La crisis: Dónde están y hacia dónde van
El gobierno de Irlanda difundió que "está al borde de la quiebra" y este anuncio inmediatamente "agravó la recesión en los países europeos", según los medios burgueses. El país está a las puertas de repetir la situación que desplomó la economía de Islandia. Ambas economías están basadas en el mismo falso supuesto: que no es necesario producir riqueza, basta con apostar la existente en el casino financiero e inmobiliario. La diferencia de estos países con los otros es que llevaron ese falso supuesto a extremos insostenibles, por eso caen antes. No significa que otros no van a caer.
Protagonista de lo que lo medios burgueses presentaron como una sensacional historia de "éxito" en los últimos años, Irlanda -al igual que Islandia, otra historia de "éxito"-, está ahora inmersa en una crisis terminal. A la recesión añade el sector bancario más golpeado por las turbulentas apuestas de sus dueños y un déficit público galopante, causado fundamentalmente por las contínuas "ayudas" -léase utilización del dinero público para pagar las deudas de los burgueses- a ese mismo sector bancario.
En realidad esos medios escondían interesadamente lo que económicamente fue un claro fracaso, de manual: abandono casi total del trabajo productivo para centrarse en el improductivo, la economía financiera y especulativa, que no produce riqueza: sólo redistribuye la existente, concentrándola en pocas manos (siempre las mismas).
Otro tanto hicieron la mayoría de países, aunque en algunos -principalmente en el Estado español o EE.UU., pero también en Irlanda- esto se vio agravado por la especulación inmobiliaria. Este "trabajo" improductivo no sólo no produce riqueza para el conjunto de la gente, si no que destina una buena parte de la riqueza existente a quedarse congelada en edificios que no se utilizan porque se espera que su precio aumente.
Irlanda anunció nuevas inyecciones millonarias y avala la deuda de sus bancos. Y eso es parte del problema: los estados no tienen dinero para tapar los agujeros creados por los capitalistas. Sus malabares financieros fueron tan extremos que la banca irlandesa sigue en caída libre y amenaza con llevarse por delante la solvencia del Estado.
Su déficit fiscal (gastos públicos mayores que ingresos) ya supera el 6% del Producto Bruto Interno (PBI) y llegaría al 11% en 2009. Por esto la calificación crediticia de Irlanda ya fue rebajada: se prevé que el Estado no tendrá dinero para pagar los préstamos que solicita a los organismo financieros internacionales, y las emisiones de bonos del tesoro nadie las quiere.
Mañana te pago
Bruselas empieza a dejar ver que los multimillonarios salvavidas a los dueños de la banca han tenido efectos más bien escasos. Aunque no lo diga claramente, esto se debe fundamentalmente a tres razones:
- Nadie se cree que los estados dispongan de tanto dinero. Los salvatajes se están realizando con pagarés, lo que significa que se van a emitir bonos del tesoro por los montos acordados, con la esperanza de que alguien los compre, cosa más bien remota en este momento. O sea, los banqueros se están salvando con dinero que no existe, y que en último caso en algún momento lo tendrán que pagar los pueblos.
EE.UU., que está en la misma situación ya que nadie quiere comprar sus bonos del tesoro, para su famoso plan de 800.000 millones de dólares ha acudido a una solución tramposa ya utilizada en 2007: se está comprando a sí mismo los bonos. Ante la pregunta obvia de con qué dinero los compra, la respuesta más plausible sugiere que es con dinero recién impreso, es decir, dinero sin respaldo, dinero sin valor real alguno ( http://www.lahaine.org/index.php?p=36087 ).
- Las apuestas en bolsa y en el mercado inmobiliario de los banqueros fueron demasiado fuertes, y los efectos van llegando espaciados en el tiempo, a medida que vencen las obligaciones o se derrumban otros bancos y financieras que habían ofrecido gangas para atraer las apuestas de esos banqueros. Esto hace que las ayudas de hoy mañana ya no sirven.
- Los banqueros utilizan el dinero de los salvavidas estatales para cubrir sus pérdidas personales y de los accionistas más fuertes, y no para dar créditos a la industria o asegurar los depósitos de los clientes. Con lo cual la crisis va a continuar y seguramente a empeorar.
La comisaria de "Competencia" de la UE avisó que la eurozona deberá "tomar decisiones duras sobre reestructuraciones o posibles liquidaciones controladas. Y estas decisiones deberán adoptarse muy rápidamente". En cristiano esto significa que lo que hasta hace poco era el mayor pecado de un gobierno neoliberal (estatizar, ya que el mercado con su eficiencia resuelve todos los problemas) ahora se intenta vender como el único remedio.
Pero también puede apuntar no sólo a liquidaciones controladas de bancos, si no de países. Ante la crisis provocada por sus apuestas irresponsables, el capitalismo vuelve a su esencia: la ley de la selva, el sálvese quien pueda, la ley del más fuerte. En este caso, el más fuerte es Alemania y su cohorte de países eficientes. Hay que salvar el euro, aunque caigan países "amigos".
Alemania se niega a ayudar a los países de segundo nivel
El ministro de Finanzas de Alemania, Peer Steinbrück, reclamó que los socios fuertes del bloque no asistan a países con problemas, que podrían caer en mora, y afirmó que Irlanda es un país "muy difícil". Seguramente se refería al rechazo del pueblo irlandés al tratado europeo, factura que le van a hacer pagar ahora.
El comisario de Asuntos Monetarios de la UE, el ex-candidato presidencial por el PSOE Joaquín Almunia, siempre en línea con las preocupaciones alemanas, advirtió que Irlanda, Grecia, España, Francia y Malta, de la zona euro, más Letonia, que no pertenece al bloque regional, tienen déficit públicos excesivos (el tope de Maastricht es 3% del PBI).
En España, a pesar de las reiteradas declaraciones de que "estamos mejor preparados que otros países para soportar la crisis", declaraciones que también realizaban los ministros islandeses e irlandeses, la situación es crítica. Standard and Poor's (Estándar y Pobres, el sector de la bolsa de Nueva York que se encarga de las empresas y países de segundo nivel) revisó recientemente a la baja su calificación de la deuda de España, Grecia y Portugal, lo que obliga a estos países a pagar tasas de interés más altas en los préstamos para financiar su déficit.
Como consecuencia de esta situación, la brecha de las tasas de interés entre países de la Eurozona nunca ha sido tan elevada, lo que da argumentos a los germanos para afirmar que "esto pone a prueba la Unión Monetaria, uno de los fundamentos de la UE". Mientras que Alemania mostraba este jueves una tasa de interés para préstamos a 10 años de 3,04%, la de Irlanda era de 5,54% y la de Grecia de 5,88%. Fuera de la zona euro, en el este de Europa, la de Polonia llegaba al 6,12% y la de Hungría a cerca del 12%.
El Tratado de Maastricht impide que el Banco Central Europeo (BCE) o un determinado país acuda al rescate de otro en caso de quiebra; el BCE, dominado por Alemania, muestra claramente que no tiene interés en salir al rescate de los Estados de segundo nivel y la Comisión Europea no tiene derecho, según los tratados de la UE, a pedir fondos en los mercados. Para completar, la idea de "euro-obligaciones" -préstamos a Estados suscritos por varios países para compartir el riesgo-, permanece bloqueada por Alemania, que se resiste a "pagar por los otros".
Crear dos, tres euros
La incertidumbre se ha hecho notar: el euro en poco tiempo pasó de 1,60 a 1,26 dólares, cosa que preocupa a los alemanes ya que entre otras cosas, esto implica que se necesitan más euros para comprar combustibles, materias primas y todo lo que en el mercado internacional se vende en dólares. Para evitar que el euro se siga depreciando, arrastrado por la caída de los países de segundo nivel, es que se empieza a hablar de dos o más euros.
En Alemania, los planes de rescate de burgueses también delatan un cuadro complicado que sigue la tónica general: sálvese quien pueda. Y reafirman la opinón de los analistas de que el dinero del BCE está para ayudar a los fuertes. El gobierno de la canciller Angela Merkel aprobó una enmienda que da luz verde a la nacionalización temporal de bancos que estén al borde de la bancarrota, para lo que va a necesitar mucho dinero, y dinero con valor.
Importante la aclaración de "temporal": la privatización de los servicios públicos que dan ganancia es definitiva, pero la estatización de los bancos es temporal. O sea que cuando la situación económica mejore, los bancos se devolveran a sus dueños, que así no habrán tenido que pagar de su bolsillo los desastres que hicieron con el dinero de los clientes. Cuando hay pérdidas las paga el estado; cuando hay beneficios se los llevan los banqueros.
Con todos estos datos, empieza a estar más clara la que se atribuye como intención de Alemania: mantener un euro fuerte en los países del norte, incluyendo seguramente a Holanda, los países nórdicos y alguno más, y dejar a su suerte o crear un euro de segunda categoría en el resto. O quizás tres euros: fuerte, medio -para Francia, España, Italia, Inglaterra, etc.- y débil para Irlanda, Grecia, Portugal y los países del Este europeo.
Ahora se ha puesto de moda, desde la izquierda a la derecha, hablar de que la crisis ofrece oportunidades. Alemania ya las está viendo. Se quita el lastre de las ayudas de la UE a los países de menor nivel económico, pero que van a seguir siendo mercados cautivos, y con el euro fuerte puede comprar en el mercado internacional en mejores condiciones y continuar como actor de primer nivel en la economía mundial, sobre todo ahora que el dólar se debilita. Y soñar con que un día sea la moneda de referencia (el Reich que duraría 1.000 años...)
Muchas de las ideas expuestas en este texto provienen del seminario impartido por Wim Dierckxsens del 13 al 16 de febrero de 2008 en la Universidad Luterana de El Salvador.
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