Se consuma la derrota de Arabia Saudita en Yemen
Tras los avances acelerado logrados por las fuerzas de Saná, Washington está buscando "planes alternativos". A su vez, el enemigo israelí está preocupado por los desarrollos de la escena yemenita, especialmente en Marib.
Mientras todos esperan la final de la batalla en Marib, tras los avances acelerado logrados por las fuerzas de Sana hacia la referida ciudad, por su parte, Washington -después de su fracaso diplomático para cesar las batallas a través de su enviado Tim Lenderking- está buscando "planes alternativos". A su vez, el enemigo israelí está preocupado por los desarrollos de la escena yemenita, y especialmente en Marib.
Lo que da más razón a esta teoría es lo que escribió el subsecretario de Estado de EEUU, David Schenker, en un artículo publicado por el Instituto Estadounidense de Estudios Estratégicos en el Medio Oriente, donde expresó: "Es probable que los enemigos de Washington ganen esta guerra más temprano que tarde y controlen los recursos energéticos de Yemen".
En su artículo Schenker, pide a la administración de Biden que "busque un plan de trabajo alternativo con los saudita para armar y organizar mejor al gobierno de Hadi y sus aliados locales, u ordenar al ejército estadounidense que intervenga directamente".
Esto refleja que los estadounidenses están convencidos de la derrota inmediata en Marib y más allá, proporciona una demostración adicional del fracaso de las herramientas regionales y yemenitass, y además refleja un reconocimiento del fracaso de los mismos estadounidenses, que han estado involucrados en la agresión contra Yemen desde el primer día.
Durante las últimas semanas, Washington envió un batallón de aviones a la base del Sultán en Arabia Saudita, y un dragaminas al Mar Rojo, y concluyó un acuerdo de misiles aire-aire con Arabia Saudita por un valor de 650 millones de dólares...
Por lo tanto, EE.UU. no ha dejado ninguna opción sin que la haya tomado contra los yemenitas: bombardeos, asedio y más sanciones, que Lenderking amenaza con imponer contra el país árabe.
En realidad Washington y sus agentes regionales quedaron sin alternativas y opciones. A menos que Schenker pretenda enviar soldados estadounidenses a suelo yemenita, esto representará una nueva ganancia para los yemenitas que están ansiosos por luchar directamente con los estadounidenses para hacer de Yemen un nuevo Vietnam y un nuevo cementerio para los yanquis. Y esto es poco probable después de la derrota de EEUU en Afganistán y su retirada y la propia declaración de Biden de que EEUU no combatirá en nombre de nadie.
Mientras, EEUU, Arabia Saudita y sus mercenarios en Yemen se sienten frustrados, los círculos sionistas se sienten intranquilos, y ellos han estado siguiendo los acontecimientos en Yemen desde 2014 hasta hoy con "profunda preocupación".
Asimismo, fue notable durante los últimos días que los medios israelíes prestaron atención a la batalla de Marib, donde el periódico Jerusalem Post la describió como la piedra angular de la guerra general contra Israel y EEUU.
El interés israelí en dar seguimientos a la guerra en Yemen refleja un temor por parte de la entidad sionista de las fuerzas yemenitas que se encuentran en ascenso y estas fuerzas declararon su hostilidad hacia Israel y anunciaron su disposición a entrar en la ecuación de que "atacar a Jerusalén significaría una guerra regional".
Además, Israel aprende lecciones de la derrota de Arabia Saudita en Yemen, y reconsidera sus cálculos antes de involucrarse en una aventura similar a la aventura saudita, ya sea en Yemen o en cualquiera de parte del Eje de la Resistencia.
Mientras y a pesar de las intensas incursiones, la coalición de agresión no logró frenar el avance del ejército y los comités populares hacia la liberación de la ciudad de Marib, ya que la información que llega desde allá confirma la caída de los sitios y fortalezas más importantes en los alrededores de la ciudad de Maarib en manos de las fuerzas de Saná, y muestra que el ejército y los comités populares lograron durante los dos últimos días liberar el campamento estratégico Umm Reish, además del área de Arak, hasta llegar a Al-Rawdah y controlar partes de los Balukes medios.
Las fuentes revelaron que el Baluk del Norte y el Baluk del Este, y entre ellos el punto de Al-Falaj, y con la importancia estratégica que representan, están bajo el control del ejército y los comités populares. La batalla se acerca cada vez más a la región de sultán Al-Arada en el área de Al-Kara.
Al mismo tiempo que la capital yemenita está logrando avances militares, Sana sigue en las líneas de comunicación y negociación. Mientras, las tribus de Obeida en el distrito de Wadi, los últimos distritos controlados por la coalición de agresión, anunciaron que "no permitirán que la alianza convierta a su país en un campo de batalla". Advirtieron que enfrentarán a quienes intentan arrastrar las batallas a su distrito.
Estos nuevos acontecimientos en los sucesos se producen unos días después de la llegada de grandes delegaciones tribales que llegan a mil 500 combatientes entre ellos jeques y notables personalidades del distrito de Al-Abdiyyah, que fueron recibidos por el líder de la revolución, Abdul-Malik Badr al-Din al-Houthi, quien les dio una cálida y honorable bienvenida, aunque durante las últimas semanas habían estado luchando contra las fuerzas de Sanaa.
Por lo tanto, esta tolerancia y reconciliación demostrada por Al-Houthi y su iniciativa de liberar a sus prisioneros, inevitablemente tendrán fuertes efectos en desmentir la propaganda que se difunde día y noche para demonizar a Ansar Allah y profundizar diferencias y rupturas dentro de las filas nacionales y el frente interno.
Además esto, establecería entre la población en las gobernaciones ocupadas que la coalición, sus herramientas y mercenarios están explotando sus energías en una batalla equivocada y agotando sus derechos naturales de riqueza entre otras cosas.
Frente a estos hechos que fortalecen la presencia y los logros de Saná, y el apoyo popular a sus decisiones y opciones, existe una frustración y un sentimiento de derrota inminente que dominan el otro campo. Y esto fue claramente reflejado en el discurso de los mercenarios, el último de los cuales fue el sultán Al-Arada, y ante él el comunicado de derrota emitido por el Partido Islah y el resto de las partes involucradas del lado de la agresión, quienes culparon a Arabia Saudita de la derrota y la acusaron de "manejar mal la batalla".
* Escritor yemenita.
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