Trabajadores de Volkswagen dan duro golpe a política antisindical en EEUU
El viernes pasado los trabajadores automotrices del sur de EEUU festejaron hasta entrada la noche. Tras varios intentos fallidos durante los años previos finalmente los trabajadores de la planta de Volkswagen en Chattanooga, Tennessee, votaron por amplia mayoría formar parte del sindicato United Auto Workers (UAW). Esa fábrica era la única de la firma Volkswagen en el mundo que no estaba sindicalizada. Esto se debe a la férrea política antisindical que existe en varios estados del sur de EEUU y que es apoyada activamente por los empresarios y gobernadores.
El triunfo de los trabajadores el viernes pasado significa un duro golpe a esa política antisindical y la ola de organización ahora puede extenderse a la fábrica de Mercedes Benz, que es la próxima en ir a un proceso de votación en el estado de Alabama.
Tormenta sindical en el sur
La votación de tres días sobre la sindicalización en Volkswagen terminó el viernes pasado, con una victoria abrumadora del sindicato, 2.628 a favor y 985 en contra. Se trata de la primera vez que los trabajadores de una planta automotriz de propiedad extranjera en el sur del país se sindicalizan. La votación en Chattanooga fue la primera de una ambiciosa campaña lanzada por el sindicato UAW que busca sindicalizar a 13 fabricas incluidas VW, Mercedes, Tesla, BMW, Toyota, Nissan y Hyundai, con un total de 35 plantas aún no organizadas en todo EEUU. Esta campaña comenzó luego de la enorme huelga que el sindicato llevó a cabo en septiembre del año pasado contra las “tres grandes” empresas automotrices de Detrito, que son las históricas: Ford, General Motors y Stellantis (Jeep).
La próxima votación de sindicalización programada del UAW será en la planta de Mercedes Benz en Alabama, donde 5.000 trabajadores votarán del 13 al 17 de mayo. La empresa ya lanzó su campaña antisindical y un alto funcionario dijo en un comunicado a los trabajadores: “No creo que el UAW pueda ayudarnos a ser mejores”. Lo interesante de este proceso es que, reconocido por el propio sindicato, no fueron los dirigentes los que organizaron el proceso de votación sino los trabajadores de base los que impulsaron la recolección de avales para abrir el proceso de sindicalización, que es EEUU se requiere por ley.
Antes del triunfo en la planta de VolksWagen los gobernadores de Tennessee, Alabama, Georgia, Mississippi, Carolina del Sur y Texas emitieron una carta conjunta denunciando al sindicato por tener “intereses propios, que buscan entrar en nuestros estados y amenazar nuestros empleos”, en un último intento por evitar la derrota que finalmente sufrieron días después.
Todos estos estados, y varios más en todo el país, han aprobado hace tiempo la ley conocida como Right-to-work (derecho al trabajo), que a pesar de lo confuso de su nombre tienen el objetivo de prohibir la afiliación sindical y la cuotas sindicales obligatorias, con el argumento de que la organización es mala para los trabajadores y que cada uno tiene que negociar en forma individual sus derechos con las empresas donde trabajan.
El revés por el triunfo en Volkswagen es tan grande que gobernadores y empresarios están desesperados. Ahora buscan profundizar el camino de la prohibición con todo tipo de amenazas, pero la ola de sindicalización ya está en marcha e incluye el enfrentamiento con empresarios duros como Elon Musk, que hasta el momento ha impedido que los trabajadores en sus plantas de EEUU puedan organizarse.
Esa lucha recién comienza porque incluye también al plan de transición hacia la producción de vehículos eléctricos que puede implicar despidos masivos y la proliferación de empleo precario, para lo que es necesario no solo la organización a nivel nacional sino la coordinación con otras plantas tanto en México, como en Asia, que están directamente relacionadas con la cadena de producción general. Además, en ese proceso también será necesario un duro escrutinio de parte de los trabajadores sobre la dirección del sindicato que, a pesar de los recientes triunfos, tiene una larga historia de entrega de las conquistas obreras, que es lo que motorizó las luchas contra las tres grandes en Detroit el año pasado.
El resultado de esta votación también buscó ser capitalizado por Biden, en medio de un año electoral. El anciano mantiene aceitadas relaciones con el presidente del sindicato UAW, Shawn Fain, y ya había aparecido el año pasado en uno de los piquetes en Detroit, tratando de aparecer como “amigo de los trabajadores”, para quitarle ese perfil de campaña a Trump, aunque solo unos meses antes había prohibido por ley que los trabajadores ferroviarios pudieran hacer huelga.
Durante más de 50 años el sur de EEUU ha sido un lugar atractivo para las empresas automotrices extranjeras, a las que ofrecían exenciones fiscales y mano de obra más barata y no sindicalizada. El “terremoto” generado por victoria en Tennessee, la primera en décadas, amenaza empezar a quebrar la férrea política antisindical del sur del país.