Revolución cultural es lucidez y es socialismo -a propósito del reciente debate cubano-
¿Cómo permitir que Cuba, un pequeño país que perdió por segunda vez el petróleo — primero el soviético, luego el venezolano — , siga en el centro de atención de la opinión pública mundial por su política sanitaria y su solidaridad internacionalista inquebrantable? Era necesario que se desplazara la agenda de debate internacional sobre la mayor de las Antillas. ¡Que ocurra algo ya!
¡Se necesitaba un «escandalete» en forma perentoria! Y no en el 2021, sino ANTES que «el energúmeno de la Casa Blanca» — como lo denominaba Walter Martínez en TELESUR — entregue el cetro imperial y se reemplacen todos los equipos y estaciones de la contrainsurgencia global.
Sí. Tenía que pasar «algo»… y, enorme casualidad, al fin sucedió. Todo de manera «espontánea», porque así debe ser.
Entonces nos enteramos del «Movimiento» San Isidro y el affaire que lo rodeó.
La cobertura mediática internacional fue automática, como no podía ocurrir de otro modo. Incluso el diario El País de España, baluarte del «periodismo independiente» que durante años hizo silencio frente a la tortura de jóvenes vascos y vascas, participó activamente de la movida con uno de sus colaboradores.