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Europa :: 05/03/2025

¿Quién mató a Olof Palme?

Anton Ösgård y William Westgard-Cruice
A más de tres décadas del asesinato del primer ministro sueco Olof Palme cerca de un cine de Estocolmo, la policía llamativamente nunca encontró al asesino y el crimen sigue impune

Una noche de invierno de 1986, el primer ministro sueco Olof Palme salió del Grand, un cine Art Déco en el centro de Estocolmo. El estadista internacionalista y líder del Partido Socialdemócrata (SAP) había visto una comedia con su esposa, Lisbeth, su hijo Mårten y la novia de Mårten. Palme y su esposa se separaron de la joven pareja y empezaron a caminar hacia su casa. Después de solo unos cientos de metros, alguien se acercó por detrás de los Palme y les disparó dos balazos. La primera bala entró por la parte posterior del cuello de Olof y le seccionó la arteria carótida. La segunda bala no alcanzó a Lisbeth por muy poco. El autor huyó del lugar antes de que un grupo de peatones llegara y encontrara a su primer ministro desangrándose en la acera. Poco después de la medianoche del 1 de marzo de 1986, Olof Palme fue declarado muerto en el Hospital Sabbatsberg.

Lo que no estaba claro era quién lo había matado o por qué. Al día siguiente del asesinato, la policía recibió un soplo, lo que abrió la primera línea de investigación. Dos mujeres señalaron a Victor Gunnarsson, un hombre de treinta y tres años y antiguo miembro del Partido de los Trabajadores Europeos (EAP), un grupo marginal que había estado durante mucho tiempo bajo la atenta mirada del tristemente célebre Servicio de Seguridad Sueco (SÄPO). El EAP, la rama local del movimiento conspirativo LaRouche, había acusado a Palme de estar en nómina tanto de la KGB como de la CIA.

Dados los numerosos testimonios que documentaban el odio de Gunnarsson hacia Palme, parecía plausible que él fuera el autor. Cuando Gunnarsson fue llevado a interrogatorio, una investigación técnica de las partículas encontradas en su chaqueta indicó que había disparado recientemente un arma, pero no se demostró que fuera el arma homicida. Tras una semana de detención, el sospechoso fue puesto en libertad, quedando bajo estrecha vigilancia de un grupo de trabajo especial. El 16 de mayo de 1987, se cerró la investigación sobre Gunnarsson. Seis años después, su cuerpo fue encontrado en el bosque a las afueras de Salisbury, Carolina del Norte, con dos heridas de bala en la cabeza.

Tras el final de la pista de Gunnarsson, la investigación oficial fue dirigida inicialmente por el carismático detective Hans Holmér, antiguo jefe de policía de Estocolmo. Según el ministro de Finanzas de Palme, Kjell-Olof Feldt, Holmér había sido «premiado» con el trabajo por su lealtad al SAP en dos grandes escándalos políticos. El primero de ellos fue la exposición pública de la vigilancia de los comunistas por parte del aparato de seguridad. El segundo fue el encubrimiento de un memorando condenatorio que el comisario nacional de policía de Suecia, Carl Persson, envió a Palme en 1976. Este documento identificaba al ministro de Justicia de Palme, Lennart Geijer, como un posible riesgo para la seguridad, ya que se le acusaba de haber frecuentado un burdel que empleaba a prostitutas polacas con contactos de la KGB.

Bajo Holmér, la investigación sobre el asesinato de Palme pronto se convirtió en un caos. La atención se desvió de las pistas creíbles y se centró en las conferencias de prensa que celebraban al investigador jefe y sus espectaculares métodos, que incluían el despliegue de aviones de combate en busca del arma homicida. Hoy en día todavía no sabemos quién fue el asesino, pero las numerosas teorías en disputa apuntan a los muchos y controvertidos vínculos políticos de Palme, y a la naturaleza política de la propia investigación.

La cortina de humo

El espectacular giro de la investigación se hizo evidente apenas una semana después del asesinato, cuando Holmér decidió centrar la atención en el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una decisión basada, en el mejor de los casos, en pruebas circunstanciales.

En 1984 y 1985, varios exmiembros del PKK fueron asesinados en Suecia, lo que llevó al gobierno de Palme a clasificar al grupo como organización terrorista. Dado que tanto los asesinatos políticos como esta designación terrorista fueron ampliamente discutidos en los medios de comunicación suecos, el público en general consideró al partido como peligroso y violento. Esta sospecha generalizada sobre el PKK sirvió para legitimar la «Operación Alfa» de Holmér. En la mañana del 20 de enero de 1987, la policía sueca detuvo a veintidós kurdos para interrogarlos, sin una sola prueba. Esto no condujo a ninguna parte y pronto fueron todos puestos en libertad.

En las semanas siguientes, el investigador jefe fue duramente criticado por los fiscales y los medios de comunicación, tanto por incumplir el debido proceso como por hacer afirmaciones sin fundamento de que la investigación se cerraría pronto. En febrero de 1987, un año después de su nombramiento, Holmér cayó en desgracia y fue destituido. Todas las demás pistas reunidas durante su mandato fueron supuestamente colocadas en una caja fuerte en su oficina. Durante su jubilación, Holmér escribió un libro sobre la investigación, lo que le ayudó a iniciar su segunda carrera como exitoso novelista de novela negra.

A pesar de que el gobierno abandonó la pista del PKK, algunos en Suecia todavía creían que el partido kurdo era culpable. Entre este grupo se encontraba el buen amigo de Holmér, Ebbe Carlsson, director de la editorial más grande de Suecia. Con la aprobación extraoficial de los jefes del Servicio de Seguridad de Suecia y de la policía nacional, Carlsson continuó la investigación de Holmér de forma privada. Esto incluyó la intervención ilegal de las comunicaciones de varios miembros del PKK que vivían en Suecia. A través de sus contactos policiales, Carlsson tuvo acceso a documentos secretos, un coche policial encubierto y un guardaespaldas.

La ministra de Justicia, Anna-Greta Leijon, ayudó directamente a la investigación de Carlsson escribiéndole cartas de recomendación para llevar su búsqueda a Gran Bretaña. Allí, Carlsson esperaba seguir una teoría según la cual Irán había orquestado el complot, junto con el PKK, como venganza por la cancelación de Palme de un acuerdo ilícito de armas que habría enviado un sistema antiaéreo sueco a la República Islámica durante la guerra Irán-Irak. Cuando los periodistas empezaron a indagar, las cartas en cuestión se clasificaron rápidamente, pero el daño ya estaba hecho. En 1988, este plan fue descubierto por periodistas de Expressen, lo que provocó la dimisión de Leijon y de varios otros funcionarios del gobierno.

Identidad equivocada

Tras su destitución, Holmér fue sustituido brevemente por su adjunto, Ulf Karlsson, quien a su vez fue reemplazado por Hans Ölvebro en febrero de 1988. Ölvebro, que carecía de la personalidad pública de Holmér, dirigió la búsqueda de un asesino durante otra década, centrándose principalmente en Christer Pettersson, un adicto y alcohólico bien conocido por la policía local, con lo cual se desviaban todas las posibles sospechas sobre la participación de la CIA y el Mossad.

A principios de 1987, la policía había empezado a recibir pistas que sugerían que Pettersson, que ya había sido interrogado al principio de la investigación, se parecía al rostro de los retratos robot de la policía. Pettersson fue llevado a declarar en diciembre de 1988 y alineado ante el hijo de Palme, Mårten. Las películas de estas alineaciones se mostraron más tarde a Lisbeth Palme, quien identificó a Pettersson como el asesino más de dos años después del suceso. En el verano de 1989, Pettersson fue condenado en el tribunal de primera instancia por una mayoría de tres a dos. El sistema judicial sueco es bastante excepcional, ya que los tres «jueces» que votaron a favor de condenar a Pettersson eran «jueces legos», lo que significa que habían sido nombrados por partidos políticos, mientras que los dos jueces que votaron a favor de absolverlo eran aquellos con formación jurídica.

Solo medio año después, la condena de Pettersson fue anulada. La mala conducta de la policía durante el proceso de identificación influyó en su exoneración. Antes de que Lisbeth tuviera la oportunidad de ver las filas de sospechosos, le dijeron que el sujeto era alcohólico. En comparación con los otros hombres de la foto, era obvio que Pettersson encajaba en la descripción.

Esta no fue la única complicación en torno al testimonio de la testigo clave del caso. Lisbeth afirmó que, después del tiroteo, el asesino se había dado la vuelta como si quisiera mirar atrás para ver su hazaña. Más tarde dijo a los investigadores que había visto el rostro del autor en ese momento, pero se negó sistemáticamente a ser grabada durante cualquiera de los testimonios o a participar en la reconstrucción de la escena del crimen. En los años siguientes, Lisbeth dio varias versiones contradictorias sobre la descripción del rostro del asesino. Para añadir aún más complejidad, no dio permiso a los detectives para tomar notas, lo que significaba que tenían que contar sus descripciones del asesino a los dibujantes.

La investigación sobre Pettersson continuó después de su absolución. Cuando Ölvebro fue sustituido como investigador jefe en enero de 1997, Pettersson fue identificado de nuevo como sospechoso clave. La policía y los fiscales intentaron una vez más presentar cargos contra él en 1998, pero el caso fue desestimado por el Tribunal Supremo. En una autobiografía publicada en 2005, la escritora Lillemor Östlin afirmó que un traficante de drogas había conspirado con un agente de policía para que Pettersson fuera condenado y así cobrar una recompensa de 50 millones de coronas.

Sin embargo, las especulaciones continuaron incluso después de la muerte de Pettersson en 2004. En un documental de 2006 emitido por la cadena pública SVT, se volvió a poner el foco de atención en él. El programa concluyó que Pettersson era efectivamente el asesino, pero que, en estado de embriaguez, había confundido a Palme con el traficante de drogas Sigge Cedergren, a quien le debía 12 000 coronas.

Enemigo del Estado

Es notable que nunca se haya llevado a cabo una investigación en toda regla sobre la propia policía sueca, a pesar de que varias pistas apuntaban en esa dirección. Como mínimo, está claro que había un gran contingente de agentes con opiniones extremistas de derecha, muchos de los cuales eran abiertamente hostiles a Palme. Según se informa, algunos celebraron su asesinato con champán.

En 2010, se desclasificaron documentos de la investigación oficial, revelando que agentes de extrema derecha afirmaron que sabían quién era el asesino. Algunos de estos policías habían estado asociados con la llamada Banda del Béisbol de Hans Holmér, un grupo de policías que recorrían Estocolmo con gorras de béisbol, atacando violentamente a la gente.

Destacados críticos como el profesor de criminología y presentador de televisión Leif G. W. Persson se quejaron de que la policía no había tomado esas pistas lo suficientemente en serio. Persson destaca el sentimiento de derecha generalizado dentro de la policía y el ejército, junto con el hecho de que muchos oficiales y soldados veían a Palme como un agente soviético (y al mismo tiempo aman a EEUU). Otro crítico de la investigación, el juez del Tribunal Supremo Göran Lambertz, calificó toda la investigación de «fiasco» en 2012. El juez señaló que una comisión de revisión especializada había pedido una investigación sobre estas tendencias extremistas entre la policía ya en 1999, pero nunca se actuó al respecto.

Quizás aún más convincentes son las teorías que apuntan a que el Servicio de Seguridad está detrás del asesinato, citando el hecho de que Palme no tenía guardaespaldas en esa fatídica noche de febrero. El guardaespaldas de toda la vida de Palme, John-Erik Hahne, había estado con el primer ministro durante el día, pero se fue al anochecer. Según Hahne, Palme había pedido que lo dejaran solo durante el fin de semana para poder dedicar tiempo a escribir discursos. El primer ministro supuestamente le aseguró a Hahne que lo llamarían si fuera necesario.

En 2012, uno de los hijos de Palme dirigió duras críticas al Servicio de Seguridad en el popular programa de entrevistas Skavlan, diciendo que cuando Lisbeth había pedido un guardaespaldas esa noche, no pudo contactar con nadie. Uno de los agentes centrales que trabajaba con Holmér en el caso del PKK, Ingemar Krusell, rechazó esta afirmación, afirmando que el Servicio de Seguridad siempre estaba de guardia. Hahne estuvo de acuerdo, diciendo que «definitivamente no fue así». Sin embargo, ninguna investigación verificó estas afirmaciones, un hecho criticado en la investigación oficial sobre la negligencia policial.

Sudáfrica

Solo una semana antes del asesinato, Olof Palme había pronunciado un apasionado discurso ante el Parlamento sueco en condena del régimen de apartheid de Sudáfrica. El primer ministro, firme partidario del Congreso Nacional Africano (CNA) y de los movimientos de liberación aliados en Namibia, Mozambique y Angola, había sido una persistente espina clavada en el costado del gobierno sudafricano.

Conocido por llevar a cabo asesinatos y secuestros de líderes del CNA en el extranjero, el aparato de inteligencia sudafricano había logrado infiltrarse en algunas de las principales organizaciones antiapartheid de Europa, incluido el Fondo Internacional de Intercambio Universitario (IUEF), respaldado por el gobierno sueco. Uno de los espías implicados, Craig Williamson, fue identificado como sospechoso potencial por el periódico Svenska Dagbladet en 1987, lo mismo que el exoficial de inteligencia sudafricano Eugene de Kock en 1996.

Desde su celda en la prisión de Pretoria, de Kock también nombró a Bertil Wedin, un antiguo agente del Servicio de Seguridad sueco que había sido acusado por un tribunal británico en 1982 de conspirar para entrar en las oficinas londinenses del ANC y de la Organización Popular del África Sudoccidental. Varios investigadores privados y periodistas han intentado vincular la «pista de Sudáfrica» (Sydafrikaspåret) con las teorías que apuntan a elementos de extrema derecha en el Servicio de Seguridad de Suecia y la policía.

Ustacha

Otra teoría apunta a la Ustacha, el grupo fascista croata que se había aliado con los nazis durante la II Guerra Mundial. Con la victoria de los partisanos comunistas y la fundación en 1945 de la República Federativa Socialista de Yugoslavia (RFSY), varias figuras importantes de los ustachas huyeron a Argentina, donde dirigieron una campaña de terror revanchista contra el gobierno de Josip Broz Tito. Esta campaña incluyó el asesinato en 1971 del embajador yugoslavo en Suecia y múltiples intentos de ocupar el consulado yugoslavo en Gotemburgo.

Uno de los asesinos convictos, Miro Barešić, fue liberado de la custodia sueca en 1972 a cambio de los rehenes retenidos por sus cómplices en un aeropuerto de Malmö. Tras huir primero a España y luego a Paraguay, el agente de los Ustachas sirvió más tarde como capitán en el ejército del dictador paraguayo Alfredo Stroessner y como guardaespaldas del embajador paraguayo en EEUU. En 1980, Barešić fue extraditado de EEUU a Suecia para cumplir el resto de su condena de prisión, lo que llevó a algunos a creer que el asesinato de Palme fue un acto de venganza de los Ustachas por encarcelar y perseguir a uno de los suyos.

Traficantes de armas y agentes de la KGB, CIA y Mossad

En 1986, la India realizó la mayor compra de armas en la historia de Suecia, adquiriendo cañones por valor de 8600 millones de coronas suecas al fabricante de armas sueco Bofors. El día del asesinato de Palme, el primer ministro se había reunido con el embajador iraquí en Suecia, Mohammed Saeed al-Sahaf, también conocido como Baghdad Bob. Algunos especulan que fue durante esta reunión cuando se informó a Palme de que se había depositado un soborno de 320 millones de coronas en la cuenta bancaria suiza de un intermediario para que se aprobara el acuerdo de armas.

Esto supuestamente llevó a Palme a contactar a un alto cargo de Bofors, a quien reprendió por su delito. El historiador Jan Bondeson sugiere que, si este acuerdo se hubiera llevado a cabo bajo la supervisión de Palme, habría corrido el riesgo de perder toda credibilidad como «el principal defensor del desarme en el mundo y el árbitro oficial de la ONU en la guerra Irán-Irak». Por lo tanto, algunas teorías proponen que el asesinato de Palme fue ordenado por alguien con intereses en el acuerdo para evitar que el primer ministro lo bloqueara. La transacción finalmente se llevó a cabo el día del funeral de Palme, cuando su sucesor, Ingvar Carlsson, se reunió con el primer ministro indio, Rajiv Gandhi.

Para aquellos que buscan un enemigo más tradicional, otras teorías se centran en Moscú, Eashington y/o Tel Aviv. Como se mencionó anteriormente, algunos creían que Olof Palme era un agente de la KGB y que su asesinato fue producto de la disfuncional burocracia soviética. Esta teoría sostiene que, durante una reunión secreta en Suiza, los agentes de la KGB consideraron la idea de «barrer» a Palme por negarse a seguir las órdenes de sus supuestos controladores del Kremlin. Sin embargo, algo supuestamente salió mal. Aunque los altos mandos de la dirección soviética nunca fueron informados de los supuestos planes, se dice que la orden de matar se introdujo en un ordenador en algún lugar del aparato burocrático de la KGB. Aunque nunca se identificó a los presuntos responsables tanto del complot inicial como del error administrativo, un oficial de la KGB fue interrogado dos veces por investigadores suecos sin obtener nada de ello.

Por razones similares, varias veces se especuló con que la CIA y/o el Mossad fueron los instigadores o ejecutores del asesinato, aunque tanto el gobierno como los medios, muy favorables a Washington, siempre negaron esa posibilidad. Palme no solo era famoso por su oposición rotunda a la guerra de Vietnam, y su posterior apoyo económico al país comunista. También brindo apoyo moral y económico a la revolución cubana, así como a varias organizaciones de liberación palestinas·

El hombre de los anuncios suecos

El Hombre Skandia (Skandiamannen) era el alias que se le dio a Stig Engström, un diseñador gráfico que trabajaba para la compañía de seguros Skandia, cuyas oficinas estaban en la misma manzana que la escena del crimen. Miembro del principal partido de derecha de Suecia, los Moderados, Engström afirmó en las entrevistas con la policía que había estado presente en la escena del crimen, e incluso que había participado en el intento de resucitar a Palme. Considerado en un principio un buscador de atención y descartado como sospechoso serio, el Hombre Skandia fue identificado como el posible asesino en un libro de 2016 titulado El enemigo de la nación. Esta teoría ganó fuerza cuando el hijo de Palme, Mårten, dijo que Engström se parecía a un hombre que había visto fuera del cine y se legitimó aún más cuando otro testigo peatonal afirmó que era «muy posible» que Engström fuera el asesino.

La policía sueca corroboró esta teoría cuando cerró su investigación en 2020, identificando al fallecido Engström como el presunto culpable. Esta investigación «final» fue dirigida por el policía irónicamente llamado Krister Petersson, quien afirmó haber rechazado varias «teorías», centrando la atención en las pruebas contundentes encontradas en la escena del crimen.

Durante la conferencia de prensa en la que se anunció la conclusión, Petersson dijo que «Dado que esa persona [Engström] está muerta, no puedo procesarlo y he decidido abandonar la investigación. En mi opinión, no hay forma de evitar a Stig Engström como presunto autor. Mi valoración es que, después de más de treinta y cuatro años, es difícil creer que una investigación más profunda arroje algo más». Muchos no quedaron satisfechos con esta resolución, y una controvertida serie de Netflix de 2021, The Unlikely Murderer, reavivó el debate sobre la conducta de la policía y sobre quién podría haber sido el autor del crimen.

Cierre del caso

Las conjeturas anteriores constituyen solo una pequeña selección de las docenas, incluso cientos, de teorías que parecen sacadas directamente de una novela de Don DeLillo. Esto se debe precisamente a que Olof Palme fue asesinado en un mundo diferente: el mundo de la geopolítica de la Guerra Fría, en el que Suecia desempeñó un papel muy crítico y, a veces, ambiguo.

Aunque oficialmente no estaba alineada y era una aliada incondicional de varios movimientos de liberación del Tercer Mundo, la Suecia de Palme mantenía relaciones amistosas con los países de la OTAN y algunos buscaban considerarla un miembro no oficial del bloque. Sea cual fuera la relación de Suecia con la OTAN, los Ustachas, la inteligencia sudafricana, la CIA, el Mossad, las fuerzas de extrema derecha del Servicio de Seguridad sueco y los empleados de las compañías de seguros estaban unidos por su intenso odio hacia Palme. Es un mérito de la vida del difunto socialdemócrata que tanta gente pudiera haber querido verlo muerto.

Jacobinlat / La Haine

 

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