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Europa :: 01/04/2024

Ucrania: Apuntes para una guerra inesperada

Guillermo Cieza
¿Cuáles son las motivaciones de algunos gobiernos europeos de echar leña al fuego a un conflicto cuya continuidad perjudica sus economías?

Si a principios de 2014 algún analista internacional hubiera pronosticado una guerra entre Rusia y Ucrania, que se convertiría en el acontecimiento más sangriento del siglo XXI, provocando grandes modificaciones en el tablero geopolítico mundial, habría sido tomado poco en serio. Pero la sucesión de hechos que se fueron desencadenando y errores de cálculo de los distintos protagonistas del hecho bélico desencadenaron un conflicto que parece no tener fin.

En los años previos al conflicto, en de las distintas orientaciones políticas dentro de Rusia se expresaba una predominancia de los atlantistas, que imaginaban el desarrollo de esta potencia de segundo orden mundial asociada al desarrollo europeo, como productor de materias primas como gas, petróleo y hierro. Las buenas relaciones con Alemania que aprovechaba los combustibles baratos rusos para proyectarse como la gran potencia industrial europea, era la muestra más cabal del romance europeo y la construcción de los gasoductos Nord Stream, la máxima concreción de esa alianza. El propio Putin, más inclinado a la búsqueda de alianzas con el oriente, estaba sometido a este viraje europeo, promocionado particularmente por los oligarcas rusos que habían encontrado en Europa un paraíso de inversiones y de lugares atractivos para disfrutar de sus fortunas.

Pero algo pasó en 2014, y fue el desplazamiento del presidente de Ucrania por un golpe de Estado muy parecido al que intentaron las fuerzas derechistas financiadas por EEUU en Venezuela. En el caso de Ucrania se tomó como excusa la decisión del gobierno de Viktor Yanukovich de suspender las tratativas de integración de Ucrania a la Unión Europea ante las exigencias inaceptables de la UE. Se generan grandes protestas callejeras con la consigna “Por una Ucrania europea”, con participación de grupos de filiación nazi, y apoyándose en sentimientos antirrusos de un sector de la población.

Estas protestas que contaron con el apoyo de externo de Polonia, Francia y EEUU, consiguieron instalar un nuevo gobierno no reconocido por las poblaciones del Donbass y Crimea, mas ligadas por cuestiones históricas a la nacionalidad rusa. El hecho de que en un país vecino se hubiera producido un cambio de régimen para dar paso a un gobierno hostil preocupó al gobierno de Putin, pero la cuestión de Crimea prendió las alarmas rojas. Esto fue así porque quien controlara esa península podía cortar el paso del transporte marítimo y las flotas militares rusas, en los períodos del año en que el mar Báltico está congelado.

Si algo conocen los rusos es de invasiones a su territorio, recordar que fueron invadidos por Napoleón y por Hitler, y lo ocurrido en Ucrania convirtió el sueño europeo en una pesadilla. Por razones de autodefensa el gobierno de Putin fortaleció a los secesionistas de Crimea y en esa región se realizó un plesbiscito donde sus habitantes decidieron con una mayoría abrumadora integrarse a Rusia. Y allí pareció terminarse la historia con una nueva delimitación de fronteras que dejaba a los secesionistas de Donbass a la intemperie. O más precisamente, expuestos a los frecuentes bombardeos del ejército ucraniano que respondía a Kiev.

El gobierno de Petro Poroshenko, surgido del golpe de Estado de 2014, se caracterizó por la corrupción y el incumplimiento de sus promesas de conducir al país al porvenir europeo. El gobierno golpista no pudo parar la guerra interna contra los secesionistas de Donbass, ni tampoco ganarla porque a pesar de bombardear a sus ciudades y ocasionar a los rebeldes 14.000 muertos, estos mantuvieron la resistencia.

En enero de 2022, un 'outsider' de la política, el comediante Volodomir Zelensky, llegó al gobierno con la promesa de pacificar a Ucrania y de concretar el ingreso a la Comunidad Europea y a la OTAN. En febrero de ese año, Moscú decidió involucrarse en la guerra de Ucrania e ingresó con tropas al Donbass y otros puntos controlados por el ejercito ucraniano. En un primer momento y a partir de negociaciones realizadas en Turquía pareció que la paz estaba cercana. Ucrania daba por perdida la península de Crimea y el asunto quedaba terminado. Pero la guerra siguió adelante porque las conducciones de los distintos bandos partían de hipótesis equivocadas.

El gobierno de Putin imaginaba que los mandos militares de Ucrania no iban a afrontar una guerra desigual y darían un golpe de Estado para desprenderse de Zelenski. El gobierno del comediante deliró con la posibilidad sugerida por expertos occidentales de que la guerra demolería la popularidad de Putin, y que mediante una alianza de Ucrania con las potencias occidentales no solo podría recuperar los territorios perdidos, sino también vencer a Rusia. Ninguna de estas hipótesis se ha cumplido.

La decisión de afrontar la guerra fortaleció el apoyo interno a Zelensky, que fue asistido económica y militarmente por las potencias occidentales. La guerra se ha convertido en Rusia en una causa nacional y Putin acaba de ser reelegido para un quinto mandato con el 87% de los votos. Ucrania no solo no ha podido recuperar los territorios perdidos de Crimea y el Donbass, que también decidieron incorporarse a Rusia, sino que ha quedado expuesta a perder más territorios e incluso a quedarse sin salida al mar Negro.

Mientras las sanciones internacionales que obligaron a Moscú a reorientar su economía, aumentando su relación con China y los países asiáticos, han terminado fortaleciendo su economía; Ucrania ha quedado fuertemente endeudado, con su infraestructura destruida y con la mayoría de su población exiliada. La carta del papa Francisco I que aconseja al gobierno de Zelensky aceptar que ha perdido la guerra y no prolongar la pérdida de vidas humanas, es representativa de lo que piensan la mayoría de los analistas. Pero entonces: ¿Porque continúa?.

La razón de esta tragedia es que desde un principio en esta guerra jugaron otros intereses que se han beneficiado con lo ocurrido. EEUU ha reactivado su economía con el crecimiento de la facturación del complejo militar industrial y con la venta de combustibles caros a Europa. Pero además en lo político y económico ha aumentado su dominio sobre la Unión Europea, que archivó sus proyectos de crecimiento e independencia asociada con Rusia.

En distintos momentos en que pareció que un acuerdo de paz estaba cercano, se produjeron acontecimientos que revivían los enfrentamientos. Podemos recordar los ataques al puente de Crimea y bombardeos a ciudades de Rusia, los sabotajes a los gasoductos Nord Stream, y más recientemente el atentado terrorista en un recital en la sala Crocus City Hall en Moscu que dejó más de 140 muertos. Con respecto a este último atentado está confirmado que los atacantes pertenecían a la organización terrorista Estado Islámico. Pero, para quien está medianamente informado, hablar de ISIS es hablar de EEUU, que es el país que apadrinó la creación de este grupo y lo financia hasta el presente.

Cuando la guerra parecía concluir, porque los republicanos estadounidenses han bloqueado el aporte de nuevos fondos de apoyo a Ucrania, las amenazas del presidente Macron y el envió de algunos contingentes militares de Polonia, Francia y Alemania, como “asesores” a Ucrania, se suma a los factores que agravan el conflicto y puede extenderlo a otros países.

¿Cuáles son las motivaciones de estos gobiernos europeos de echar leña al fuego a un conflicto cuya continuidad perjudica sus economías?. Algunos analistas opinan que en realidad se trata de una nueva presión para mejorar una negociación que en la actualidad es muy desfavorable para Ucrania y la OTAN. ¿Volverá a sorprendernos la guerra de Ucrania, con un sorpresivo acuerdo de paz?.

En una guerra que se ha caracterizado por las hipótesis fallidas es muy difícil hacer pronósticos.

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