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Europa :: 26/04/2024

Ucrania: armas, personal y carencias

Nahia Sanzo
El hecho de que Ucrania continúa disparando contra zonas civiles en sectores sobre los que no intenta avanzar ni se defiende de un ataque muestra que las carencias nunca fueron críticas

“Más apoyo estadounidense ayudará a Ucrania a evitar la derrota en su guerra con Rusia. Ganar es otra cuestión”, titula esta semana la agencia AP en un artículo ilustrado con la fotografía de soldados ucranianos portando el féretro de un compañero caído en la batalla. La imagen y el mensaje contrastan con el intento de las autoridades ucranianas de presentar la guerra como una cuestión de puras matemáticas, una guerra de recursos en la que Ucrania solo puede vencer si Occidente cumple con su papel y suministra las armas exigidas por Kiev y las entrega con la rapidez solicitada.

La aprobación de la nueva financiación estadounidense ha hecho virar el discurso de Zelensky y su entorno, pero los cambios aún no han llegado a toda la prensa, que sigue observando una situación compleja que no va a resolverse únicamente a golpe de talonario y en forma de armas. Aunque sin incidir en ello, la fotografía de portada del artículo de AP apunta a las bajas sufridas por Ucrania, el dato mejor guardado y que ni Kiev ni sus socios van a desvelar, pero que es lo suficientemente elevado (500.000 soldados, según el Ministerio de Defensa de Rusia) como para que se haya convertido en parte de la narrativa de los medios, que ya no pueden aceptar ciegamente el discurso oficial ucraniano.

En una línea similar, aunque insistiendo en “la determinación” del pueblo ucraniano, se muestra un reportaje publicado por The Washington Post que recoge las declaraciones de diferentes soldados y comandantes obtenidas en varias zonas del frente. “Sin municiones de artillería de 155 mm procedentes de EEUU, los ucranianos sólo pueden enfrentarse al enemigo cuando los rusos se acercan lo suficiente para que los drones de corto alcance fabricados localmente, llamados FPV (visión en primera persona), ataquen como una especie de artillería de reemplazo”, escribe la periodista Anna Husarka, adoptando como cierta una habitual falacia, la crítica falta de artillería.

“Desde hace medio año sólo podemos responder cuando hay una fuerza de al menos 40 o 50 rusos: No podemos desperdiciar nuestros 155 para grupos más pequeños”, afirma uno de los soldados del frente de Donbass. Aunque, como afirma el artículo, los drones han sustituido en parte a la artillería como amenaza, Ucrania ha continuado desperdiciando sus 155 contra barrios residenciales de Donetsk, causando daños en viviendas y, en muchas ocasiones, también muertes absolutamente gratuitas de civiles.

La escasez siempre fue relativa: la pérdida del suministro estadounidense hizo desequilibrar aún más la superioridad artillera en favor de Rusia, pero el hecho de que Ucrania continuara disparando contra zonas civiles en sectores del frente sobre los que no intenta avanzar ni se defiende de un ataque muestra que las carencias nunca fueron críticas. De ahí que no sea de esperar que la reanudación del suministro estadounidense vaya a causar un cambio tan radical como desea Zelensky.

“Los rusos saben que pueden acercarse mucho a nosotros, además tienen el REB, un sistema de guerra electrónica, que derriba nuestros drones. No tenemos suficiente REB para hacer lo mismo con ellos”, añade otro de los soldados. La superioridad rusa no se limita a la artillería y la aviación y eso se traduce en un aumento de bajas. “Hace un mes, de los 14 soldados recién entrenados que enviamos, todos fueron 200”, es decir, muertos en combate, sentencia la misma fuente.

Las dificultades en el frente son reales y las carencias ucranianas están poniéndose de manifiesto en diferentes situaciones de la batalla. En la zona de Chasov Yar, Ucrania se enfrenta a un intensivo uso de la aviación, especialmente de las potentes armas guiadas, contra las que no tiene más respuesta que tratar de derribar las aeronaves que las portan. Para ello, EEUU ha incluido, por ejemplo, los Stingers, arma que ya utilizó ampliamente contra la aviación de Moscú en otra de sus guerras proxy, la de Afganistán (pero fue contra los aviones soviéticos de hace 45 años). Por el momento, aunque se habla de algunos avances, la guerra en este sector continúa siendo fundamentalmente estática.

La importancia de Ocheretino, situada en altura.

Más compleja es la situación al oeste de Avdeevka, donde se están concentrando los esfuerzos para avanzar sobre un lugar especialmente sensible para Kiev, que lucha por evitar el colapso de su agrupación en la zona de Donetsk. Aunque la información gira en los últimos días alrededor de Ocheretino, una localidad aparentemente menor, pero situada en una posición privilegiada en varios ejes de ese sector del frente, la facilidad con la que Rusia está moviéndose en un terreno desfavorable ha de ser una preocupación para Ucrania, ya que denota una debilidad que no está dispuesta a admitir.

Ayer, Boris Rozhin, Colonel Cassad, afirmaba que dos tercios de Ocheretino estaban ya bajo control ruso, con presencia ucraniana en la parte norte del asentamiento urbano y sus afueras occidentales y añadía que Rusia se consolida también en Novobajmutovka, presiona en Solovevo y combate por las últimas posiciones de Novovokalinovo o Berdichi, que queda flanqueado tras el avance ruso sobre Ocheretino.

El análisis de la situación en Ocheretino y sus inmediaciones es compartido por las fuentes rusas y las ucranianas, que en muchos casos se escudan en la falta de artillería, pero admiten las dificultades. Quizá el informe más exhaustivo fue publicado ayer por Rezident, una fuente ucraniana aunque muy crítica con Zelensky, en referencia a otro canal de Telegram ucraniano, Military Analytics. Su relato es relevante tanto por los detalles como por las carencias ucranianas que muestra:

Oficialmente, las Fuerzas Armadas de Ucrania realizan muy escasos comentarios sobre la situación en Ocheretino, un punto clave de la defensa de las fuerzas ucranianas al norte de Avdeevka. Los rusos han realizado allí un profundo avance y ya han capturado la mayor parte del pueblo. Además, están desarrollando una ofensiva contra los pueblos cercanos, lo que supone una amenaza para la retaguardia y los flancos de las Fuerzas Armadas de Ucrania.

Al mismo tiempo, fuentes no oficiales ucranianas (voluntarios, publicaciones militares) califican la retirada de una de las brigadas de sus posiciones sin una orden previa como la razón principal del avance. Ahora intentan cerrar urgentemente la brecha a costa de las reservas. Pero aunque esto ocurra, no hay garantías de que la situación no se repita en otro sector del frente.

Esta es la verdadera amenaza de la táctica de los “miles de pequeños cortes” utilizada por los rusos: presionan gradualmente toda la línea del frente, agotando las fuerzas ucranianas y después, tras encontrar un punto débil (donde las reservas no llegaron a tiempo o la unidad abandonó las posiciones, incapaz de soportar la tensión de la batalla), infligen allí el golpe principal. Así ocurrió en los flancos de Avdeevka, lo que condujo a la pérdida de la estratégica ciudad. Se repitió recientemente en la zona de Chasiv Yar, donde los rusos pudieron acercarse rápidamente a sus afueras. Y lo mismo ha ocurrido ahora en Ocheretino.

En este caso, como admiten los propios militares, el principal problema para las Fuerzas Armadas no es tanto la falta de armas y municiones (este problema se resolverá al menos parcialmente tras el desbloqueo de la ayuda estadounidense), sino el agotamiento de las tropas, así como la falta de suficientes reclutas entrenados para compensar las pérdidas. Y todavía no está muy claro si este problema puede resolverse a través de la nueva ley sobre el endurecimiento de la movilización y con qué rapidez. Y tampoco si las Fuerzas Armadas de Ucrania serán capaces de mantener hasta entonces el frente a costa de las reservas disponibles.

El texto apunta a los éxitos rusos a partir de una táctica clara de probar las defensas para posteriormente golpear en los lugares propicios, una actuación muy alejada de la idea de las hordas de hombres enviados a morir que Ucrania lleva tiempo alegando sobre Rusia. Tampoco la falta de artillería es todo el problema, ni la asistencia estadounidense una solución mágica.

Aunque por el momento ningún medio intenta responder con honestidad a la pregunta de cómo es posible que Ucrania haya pasado de disfrutar de una fuerte superioridad numérica a lamentarse de su inferioridad tras dos años de referirse a masivas bajas rusas frente a escasas propias, parece evidente que empieza a trasladarse a la prensa la certeza de que no son las armas sino el personal lo que está fallando a Ucrania. Con cada vez más rechazo a alistarse en el ejército, ese problema no puede solucionarse simplemente a base de asistencia económica occidental.

slavyangrad.es

 

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