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Europa :: 16/09/2022

Situación explosiva en Europa

Manlio Dinucci
El fin de la comercialización del gas ruso que Occidente trata de imponer abarcaría ‎no sólo los gasoductos Nord Stream sino también el TurkStream

Así que todas las presiones se enfocan ahora contra Serbia, país por donde pasa este tercer gasoducto y que espera sacar provecho de la actual coyuntura.

Las sanciones occidentales contra Rusia impiden a Gazprom mantener en funcionamiento el Nord Stream 1, único gasoducto que aporta el gas ruso a Alemania desde que Berlín prohibió la apertura del Nord Stream 2. El Kremlin hace saber que:

«Las sanciones impuestas por la Unión Europea, Reino Unido y Canadá han interrumpido el cronograma de mantenimiento técnico de los componentes de la turbina que garantizaba el bombeo.»

La estrategia de EEUU y la OTAN es evidente: impedir que Europa reciba el gas ruso a bajo precio cuyo suministro estaba garantizado en los acuerdos a largo plazo que ya estaban firmados con Rusia.

Eso obligará los consumidores europeos a recurrir al mercado para comprar gas, pagándolo al contado y a precios mucho más altos determinados por la Bolsa de Ámsterdam, que hoy es propiedad de una gran firma financiera estadounidense.

En este momento, el único gasoducto que sigue bombeando regularmente gas ruso hacia Europa es el TurkStream, a través del Mar Negro y de los Balcanes. Hungría, país que se opone a las sanciones de la Unión Europea contra Rusia -a pesar de ser miembro de la Unión Europea y también de la OTAN-, ha firmado con Gazprom un acuerdo a largo plazo para recibir a través del TurkStream y desde Rusia el 80% del gas que necesita.

Pero en los Balcanes existen -sobre todo contra Serbia, por cuyo territorio transita el TurkStream- crecientes tensiones que la OTAN alimenta (como siempre, para favorecer al gas y las ilusiones de unipolarismo de EEUU) y que pudieran desembocar en una paralización de ese último gasoducto que todavía sigue transportando gas desde Rusia.

Esta situación es parte de un escenario político-militar que se hace cada día más explosivo. Tanto que la nueva primer ministro británica Liz Truss se declara incluso «dispuesta a utilizar las armas nucleares».

Otro peligro surge del hecho que las fuerzas ucranianas -armadas, entrenadas y de hecho dirigidas por la OTAN- siguen disparando -con el armamento entregado por la OTAN y la Unión Europea- contra la central nuclear de Zaporoyia, actualmente bajo control ruso, con lo cual Kiev pone toda Europa en peligro de tener que pasar por un nuevo Chernobil.

El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) advierte:

«Con la central nuclear de Zaporiyia se está jugando con fuego y algo mucho, mucho más catastrófico podría suceder.»

iL Manifesto

 

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