R. Dominicana; Obstruida e inconclusa. Bosch y Caamaño

El pasado 25 de septiembre se concretó el primer golpe obstructivo a la revolución democrática gestada en la lucha contra una tiranía trujillista impuesta por el plan expansivo del imperialismo norteamericano.

La aplastante victoria de Bosch en 1962 y la aprobación de la Constitución de 1963, fueron expresiones contundentes de la determinación nacional a favor de una democracia política y social autodeterminada, premisa de la anhelada revolución democrática.

El golpe de estado patrocinado por EEUU, el generalato corrompido, la cúpula de la Iglesia, las derechas y la burguesía dependiente, procuró obstruir por la fuerza ese proceso.

Pero a corto plazo resultó insuficiente ante la formidable impronta democrática que se había gestado en nuestra sociedad. Duró “menos que una cucaracha en un gallinero”.

El contra-golpe militar constitucionalista, el masivo levantamiento civil que le siguió, su conversión en insurrección popular triunfante… no admiten equívocos respecto al inicio de una revolución democrática-popular, a contrapelo de los funestos designios del imperialismo estadounidense y sus socios internos.

El fracaso de la reacción interna fue evidente. En nuestro territorio no existían fuerzas capaces de contener un proceso que ya resultaba mucho más profundo que el propio régimen político democrático depuesto y que la Constitución derogada. Una verdadera revolución, sustentada en el pueblo en armas, configurando un poder popular soberano, estaba en marcha.

De ahí la ocupación del país por el 'army' estadounidense, destinada a obstruir ese proceso con una fuerza superior y a imponer, junto al viejo Estado restaurado, el terror y los procedimientos que posibilitaran un corte prolongado.

La revolución no pudo continuar. Quedó inconclusa: truncada por un enorme poder de contención y captación de gran parte de los actores y sujetos de aquel espléndido y justiciero abril.

Eso explica el devenir contra-revolucionario de las fuerzas dirigentes del PRD y del PLD, como la poda -sangrienta y no sangrienta- de las izquierdas; luego facilitada su cooptación parcial por el colapso de la URSS y del “socialismo real”.

Eso explica 50 años de predominio de las derechas de todos los colores y con todos los camuflajes.

Pero aquella impronta democrática sigue latiendo en medio de la podredumbre del régimen contra-revolucionario surgido de la post-intervención gringa, ahora en el contexto de una crisis de decadencia del lumpen imperialismo actual y frente a un cuadro latino-caribeño y mundial más promisorio.

Esa revolución sigue inconclusa y pendiente, tan pendiente como la pertinencia del contenido de los programas de los Trinitarios/as y Restauradores/as, de los Héroes de Junio, de la Constitución del 63 y de la democracia participativa que encarnaron el gobierno de Caamaño y los comandos del 65.

29-09-2013
La Haine