Ucrania: Sobre la evacuación
A lo largo de los seis meses que dura ya la intervención rusa en Ucrania, cada evacuación de la RPD, RPL o Rusia ha sido calificada por Ucrania, y a coro por una prensa occidental dispuesta a reproducir al completo y de forma absolutamente acrítica el discurso ultranacionalista de Kiev, como una deportación forzosa, mientras que cada evacuación de Kiev es un signo humanitario de unas autoridades que tratan de proteger a la población.
Sin embargo, a juzgar por la explicación de las propias autoridades de Kiev de la lógica de la evacuación y de las consecuencias de su rechazo, el proyecto, que no parece estar teniendo especial éxito según las cifras que se manejan, es también una forma de señalar a toda esa población que renuncie a convertirse en desplazada por permanecer en su hogar. Así lo reflejaba hace unos días Komsomolskaya Pravda:
Kiev está tan preocupada por sus ciudadanos que tiene que aguantar las lágrimas. Todo portador de un pasaporte ucraniano tiene garantizada la protección. Hay que recordar que, a finales de julio, la viceprimera ministra Irina Vereschuk anunció la evacuación obligatoria de los territorios de la región de Donetsk aún bajo control ucraniano. Después, pareció entrar en razón y afirmó que era posible no abandonar la zona, pero para eso sería necesario firmar una renuncia oficial.
El 2 de agosto comenzó esta evacuación obligatoria que, sin embargo, parece no estar yendo exactamente como Kiev había planeado. El 11 de agosto, la misma Vereschuk volvió sobre el tema. Es más, habló en tal tono que quedó claro que Ucrania pretende evacuar a sus conciudadanos hasta la muerte.
Bueno, si no hasta la muerte, entonces a la prisión, eso está claro.
En una rueda de prensa reciente, Vereschuk abiertamente explicó que “si una persona se niega, simplemente firma un formulario en el que acepta que es personalmente responsable por todo lo que le pueda pasar en caso de consecuencias negativas para su persona”.
Esas consecuencias negativas ya han sido determinadas. ¿Qué son exactamente? Vereschuk no tiró la piedra y escondió la mano, sino que los explicó breve y claramente para que a todo ciudadano de Ucrania se le pongan los pelos de punta. Resulta que cada ciudadano de Ucrania que permanezca en el territorio fuera de control de Kiev [actualmente la RPD/RPL con sus fronteras ampliándose poco a poco, el sur de Zaporozhie y Jerson] pagará por ello más adelante, después de la liberación por parte de Kiev. Y pasará un buen tiempo en prisión. Entre cinco y quince años, dependiendo de “la gravedad del delito”.
Vereschuk incluso explicó qué pena se aplicará según las leyes que Kiev interpreta como quiere. “Si es una voluntaria producción de actividad económica con interacción con el Estado agresor, entonces tendrá una pena de hasta cinco años de cárcel y confiscación de propiedades”, explicó con una sonrisa. “Es decir, es una sanción muy seria y un castigo muy serio. Realmente pido a todos que piensen bien si es necesario hacer esto o no”.
Cualquier ganadero que críe ganado, cualquier agricultor que produzca grano o incluso una persona mayor que venda pepinos y tomates de su huerta y todo trabajador u oficinista que trabaje en el territorio controlado por Rusia automáticamente se convierte en susceptible de ser encarcelado por un periodo de hasta cinco años y de perder sus propiedades.
Para empleados municipales, policías y miembros de los cuerpos de seguridad del Estado, el castigo será aún más duro, especialmente si la persona recibe un pasaporte de la Federación Rusa y se convierte así en ciudadano ruso.
“Si esto ocurre, proponemos penas de prisión, pero con una sanción mayor: entre diez y quince años y confiscación de propiedades”, añadió Vereschuk, que una vez más pronunció la palabra “confiscación” con cuidado e inmediatamente explicó cuál es el verdadero objetivo de la “evacuación”. “Tenemos que detener este desfile que tanto satisface a Rusia, que organiza estas certificaciones forzosas precisamente para las personas que deberían responsabilizarse por sus actos y por los actos que ocurren en el territorio, porque representan al Estado. Esto es Ucrania y el Estado se defenderá en este caso”.
Kiev simplemente está molesta por el número de ucranianos que están solicitando y obteniendo pasaportes rusos en los territorios liberados. Especialmente en comparación con el microscópico número de ciudadanos ucranianos que han decidido solicitar un visado para entrar en Ucrania según las nuevas normas.
Pero vienen tiempos aún más difíciles para Kiev. Y al contrario que los Arestovich, Zelensky, Kuleba o Podoliak, Vereschuk al menos está tratando con la realidad. No puede anunciar contraofensivas y grandes victorias, su destino es preparar a la población para evacuaciones forzosas realizadas por las autoridades ucranianas con unas formas no tan diferentes a las que usaron los fascistas para reducir a la esclavitud a los ucranianos durante la Gran Guerra Patria. Vereschuk comprende perfectamente cuáles son las perspectivas del régimen de Zelensky. De lo contrario, no habría anunciado que pronto se producirá la evacuación de otras tres regiones más. En realidad, la evacuación de los territorios de las regiones de Zaporozhie, Jerson y Járkov que por el momento se encuentran bajo control de Kiev.
Desde entonces, varios medios han reflejado las quejas de una parte de la ciudadanía por lo que consideraban una forma de deportación. Pero las quejas no se han limitado a ese aspecto. Una parte de la población que rechaza abandonar las zonas de Donbass a las que aún no ha batalla se pregunta por qué no ha hecho falta bombardeo alguno para que de las ciudades desapareciera el suministro eléctrico o el gas y si se trata de una forma de “animar” a la ciudadanía a abandonar la zona.
La semana pasada, Irina Vereschuk volvió a ser preguntada por la cuestión de la evacuación, específicamente por las 2.500 personas que rechazan abandonar Avdeevka. Vereschuk descargó la responsabilidad de decidir qué hacer sobre las autoridades locales, pasando por alto la principal cuestión: por qué una parte de la población rechaza abandonar incluso uno de los lugares más destruidos y peligrosos del momento. La incertidumbre sobre el futuro, el rechazo natural a abandonar el hogar propio o las dificultades de personas mayores son, evidentemente, un factor, pero también lo es otro que Ucrania se niega a ver, que una parte de la población, incluso en los lugares más bombardeados, espera la llegada de Rusia.
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