Seis tesis sobre concienciación antifascista
[Nota. Tesis escritas para el libro Comunicación Liberadora, publicado por la Universidad Internacional de las Comunicaciones, Venezuela, 2025.]
¿Cómo anular la efectividad de la propaganda nazi-fascista? ¿Cómo combatirla desde dentro de la vida cotidiana de los pueblos y clases trabajadoras enfrentadas a ese monstruo fríamente astuto que sabe generar miedo social concreto y difuso, reaccionario en su misma esencia y en sus múltiples expresiones? ¿Cómo enfrentarle una intercomunicación multidireccional democrática sostenida en la praxis liberadora del pueblo, praxis que le dota de unidad, cohesión y estrategia? Dada la brevedad de este texto, vamos a exponer telegráficamente seis tesis a debate.
Una, la propaganda fascista es una mezcla interesadamente desordenada de lógica formal, sentido común reaccionario, adoctrinamiento autoritario y soflamas irracionales. Esta mezcla apenas accesible a la razón, impermeabiliza bastante al fascismo ante las críticas democráticas y revolucionarias porque hace casi imposible toda conversación y debate con mínimas reglas de entendimiento y porque acoraza la subjetividad de los fachas ante la fuerza de la razón. Sólo cede posiciones frente a derechas igualmente reaccionarias pero pragmáticas y oportunistas, que negocian con fracciones burguesas para ir aumentado su poder hasta el día de la victoria.
Dos, la mentira, la media verdad, la manipulación sutil o descarada son inherentes al adoctrinamiento fascista. Hablamos de adoctrinamiento y no de comunicación, y menos aún de intercomunicación, porque el primero es autoritario, dogmático y unidireccional de arriba abajo, lo que facilita su arraigo en las cadenas mentales consustanciales a la ideología burguesa dominante. El fetichismo de la mercancía blinda el adoctrinamiento frente a la conciencia crítica que sabe que sólo la dialéctica de la unidad y lucha de contrarios ilumina y acaba con el irracionalismo. Pero la simple comunicación no produce esa lucidez radical necesaria para romper las cadenas. Sí puede lograrlo la intercomunicación horizontal basada en la praxis cotidiana de las masas táctica y estratégicamente orientada hacia el socialismo.
Tres, decimos que el pueblo sí puede lograr victorias o sufrir derrotas porque se trata de un combate abierto, permanente en el que las tablas y los descansos duran muy poco, ya que se reanuda casi al instante: es dialéctica pura. La intercomunicación popular debe estar viva, ser creativa y autocrítica. Las organizaciones y movimientos sociales, las comunas, los sindicatos y colectivos revolucionarios tienen un papel decisivo en la interacción entre clase, pueblo y organización. También los tienen los medios de prensa consecuentemente democrática, sobre todo la socialista porque su función es la de divulgar a los cuatro vientos la síntesis teórica de todas las experiencias de la lucha popular antifascista.
Cuatro, la síntesis teórica es además de ser vital, debe ser dialéctica, es decir, buscar y encontrar la unidad de contrarios entre socialismo y fascismo, entre independencia e imperialismo, entre emancipación de la mujer trabajadora y patriarcado, entre derechos etno-nacionales y racismo... entre libertad y opresión. Cada una de estas formas de contrarios unidos debe exponer abierta y sucintamente, en lo esencial, la alternativa sociopolítica antifascista que surge de esa contradicción, es decir, debe explicar cómo la emancipación de la mujer trabajadora no sólo es la simple negación del patriarcado, sino que avanza a la segunda negación, es decir a la emancipación de la mujer como conquista esencial para el socialismo y la independencia antiimperialista: pura dialéctica de la negación de la negación, y así con todo.
Cinco, dado que la ideología burguesa y por tanto la fascista que es su expresión extrema, se sustenta sobre el sentido común y la lógica formal, dado que por ello esa ideología es incapaz de encontrar los gérmenes del futuro en las contradicciones del presente, siendo este reducido a una mera adaptación conservadora del pasado a las necesidades del capital, teniendo esto en cuenta, el antifascismo debe mostrar con los hechos que cualquier victoria o derrota en el hoy prefigura el mañana, el futuro socialista si se trata de victoria o el futuro capitalista si se trata de derrota. Esta tesis es decisiva porque el pueblo obrero, además de que aprende con la praxis, comprende que su felicidad depende de las conquistas materiales y morales concretas, que aumentan su poder de clase. La historia confirma una y mil veces que la lucha de clases ofensiva es la única manera de derrotar al fascismo.
Seis, lucha ofensiva significa prefigurar el socialismo, la sociedad futura, en cada combate particular y en todos en conjunto. Aquí también la dialéctica nos facilita el camino porque, primero, su ontología nos explica qué es el capitalismo, cuáles son sus debilidades. Segundo, su epistemología nos explica cómo derrotarlo mediante la unidad de la mano y la mente, de la teoría con la práctica. Tercero, su capacidad investigativa nos enseña cómo entrar en cada faceta, en cada parte del todo analizándolo en su particularidad y en su singularidad. Cuarto, su capacidad de totalización, de reconstrucción sintética de su unidad nos permite saber cómo destruir la identidad y la esencia del fascismo en el avance socialista, una garantía de que desaparezca para siempre en el basurero de la historia. Quinto, además su exigencia inmisericorde de autocrítica nos lleva a corregir nuestros errores y negligencias, a superar nuestra vagancia mental. Y sexto, su método lógico-histórico nos exige ordenar lo aprendido para que su explicación a las clases y naciones explotadas sea lo más pedagógica posible.
La intercomunicación antifascista es la dialéctica del poder proletario, aprender y enseñar en la misma lucha cómo construimos el futuro poder popular con la instauración de la propiedad comunista de las fuerzas productivas, logro inconciliable con la burguesía y con su perro de presa, el fascismo.
EUSKAL HERRIA, 19 de octubre de 2024