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EE.UU. :: 31/08/2018

Trump, el Pentágono y el establecimiento

Fred Goldstein
Un análisis marxista es necesario para desentrañar las complicadas relaciones políticas dentro del régimen de Trump

11 de agosto – La última ronda de sanciones de EEUU contra Rusia ilustra cómo el Pentágono y sus aliados en el gobierno capitalista se están moviendo independientemente del presidente de los EEUU para socavar su diplomacia personal cuando entra en conflicto con los objetivos militares.

Por razones que son motivo de mucha especulación, Trump ha intentado realinear la política exterior imperialista de los EEUU para incluir un acercamiento con Rusia. Lo ha hecho desde que comenzó su campaña electoral. Este intento de realineamiento se expresó dramáticamente en la cumbre en Helsinki de Trump-Putin en julio.

No se equivoquen, Donald Trump no es partidista de la paz. Es belicoso, beligerante y un belicista impulsivo cuando le conviene. Es un bravucón en las relaciones internacionales, así como un promotor autoritario del racismo, el sexismo y el fanatismo aquí en EEUU.

Trabajadores despedidos de la Huerta Sarbanand marchan para exigir sus derechos laborales en Estado de Washington.

Trump alimenta la máquina de guerra

Trump ha hecho mucho para alimentar la máquina de guerra del Pentágono. Él ha dado aumentos récord de presupuesto a los generales, con el presupuesto militar de 2019 oficialmente superando los $716 mil millones. Ha autorizado la modernización de armas nucleares. Ha financiado aumentos en aviones de combate, buques y tropas. En resumen, ha hecho todo lo posible para mantener el complejo militar-industrial satisfecho y a bordo con su administración.

“El aumento en el gasto militar es uno de los más grandes en la historia moderna de EEUU, brincando un 9,3 por ciento desde 2017 hasta 2019”, según Todd Harrison, director de análisis presupuestario de defensa en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un grupo de expertos “. (Washington Post, 10 de junio)

Esto marca un aumento de $136 mil millones solo del 2017 al 2019.

Mientras tanto, las masas están perdiendo su cuidado de salud, su cuidado infantil, sus cupones de alimentos y su vivienda mientras sufren de pobreza, desempleo y subempleo. Pero Lockheed Martin, Boeing, Raytheon, United Technologies, Northrop Grumman y otros comerciantes de la muerte se están atragantando de ganancias.

El Pentágono todavía domina la política de los EEUU

Tal vez Trump pensó que su generosidad con los generales y almirantes mantendría al Pentágono y al alto mando sincronizados con su diplomacia personalizada. Pero no.

En cuanto a suavizar las cosas con Rusia, el Pentágono no lo va a permitir. Los aliados derechistas de los militares en su administración, el consejero de Seguridad Nacional John Bolton y el secretario de Estado Mike Pompeo, han subvertido la diplomacia personal de Trump.

Por ejemplo, Pompeo y el Departamento de Estado recientemente notificaron al Congreso que la administración sospecha que Rusia está detrás del envenenamiento de dos ex espías rusos en Inglaterra con un agente químico en marzo pasado, ¡hace seis meses!

Washington afirma que Moscú violó la Ley de Control de Armas Químicas y Biológicas y el Acta de Eliminación de Guerra de 1991. Este es el acta que el imperialismo estadounidense usó contra Siria y la República Popular Democrática de Corea y que ahora usa contra Rusia.

Las sanciones impuestas a Rusia implican cientos de millones de dólares en los denominados productos de “doble uso” que hipotéticamente podrían utilizarse con fines militares. Sanciones más draconianas que niegan el acceso de los bancos rusos a los mercados de EEUU si Rusia no prueba que ya no usa armas químicas -una acusación que Moscú niega enérgicamente- se impondrán en 90 días.

Saboteado acuerdo DPRK-Trump

Trump se ha aprovechado de las propuestas diplomáticas de Kim Jong Un, líder de la República Popular Democrática de Corea y del Partido de los Trabajadores de Corea. Kim intentó apaciguar la crisis en la Península Coreana ofreciendo reunirse para discutir la desnuclearización. Trump aceptó la invitación y promovió una reunión cumbre bilateral celebrada en Singapur el 12 de junio.

Trump estaba tratando de alcanzar un estatus “histórico” al poner fin a la crisis. Cuando regresó, habló sobre la finalización de la Guerra de Corea y mencionó un posible tratado de paz para finalmente poner fin a la guerra, iniciada allá por junio de 1950. Los combates finalizaron en agosto de 1953 con un acuerdo de cese al fuego, pero EEUU nunca había acordado incluso discutir un tratado de paz formal.

De hecho, Trump canceló los ejercicios de guerra anuales llevados a cabo por los militares de los EEUU y Corea del Sur que ejercían presión militar con el objetivo de derrocar a la RPDC.

Sin embargo, desde la cumbre de Singapur, prácticamente toda la clase dominante de los EEUU, los medios y las fuerzas armadas han intentado socavar el proceso para poner fin a la Guerra de Corea. Estos llaman a los líderes de la RPDC mentirosos en quienes no se puede confiar. Últimamente han clamado por mayores sanciones porque ya el Norte no se “desnuclearizará”.

EEUU se niega a firmar un tratado de paz

Hay una explicación simple de por qué el proceso de desnuclearización no ha comenzado.

Dos prestigiosos periodistas del imperialista New York Times, David Sanger y William Broad, admitieron en un artículo del 10 de agosto que Washington ha incumplido las promesas hechas durante la cumbre de Singapur y en conversaciones posteriores:

“El jueves [9 de agosto], el periódico estatal norcoreano, Rodong Sinmun, calificó la declaración del final de la guerra como “la demanda de nuestro tiempo” y que sería el “primer proceso” en avanzar hacia el cumplimiento del acuerdo del 12 de junio entre el Sr. Trump y el Sr. Kim. Pyongyang también quiere que comiencen las conversaciones para el tratado de paz antes de detallar su arsenal”.

En otras palabras, los halcones reaccionarios de la administración Trump y los militares deliberadamente sabotean la condición previa para la desnuclearización que Trump, y tal vez Pompeo, debieron haber aceptado verbalmente, que las conversaciones comiencen primero sobre un tratado de paz para poner fin a los ahora 68 años de la guerra del imperialismo estadounidense antes de que la RPDC haga un inventario de sus armas nucleares. Por lo tanto, la derecha ahora está tratando de revertir la diplomacia de Trump en Corea.

OTAN y Bolton

Otro ejemplo de que los militares van alrededor de Trump ocurrió cuando, antes de la reunión de la OTAN el mes pasado, el asesor de seguridad nacional de Trump, el militarista derechista John Bolton, envió instrucciones a los ministros de defensa imperialistas europeos para que elaboraran una declaración conjunta antes de que Trump llegara a la reunión. Su objetivo era evitar que Trump estallara la reunión con su hostilidad hacia la OTAN.

Un artículo del New York Times del 9 de agosto detallaba cómo Washington trabajó con Bruselas para establecer un acuerdo por el cual Europa se comprometió a proporcionar 30 batallones de tropas, 30 escuadrones de aviones y 30 buques listos para batallar para el 2020. El objetivo de este acuerdo era prepararse para una guerra de la OTAN con Rusia.

Un Comando del Atlántico Norte se iba a establecer en Norfolk, Virginia, para estar listo para tal guerra. El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, reforzó la directiva de Bolton durante una reunión de embajadores el 4 de julio. Para la llegada de Trump a Bruselas, ya todos los acuerdos habían sido acordados. Por lo general, estas ofertas se discuten al final de dichas reuniones.

Convergiendo contra China

El Pentágono está llevando a cabo maniobras de guerra provocadoras contra la República Popular de China. La Marina ha estado enviando buques de guerra a 12 millas de las islas chinas en el Mar del Sur de China, y el 10 de agosto EEUU voló un avión espía. Un equipo de CNN estaba a bordo del avión grabando los eventos.

“Durante el vuelo, la tripulación recibió seis advertencias por separado del ejército chino, diciéndoles que estaban dentro del territorio chino. … ‘Salga de inmediato y manténgase alejado para evitar cualquier malentendido’, dijo una voz. Y cada vez la Marina enviaba el mismo mensaje: “Soy un avión naval inmune soberano de los EEUU que realiza actividades militares legales más allá del espacio aéreo nacional de cualquier estado costero”.

Eso significa que a unas 6.000 millas de distancia de los EEUU y a menos de 10 millas de China, el Pentágono reclama “inmunidad soberana”.

El punto es que esta provocación ocurre al mismo tiempo en que Trump abrió una guerra comercial con China. En este caso, su política económica agresiva está en sintonía con la política militar del Pentágono, por lo que no hay sabotaje por ninguna facción.

Trump, el marxismo y el estado

Un análisis marxista es necesario para desentrañar las complicadas relaciones políticas dentro de la administración Trump y con el Congreso. Según Marx, el gobierno capitalista es el comité ejecutivo de la clase dominante.

Esa verdad aún se mantiene. Pero ese comité ejecutivo de ninguna manera es políticamente homogéneo o unificado. De hecho, cuanto mayor es la crisis en el imperialismo y el capitalismo, mayores son las divisiones dentro del gobierno y dentro del mismo estado.

La presidencia de Trump en sí es un reflejo de la crisis del capitalismo. A pesar de que perdió el voto popular por 3 millones, todo su ascenso político se basó en la desmoralización política de una sección de las masas y la bancarrota de la dirección corporativa del Partido Demócrata. Después de votar por Obama en 2012, millones de personas huyeron para votar por Trump en 2016. Entre las/os votantes había muchos que habían apoyado la candidatura de Bernie Sanders en las primarias, pero luego cambiaron a Trump.

Ahora se desata una guerra civil dentro del liderazgo del Partido Demócrata sobre cómo superar esta bancarrota. Pero, en cualquier caso, no hay nada que los líderes del Partido Demócrata puedan hacer para eliminar la crisis del capitalismo, que es la raíz del problema.

Trump apeló a la ira después de años de reducción de salarios y socavación de los sindicatos. Al mismo tiempo, atacó los reveses del imperialismo en el exterior, incluido el intento fallido de apoderarse completamente de Ucrania en 2014. Su elección es parte de una ola racista y anti-inmigrante generalizada en todo el mundo capitalista, incluyendo Europa.

Nombramientos de derecha rompieron coalición de Trump

Trump fue un total extraño que triunfó sobre el establecimiento republicano. Al principio, su gobierno era una coalición entre ese establecimiento y la extrema derecha. Con el tiempo, Trump expulsó a las figuras del establecimiento que podían decirle que no: Rex Tillerson, ex CEO de ExxonMobil, que había sido su secretario de estado; Gary Cohn, ex CEO de Goldman Sachs, quien fue su principal asesor económico; y el general H.R. McMaster, su asesor de seguridad nacional.

Los reemplazó con derechistas antisistema: el Consejero de Seguridad Nacional John Bolton, el Secretario de Estado Mike Pompeo y el Asesor Económico Jefe Larry Kudlow.

Trump pensó que ahora era libre de seguir con su programa para revivir las fortunas del imperialismo. Su programa era retirarse del Acuerdo de París sobre el medio ambiente; retirarse de la Alianza Trans-Pacífica; intimidar a la OTAN a someterse; abrir una guerra racista contra las/os trabajadores inmigrantes; alinearse con las fuerzas antiinmigrantes en Europa; volar el tratado nuclear de Irán; librar una guerra comercial con China y otros países; destruir y renegociar el TLCAN, etc.

Por supuesto, su programa está en desacuerdo con la política tradicional de la clase dominante de mantener alianzas con el imperialismo europeo, mientras mantiene a estos aliados en subordinación. El establecimiento es en gran medida hostil a la República Popular de China, a Irán y unificado en su oposición a Rusia. Pero incluso sus asesores de derecha intervinieron para salvar de Trump a la alianza OTAN.

Dos falsos programas para revivir el imperialismo

Obviamente, las políticas de Trump son completamente perjudiciales para las estrategias de larga data del establecimiento capitalista de EEUU para la dominación mundial. De hecho, sin embargo, el establecimiento tiene un análisis totalmente erróneo de su propia crisis y no puede resolverlo con su enfoque habitual. Tanto la visión del establecimiento como la visión de Trump sobre la crisis son falsas.

Sólo una comprensión marxista revolucionaria de la crisis corresponde a la realidad objetiva. Y solo ese punto de vista conduce a una resolución de la crisis favorable para las/os trabajadores y las/os oprimidos.

La crisis del imperialismo y capitalismo estadounidense se debe a la necesidad insaciable y agresiva de Washington y Wall Street de reconquistar y recolonizar los vastos territorios que perdieron durante el período soviético en el siglo XX. Es un intento fallido.

No pueden convertir al Pacífico en un “lago estadounidense” de nuevo porque China se ha levantado. Pueden causar daños terribles, pero no pueden recolonizar el Medio Oriente o Irán porque las/os oprimidos de la región no lo permitirán. No pueden convertir a América Latina en un “patio trasero” de EEUU a pesar de sus aspiraciones de “cambio de régimen”. Su tratamiento brutal de Puerto Rico y de inmigrantes latinas/os revienta sus falsas promesas. Y Cuba socialista todavía se interpone en su camino.

La crisis se deriva de la insaciable sed de lucro de la clase dominante y la creciente desigualdad resultante y la abrumadora pobreza de las masas en los EEUU. Estas masas son la base social fundamental del imperialismo, una base que se erosiona con cada recorte de impuestos para los ricos, cada ataque a los servicios sociales, cada acto de brutalidad policial racista y encarcelamiento masivo. Los parásitos de la clase dominante están desesperados por chupar hasta el último centavo de ganancias de las masas a medida que su sistema declina.

De modo que ambas visiones de la crisis, la de Trump y la de la clase gobernante capitalista más amplia, son falsas. El capitalismo no tiene solución para su propia crisis sistémica.

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