supremacía judía y de racismo antiárabe. En 2019, el 65% de los israelíes se asumía como “elector de derecha”. En 2016, el 48% de los israelíes decía que los árabes deberían ser expulsados del territorio.

A esto, es necesario añadir que Ben Gvir fue, en 2007, condenado por incitación al odio y al racismo y por apoyo a grupos armados anti palestinos [condena que por supuesto no conllevó cárcel]. En 2021 cambió la residencia de su oficina parlamentaria al barrio de Sheik Jarrah, en Jerusalén [que fue uno de los motivos de los episodios de violencia represiva en febrero de 2022]. Además, también se conoce por ondear la fotografía de Baruch Goldstein, un israelí-estadounidense que es conocido por asesinar a 29 palestinos en Hebron en 1994. También, se sabe que es discípulo del polémico Rabino Meir Kahane, cuyo libro “They Must Go” [1980] mantiene la tesis de que “la única salida al conflicto no es la coexistencia, sino la expulsión de los palestinos”.

Un elemento adicional es que Ben Gvir ha sido catalogado por la Unión Europea de Estudiantes Judíos como “fascista”, una versión supremacista del ciudadano israelí contemporáneo. El 3 de enero de 2023 Ben Gvir entró al complejo sagrado de la Mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén, lo cual enfureció a los palestinos porque se refirió a dicho sitio en idioma hebreo, como “El Monte del Templo”. Es ampliamente sabido que Al Aqsa es un símbolo de las esperanzas palestinas de asegurar un Estado, por lo que la acción de Ben-Gvir fue percibida como altamente provocadora por instancias internacionales en Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

Ahora, Ben Gvir será Ministro de Seguridad y encargado de la policía fronteriza. Las consecuencias de esto podrían expresarse en coyunturas de más violencia represiva y más respuesta de la Resistencia palestina, mientras la sociedad palestina e israelí se manifiestan por separado frente a lo que consideran un peligro para su futuro.

Geopolíticamente hablando, EEUU tiene otras áreas de interés actualmente. La cuestión palestina no está en el radar de prioridades para la política de Biden pues el conflicto OTAN-Rusia en Ucrania acapara su atención desde febrero del año pasado. Todo esto, a pesar de que la radicalización política en Israel y Palestina sigue aumentando de temperatura con la llegada de nuevos actores políticos, nuevas generaciones hartas del apartheid y de la humillación y un clima regional desolador después del impacto de la pandemia.

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