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Europa :: 13/10/2012

Portugal: Los trabajadores tienen razones para incrementar la ofensiva

José Paulo Gascão
[Traducido por La Haine] En la guerra de clases no hay huecos entre clases Cuando una clase retrocede un paso es porque la antagónica ha avanzado ese mismo paso

Si hoy no hay "un espectro que recorre Europa - el espectro del comunismo," a pesar de que "todas las fuerzas de la vieja Europa se aliaron en una santa cacería a este espectro", es porque hay pocos partidos comunistas en Europa y el mundo, que resistieron los cantos de sirena del oportunismo, la institucionalización del reformismo, consolidando todos los días su integración en el sistema del capital.

De una manera gradual, pero firme y resueltamente, el proceso de fusión ideológica de los partidos de la Internacional Socialista con la derecha fue correspondido por la mayoría de los partidos comunistas con el abandono de las posiciones revolucionarias, de la teoría marxista-leninista de análisis de la realidad y de la conquista del poder, con la rendición ideológica al sistema político del capital: la democracia representativa, que no es más que una dictadura del gran capital de fachada democrática.

Y como siempre, en tiempos de crisis y de reflujo de las fuerzas del cambio, surgen las maniobras de diversión.

Los congresos “Portugal, ¿qué futuro?”, y de las “alternativas”

Son ya dos veces que Mário Soares intenta desviar la lucha de masas del antagonismo insoluble entre el trabajo y el capital, intentando integrarla en el sistema: en primer lugar, el Congreso “Portugal, que Futuro”; ahora es el “Congreso de las Alternativas Democráticas.”

Con la valiosa ayuda de los medios, estos eventos intentan desviar la atención de las masas hacia la preparación de medidas, que sin atentar contra los principios fundamentales y los antagonismos estructurales del sistema, son actos festivos que no quitan al pueblo del callejón sin salida. Todo ocurre dentro de límites tolerables por el capital y del estrecho sendero que promete logros inmediatos, con soluciones que nunca ocurren.

Desviar la atención de las masas y defraudar sus expectativas son condiciones necesarias para la desmovilización de la lucha.

Otro objetivo es llevar la lucha a las instituciones del sistema, ya que es más fácil controlarlas y dirigirlas. Los verdaderos problemas y la manera de superar las contradicciones fundamentales del sistema de capital, son esquivados o disfrazados. El objetivo es siempre el mismo: engañar a las masas en el intento de perpetuar la dominación del trabajo por el capital.

El Congreso de Alternativas pretende imponer a Carvalho da Silva como el candidato presidencial putativo en 2016. Para demostrarlo, no era necesario que Vasco Lourenço [1], casi un portavoz de Mário Soares en los temas en que este no quiere poner las manos, diga en declaraciones al periódico I, con una desmesurada falta del sentido de la medida, que «si de este movimiento y del movimiento futuro no fuéremos capaces de encontrar un candidato a Presidente de la República que sea diferente, entonces la sociedad no lograra superar la presente situación».

Para el Bloco de Izquierda, el apoyo conjunto con el PS a Carvalho da Silva [2] es la concreción del sueño aplazado por la derrota de Manuel Alegre en los pasados comicios presidenciales: conectarse con el poder y ganar credibilidad, tal como el CDS, como el apéndice de las «izquierdas» entre los partidos del arco gubernamental ... Como el Congreso que le sirve de lanzamiento, también este largo proceso de candidatura es una medida de «corrección» del sistema dentro de los límites de lo tolerable por la clase dominante y del apretado camino de los logros inmediatos que nunca suceden, pero desvían a las masas de lo esencial en la lucha de liberación de los trabajadores.

La declaración preparada por Carvalho da Silva de que él es un ciudadano portugués, con más de 35 años de edad, y que no renuncia a ninguno de sus derechos políticos, revela su voluntad que deseaba oculta. ¿A qué alternativas puede aspirar Carvalho da Silva con estas personas? ¿No son la mayoría de sus sonados compañeros corresponsables del actual proceso de regresión?

El cónclave ocurrió como lo esperaban. A pesar de la divulgación previa de un proyecto de documento final, las diferencias en el congreso fueran demasiadas y los trabajadores portugueses, al revés de lo que los organizadores querían y Vasco Lourenço decretó, están encontrando en la lucha y en la negación del sistema el camino para su emancipación.

Duró poco el luto Carvalho da Silva por su salida de la CGTP [Confederación General de los Trabajadores Portugueses], en realidad se puede decir que ni siquiera ha habido luto, pero será largo el trabajo de los nuevos dirigentes de la central unitaria, democrática y de masas para el regreso al camino del sindicalismo de clase, independiente, y para deshacer la burocracia sindical, metódicamente instalada en los 25 últimos años, metafóricamente traducida en el brindis con vino de Oporto en la celebración con los representantes del capital por el primer acuerdo en el Consejo de Diálogo Social.

Si hay una lección a aprender de la burocratización, por tan largo tiempo promovida en la CGTP, es que cuando los problemas políticos se resuelven con medidas administrativas en vez de con la discusión inmediata y la toma de decisiones, van resurgir más adelante con redoblada intensidad y peligrosidad.

La crisis 5 años después

En primer lugar, cabe señalar que las evidencias de esta crisis comenzaron mucho antes de 2007, año en que la burbuja inmobiliaria estalló en los EE.UU. y que el PNB-Paribas Investment, en agosto de ese año en París, dejó de pagar los rescates de varios fondos vinculados a las hipotecas de riego, lo que fue seguido de inmediato por otras instituciones financieras, tanto en Europa como en los EE.UU.

Como Istvan Meszaros señala, hace tiempo que «los acontecimientos y desarrollos que se daban (...) testimoniaban de forma dramática la intensificación de la crisis estructural del capital». En 2007, la evidencia irrefutable de esos acontecimientos eran sólo la última pala de tierra lanzada en la euforia del capital, que comenzó con la derrota de la URSS y del sistema socialista europeo.

Otra evidencia era el hecho de que el PIB de EE.UU. había disminuido un 3,8% en el primer trimestre de 2008. A pesar de la evidencia, los bancos y otros especuladores financieros - «los mercados» - irresponsablemente continuaran su acción, y sólo reconocieran la crisis en septiembre.

Pasados 5 años del reconocimiento de la crisis del sistema del capital, es posibles delinear algunas ideas sin ánimo de agotar el tema:

Así, esta no es una crisis financiera, ni de la deuda soberana, ni de los países del Sur, ni de Europa o de los Estados Unidos... Es una crisis estructural global porque va a la raíz del ordenamiento estructural del sistema capitalista, siendo por eso más grave, más profunda y abarcadora que cualquier otra anterior. Se trata de una crisis política, económica, financiera, militar, energética, alimentaria, ambiental, moral, social, cultural ...

A pesar de que nunca en crisis anteriores hubo una tan pronta respuesta de los EE.UU., de Europa y de Japón, con los rescates de billones, lo cierto es que este intento fue como tratar de apagar el fuego con gasolina. Se mantuvo intacta la estructura de los mecanismos especulativos parasitarios, se amplió la crisis de sobre-endeudamiento de los Estados, mientras que estos están a punto de agotar los mecanismos de intervención, sin que los resultados se vean.

Los gobernantes y los epígonos del capital, a veces alegando que había que parar para pensar, porque era imposible que suceda lo que estaba sucediendo! (cito de memoria a un profesor de la Universidad Católica en el periódico Diário de Notícias), a veces abogando por un retorno a Keynes, o volviendo al capitalismo "bueno", a la regulación del capitalismo y de la economía real - presentaban estas intenciones piadosas, que iluminaban la confusión reinante. La verdad es que la tendencia actual de bajada de la tasa de ganancia del capitalismo es muy ancha y profunda.

Hoy, por lo menos el 50% de las ganancias de las empresas no financieras transnacionales procede de la especulación financiera y no de su sector de actividad.

Se puede decir, a pesar de su fracaso comprobado, como bien lo esclarece en Portugal la comunicación de 3 de octubre del ministro de Finanzas, que el neoliberalismo se ha fortalecido con los últimos acontecimientos de la crisis. Lo atestigua el hecho de que la especulación financiera, totalmente desregulada por las políticas neoliberales y la globalización, se ha reforzado con los miles de millones gastados en rescates desde 2007, mientras que los Estados, exhaustos, casi han agotado las posibilidades de intervención, sumidos en la deuda soberana y las muy altas tasas de interés cobradas por la especulativa banca nacional e internacional - «los mercados».

Finalmente esta crisis, al revés de todas las anteriores, por llegar a la estructura de ordenamiento del capitalismo, en su totalidad, no puede ser resuelta con el ordenamiento actual, por lo que su superación sólo puede lograrse mediante la sustitución de este por un ordenamiento alternativo.

La prueba de lo que acabamos de decir, paradójicamente, ha sido dada por el ministro de Finanzas el 3 de octubre, cuando anunció un "enorme aumento" de la carga fiscal sobre la clase obrera.

No hay sido por ceguera política, ni por una fe incondicional en la burrada, que el que el ministro de Finanzas, Vitor Gaspar, decidió el "enorme aumento" de la carga fiscal a los trabajadores. Vítor Gaspar ya sabe que, en el marco de este complejo ordenamiento, el incremento sustancial del gasto público no es una medicina para superar la crisis. Como hemos visto, esta fue la primera reacción de Europa ante la evidencia de la crisis, en 2008, con los resultados que se vieron.

El "enorme aumento" de la presión fiscal sobre la clase obrera y el elogio hecho por Vítor Gaspar de que «el pueblo portugués es la mejor gente del mundo» no es simplemente hipocresía política: el elogio es táctico, pero hipócrita y risible por la transparente impostura con que ha sido dicho.

Como táctica fue la actitud cordial del millonario Alexandre Soares dos Santos (Pingo Doce) cuando con un aire cándido, dijo en la televisión que no está de acuerdo con los salarios de € 500 que el paga a miles de trabajadores, y que considera desafortunadas las declaraciones de António Borges [3], un administrador de su grupo de sociedades por él designado, cargo que acumula con la función de asesor del gobierno PSD / CDS! Es el miedo a la creciente lucha de los trabajadores lo que amansa los discursos de estas «personificaciones» del capital.

Vítor Gaspar no puede, sin negarse a sí mismo, admitir que se trata de una crisis estructural del capitalismo, por lo que no se puede superar con la adopción de decisiones coyunturales, sólo con la sustitución de esta estructura por otra alternativa.

El «enorme aumento» de la presión fiscal es para Vítor Gaspar inevitable. Él se enfrenta con un dilema: aumentar los impuestos sobre la clase obrera o renunciar a la lucrativa defensa del gran capital y dejar fuera las apostillas en que se quemó las pestañas.

Fue su opción de clase la que determinó el "enorme aumento de impuestos" a los trabajadores.

No hay otra salida...

La frase recurrente con que todos los días nos bombardean es de que no hay otra salida, más allá de la política de austeridad, del empobrecimiento de los trabajadores y de la penalización de la economía en beneficio de los bancos y de las grandes empresas. Lo hemos escuchado con el gobierno PS, cuando Sócrates se vio obligado, ante la evidencia de la crisis, a reconocerlo y pedir, con el sombrero en la mano delante de la troika, el rescate de Portugal. Como también hemos escuchado que no hay otra forma al gobierno de Passos Coelho / Paulo Portas (este último dice ahora que es por causa de la emergencia nacional,) desde el primer día en el cargo, nada más olvidar las promesas electorales de campaña.

Si en el PSD y el CDS no es extraña la coherencia con los intereses de clase que representan, con los socialistas, más allá de la contradicción, la idea tiene su toque de ironía: es que los ideales socialistas han surgido, precisamente, como una alternativa a la política de explotación capitalista. Cuando dicen, y lo han dicho en varias ocasiones, que no hay salida, están confesando que ya no tienen nada que ver incluso con el «socialismo de a poquito» de la socialdemocracia, porque también destruyeron las reformas que la existencia de la URSS y los demás países socialistas, los obligaba a ir haciendo.

Como muy bien subraya Albano Nunes en El Militante nro. 319, julio / agosto de 2012, [4] "La cabalgata de la socialdemocracia hacia la derecha neoliberal (que más que una “rendición” fue una decisión consciente y por su expresa voluntad) la acercó, la confundió y en algunos casos la fundió con la misma derecha burguesa, de quien se ha tornado una simples variante». Y un poco más adelante advirtió: «Al tratar de responder a la pregunta ¿Qué es hoy la socialdemocracia?», «Hay una cuestión previa de lucidez y de pura higiene mental: rechazar de plano la caracterización de esta fuerza política como de izquierda y, al mismo tiempo, rechazar “una unidad de izquierda” que en nombre de un pretendido combate a una derecha “ideológica” y “ultra-liberal”, solo serviría para retrasar la necesaria unidad y eludir cuestiones de fondo de la lucha de clases».

En el momento en que, reflejando la intensificación de la lucha de clases y la enorme movilización y crecimiento de las masas en lucha, el Bloque de Izquierda y el PS comparten, de forma no declarada, la puesta en escena de las alternativas de "izquierda", no es una exageración subrayar este importante texto de Albano Nunes, que ha sido publicado en www.odiario.info/?p=2593 [En castellano en www.lahaine.org/index.php?p=31550 ].

Como la estructura interna del poder mantiene, en lo esencial, las mismas relaciones de explotación del capitalismo, la lucha de las masas creció y se expandió a nuevas categorías de trabajadores que, hasta ahora, estaban fuera de la lucha contra la regresión política en curso.

La imitación de la forma burguesa de vida y el consumismo desenfrenado, fomentados desde la estructura del capital a través de bien cuidadas campañas publicitarias, y una marcada desigualdad en los ingresos, han provocado el alejamiento de muchos trabajadores de la lucha de liberación del trabajo, pero en los momentos de crisis profunda y estructural como la que estamos viviendo, se hace evidente lo que los momentos de euforia del capital esconden: lo que siempre identificó los trabajadores era, y sigue siendo, la subordinación estructural del trabajo al capital, y no el nivel de vida de este o aquel trabajador, por muchos que sean, en tal o cual país más desarrollado.

Es la conciencia de que esta realidad está siendo rápidamente aprehendida y de que hay otra salida lo que preocupa a Paulo Portas, a dirigentes y diputados del CDS, y lleva a algunos de los barones del PSD y a cada vez más epígonos del capitalismo a alertar contra el peligro del conflicto social debido a esta destrucción de [lo que ellos llaman] la clase media.

El mundo empuja y avanza…

La situación política ha cambiado significativamente en las últimas semanas. El descontento y la llegada a la lucha de categorías de trabajadores que no participaban en ella, acompañados, también, por nuevas clases y extractos sociales, son señales irrefutables del profundo cambio en las condiciones objetivas y subjetivas habido en las ultimas semanas.

La permanente contestación popular a cada declaración oficial de un miembro del gobierno, los convirtió en rehenes de las consecuencias de su propia política. Los ministros no dejan la seguridad de los gabinetes sin un batallón de policías y guardias de seguridad privados. Tienen miedo del pueblo - el soberano - que dicen representar.

Y la cuestión no es la “compra de un perro" [5], como Mário Soares trató de bromear intentando desviar la atención de la realidad: estamos ante un poder político ilegítimo y un sistema caduco que urge superar.

La cuestión que está planteada es la legitimidad de este gobierno. No se trata de la legitimidad jurídica, plasmada en las leyes formales de la democracia representativa, fórmula tallada como traje a medida del sistema capitalista. La cuestión no es de interpretación del ordenamiento jurídico vigente y de la teoría que le sirve de soporte, ética en su sentido más amplio.

El Presidente de la República no puede fingir que todo sigue igual. Él mismo, ya cuestionado por su inercia y permisividad cómplice con el gobierno, empieza también a huir de la gente. La deshonrosa huida ante el pueblo en las ceremonias del 5 de octubre [6], que tuvo que tener la anuencia de António Costa, Alcalde de Lisboa, y la ruptura de la costumbre, instaurada por él mismo, de abrir el Palacio de Belém [7] a la gente el día que conmemora la implantación de la República, son indicativos de que también Cavaco Silva es consciente de la ilegitimidad del presente poder político, pero no saca del hecho las debidas conclusiones.

Las nuevas condiciones objetivas y subjetivas de la sociedad portuguesa amplían un problema que normalmente no ha tenido respuesta adecuada por parte de las organizaciones de los trabajadores – partidos y sindicatos de clase. No basta negar el capitalismo, hay que presentar soluciones para el futuro y ofrecer explicaciones de las derrotas habidas.

En la guerra de clases no hay huecos ni espacios entre las clases en lucha. Cuando una clase retrocede un paso es porque la antagónica ha avanzado ese mismo paso.

Las nuevas situaciones objetivas y subjetivas indican claramente que solo hay motivos para intensificar la ofensiva, pero esa ofensiva será tanto más eficaz cuanto más amplio sea el conocimiento de en qué etapa está la lucha en Portugal, cuales los objetivos más inmediatos, sin dejar de señalar, como dicen los clásicos, el objetivo final y lo que es necesario para construirlo – la conquista del poder por los trabajadores.

Lisboa, 5 y 6 de octubre 2012


Notas de la Traductora:

[1] Uno de los Capitanes de Abril que, en el verano de 1975, dividieron el Movimiento de las Fuerzas Armadas y, conjuntamente con los demás miembros del “grupo de los nueve”, dirigieron la lucha de los militares contra el General Vasco Gonçalves.
[2] Carvalho da Silva fue Secretario-general durante los últimos 25 años de la Confederação Geral de Trabalhadores Portugueses (CGTP) la Central democrática, independiente y de clase, y salió hace pocos meses, por imposición de una norma aprobada hace cerca de dos años, según la cual no pueden ser dirigentes de los sindicatos personas con más de 65 años de edad.
[3] Economista, ha sido director del Banco Goldman Sachs y director del FMI en la gestión de Dominique Strauss Kahn, dimitiendo con la entrada de Cristine Lagarde.
[4] Albano Nunes es miembro del Secretariado del CC del Partido Comunista Portugués y la revista O Militante es el periódico, bimensual, de «reflexión» del partido.
[5] Dicho portugués: «quien tiene miedo compra un perro».
[6] Fecha de la implantación de la República: 5 de octubre de 1910.
[7] Palácio de Belém es la residencia oficial del Presidente de la República.

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