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Argentina :: 26/04/2021

Pandemia e inflación

Guillermo Cieza
El gobierno no debería consolarse con la evidencia que en temas sanitarios son mejores que la derecha. La vida de les habitantes de este país tiene otros desafíos cotidianos

En la Argentina vivimos en un escenario donde parece que la discusión sobre la pandemia es excluyente; sin embargo, subrepticiamente, se viene desplegando otro virus que va deteriorando mes a mes los menguados ingresos del 80 % de la población y promete futuros estallidos.

Nuestro país esta atravesando una segunda ola del coronavirus, que lo ha llevado al escenario más temido. El sistema de salud está colapsado en la ciudad de Buenos Aires, hay menos camas que pacientes y esta crisis se está afrontando con traslados a lugares menos críticos e internaciones domiciliarias.

Argentina tiene un promedio de contagiados y fallecidos por encima del promedio mundial. En el mundo nuestro país esta en el puesto 28, según su población y en el puesto 11 de infectados. Podemos consolarnos porque a Brasil, Chile, Uruguay o Perú les va peor que nosotros, pero ese es consuelo de tontos.

En la situación que está el país hay responsabilidad del gobierno, que en distintas oportunidades hizo concesiones a la derecha en el manejo de la pandemia. Y esto fue así, entre otras cosas, porque tiene funcionarios como el Ministro de Educación, Nicolás Trotta, que está vinculado a los mismos intereses que la derecha. En este caso a los intereses de la educación privada.

La política de la derecha argentina en relación a la pandemia ha tenido la misma orientación que tuvo la de Donald Trump en EEUU y Jair Bolsonaro en Brasil. Los resultados empiezan a verse en Buenos Aires, la zona del país con mejor nivel económico y educativo, que esta a la cabeza de los infectados y fallecidos por millón de habitantes.

Buenos Aires cuenta con gran desarrolla de la medicina privada que atiende al 80% de la población. Tiene 9,4 camas cada mil habitantes cada mil habitantes cuando el promedio nacional es 4,4; además, 13,2 médicos por habitante, triplicando la media nacional. Con esas ventajas previas, la gestión del intendente Larreta, autoproclamado como paladín de la educación presencial y de la libertad para diseminar contagios, muestra números oprobiosos.

También está atrasada en lo que hace a la vacunación de la población de riesgo. El atraso parece deberse a cierto fijación que tienen los conservadores por los muertos. En la Década Infame [1930] votaban los muertos, ahora los vacunan. Este desquicio tendría que tener consecuencias electorales negativas, pero no es seguro. Con los porteños nunca se sabe...

La apuesta a la vacuna, y la decisión política de romper el circuito de las vacunas "potables" para Occidente, apelando a la Sputnik y a las vacunas chinas, le ha permitido al gobierno anotarse algunos resultados favorables en el enfrentamiento a la pandemia. Al finalizar abril, habrá vacunado a la casi totalidad de la población de riesgo, lo que no es poco si se mira el panorama mundial.

Sobre ese mismo tema, el anuncio que la Sputnik va a empezar a producirse en el país es muy buena noticia. La mala noticia es que las famosas 900.000 dosis de Astrazeneca, que fueron elaboradas en el país y debían regresar aquí primero en febrero, después, en marzo, en abril, etc, se siguen postergando, constituyendo un verdadero bochorno.

Ese bochorno está agravado porque altas funcionarias del Ministerio de Salud son empleadas de Hugo Sigman, el socio argentino de AstraZeneca. El gobierno no debería consolarse con la evidencia que en temas sanitarios son mejores que la derecha. La vida de los y las habitantes de este país tiene otros desafíos cotidianos.

En marzo la inflación trepó al 4,8%, lo que redondea un 13% para el primer trimestre. Con esos números las metas inflacionarias proyectadas no van a ser cumplidas y sobre los bolsillos de los trabajadores y jubilados se suma entonces todo lo que perdieron en los años de Macri, lo que perdieron en 2020 y lo que están perdiendo ahora.

Lo que está sucediendo en Neuquén, donde los reclamos de los petroleros, docentes, trabajadores de la salud y otros están confluyendo en cortes de ruta que paralizan a buena parte de la Provincia son un anticipo de lo que vendrá.

Es cierto que con el parate económico que traerá la segunda ola, el gobierno tendrá menos recursos, pero hay dinero en juego que podría recuperarse. A fin de mes se vence la concesión de la Hidrovía del Paraná. Se vencen también concesiones de puertos.

Distintos investigadores y economistas aseguran que con un mayor control de las exportaciones se podrían recuperar diez mil millones de dólares que se evaden anualmente. Sobre esas decisiones, que comprometerán la caja del Estado nacional en los próximos años, solo hay silencio.

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