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Europa :: 27/09/2024

Ugledar

Nahia Sanzo
Las tropas rusas ya han entrado en Ugledar, un punto fuerte clave en la unión de los frentes del este y el sur. El efecto potencial de su captura para Ucrania es difícil de sobreestimar

Un largo artículo publicado esta semana por uno de los medios de referencia de Ucrania, Ukrainska Pravda, intenta explicar la situación del frente de Pokrovsk y cómo se ha llegado hasta la grave situación en la que se encuentran ahora las tropas ucranianas. El inicio es, como es natural, la caída de Avdeevka, el ultimo gran fortín ucraniano en el frente nacido de las grandes batallas de la guerra de Donbass.

El final aún no está escrito, pero todo indica que conduce a una lucha decisiva por la ciudad de Krasnoarmeisk, descomunizada como Pokrovsk, lugar en el que el grupo neofascista Praviy Sektor protagonizó uno de los primeros episodios con la muerte de un civil en la incipiente guerra civil que estalló en 2014.

Curiosamente, es alguien ahora vinculado a una unidad procedente de ese grupo, Serhii Filimomov, exmiembro del Corpus Nacional de Andriy Biletsky y ahora al mando de los Lobos de DaVinci, quien discrepa de la conclusión general a la que llega el medio ucraniano y considera que la situación aún puede revertirse en favorable para Ucrania. "Hay puntos débiles donde las unidades enemigas han sido machacadas. Está claro dónde están, dónde están acumulando fuerzas y cuáles serán sus próximos pasos. Hay muchos prisioneros, y todo se sabe. La cuestión son los medios y el personal", afirma Filimonov, evidentemente llamando al envío de reservas para proteger un sector del frente que ha sido relegado a escenario secundario desde el inicio de la fracasada aventura de Kursk.

Si hay un lugar en el que las fuerzas rusas -y las unidades de la República Pemocrática de Donetsk ahora integradas en el ejército ruso que han luchado en la zona- han quedado debilitadas, ese es Ugledar, una pequeña localidad que desde 2022 ejerce de frontera y fortaleza que Rusia no ha logrado hasta ahora amenazar seriamente.

Creada en tiempos de la Unión Soviética, la pequeña ciudad ahora escenario de duras batallas ha sido a lo largo de su corta historia una localidad minera en la que la principal riqueza era la extracción de carbón (ugol, de ahí su nombre). En los últimos dos años se ha convertido en uno de los pocos escenarios de fracasos rusos. Situada a una ligera altura, lo que contrasta con la llanura de todos los territorios a su alrededor, Ucrania ha dispuesto ahí de una posición privilegiada para la defensa y ha causado al menos dos sonoros episodios de bajas -cuando Ucrania disponía de tropas y municiones- ante los intentos rusos de avanzar sobre la ciudad con convoyes de vehículos blindados que eran perfectamente detectados a su salida y emboscados o destruidos con artillería o drones cuando se encontraban en el campo abierto entre Pavlovka y Ugledar. Sin embargo, es ahí donde ahora las tropas rusas se hacen fuertes y van a conseguir su siguiente éxito.

"La situación de la ciudad es crítica y continúa empeorando", escribía ayer DeepState (La nueva voz de Ucrania), que a pesar de esos calificativos en las últimas horas ha sido acusada de ser excesivamente positivo en su cobertura del desarrollo de los acontecimientos en la zona. "DeepState está siendo muy, muy lento en su actualización de los avances rusos que ya han sido confirmados por blogueros militares ucranianos y rusos. Podría ser presión desde arriba", escribió ayer el periodista opositor ruso Leonid Ragozin, que reportaba que las tropas rusas ya han entrado en Ugledar, "un punto fuerte clave en la unión de los frentes del este y el sur. El efecto potencial de su captura es difícil de sobreestimar". "Los katsaps [carniceros] están rodeando la localidad y, al mismo tiempo, simplemente la están borrando del mapa con artillería KABs [bombas guiadas], etc", se lamentaba DeepState que, pese al retraso en el seguimiento de los acontecimientos, sí da la clave sobre la táctica que se ha seguido: avanzar por este y oeste para amenazar las últimas vías de suministro de una guarnición cuya situación ha empeorado notablemente durante las últimas semanas.

A la misma conclusión ha llegado también el director del Centro Contra la Desinformación", que afirma que "antes era apropiado defender este pueblo, está en alto. Pero con la llegada activa de las KAB al frente, el enemigo consiguió destruirla y flanquearla. Por desgracia, las KAB y la aviación son lo único que permite moverse a la infantería enemiga", a lo que DeepState añade que "defenderla hasta el final significa priorizar las ruinas a costa de nuestros militares, lo que es inaceptable". La retirada final de la guarnición ucraniana en Ugledar parece inminente, si es que no ha comenzado ya en grupos, generalmente a pie, como han mostrado varios vídeos publicados los últimos días por varias fuentes rusas.

La elegía por la brigada que ha defendido la localidad ha comenzado ya, tanto en las fuentes oficiales o semioficiales ucranianas como en aquellos periodistas que sienten como propia cada derrota ucraniana. Es el caso de David Axe, que en su artículo más reciente para Forbes alertaba de que "la misma mortífera brigada ucraniana ha defendido Ugledar durante dos años. Ahora está en peligro de quedar rodeada". "En enero y febrero de 2023, los meses 11 y 12 de la mayor ofensiva rusa sobre Ucrania, la 72ª Brigada Mecanizada del ejército ucraniano derrotó a una fuerza rusa del doble de su tamaño en las afueras de Ugledar, una ciudad fortaleza de la provincia ucraniana de Donetsk", recuerda sobre los fallidos asaltos rusos, exagerando notablemente el desequilibrio de en número de tropas.

La realidad es que, hasta las últimas semanas, la situación de las tropas rusas en esa zona ha sido precaria, con oficiales como Alexander Jodakovsky, fundador del batallón Vostok en 2014 y cuyos hombres capturaron -en un momento en el que Rusia requería de victorias y eso le costó muchas bajas- la cercana Pavlovka. Desde entonces, han sufrido para soportar los ataques de artillería de Ucrania desde posiciones privilegiadas y han realizado intentos de asalto en momentos en los que no contaban con las cifras de efectivos suficientes.

"Las carreteras y campos sembrados de minas alrededor de Ugledar se habían convertido en una trampa mortal para los rusos que atacan. Es habitual que los rusos ataquen en docenas de vehículos blindados, además de motos y carritos de golf. Es igualmente habitual que los ucranianos destruyan a la mayoría de los atacantes con minas, drones, artillería y misiles antitanque", vuelve a exagerar Axe, pese a la constatación de que esa táctica fallida fue abandonada hace mucho tiempo en favor de los ataques con grupos más pequeños de infantería u hombres simplemente en motos, que avanzan sobre un territorio, lo consolidan y permiten que los siguientes se les unan en esa posición, avanzando lentamente de una forma que hace más difícil su detección.

"La 72ª Brigada está razonablemente bien equipada con tanques T64 y vehículos de combate BMP-2 y obuses M-109. Pero incluso la brigada mejor equipada no puede aguantar la línea para siempre y dos años son un tiempo muy largo en combate sin un descanso de toda la unidad", se lamenta Forbes en busca de la razón por la que, en esta ocasión, la aproximación rusa a la ciudad va a acabar con este fortín ucraniano. Como es habitual, no hay intento de explicar por qué, pese a las enormes pérdidas que se le adjudican, Rusia ha conseguido mantener la integridad de su guarnición mientras que es la ucraniana la que se resiente a pesar de la movilización general, el reclutamiento y el envío de una parte de las tropas destinadas en Donbass a la lucha en Kursk.

La explicación alternativa es aún más simple: los países occidentales no han suministrado el armamento con el que evitar el avance ruso. "Esta es la imagen que habría que mostrar a nuestros aliados: mientras se producen discusiones políticas sobre las restricciones y permisos [al uso de armamento occidental en territorio ruso], los katsaps simplemente destruyen ciudades y pueblos enteros con bombas aéreas desde aviones que deberían ser destruidos", escribía ayer DeepState con un argumento que carece de sentido: Ucrania disponía antes de 2022 de una potente defensa aérea y ha recibido tanto sistemas como munición adicional, que han dificultado en parte el uso de la aviación rusa.

El hecho de que las VKS, la aviación rusa, sea capaz actualmente de operar con mayor eficiencia tan cerca del frente principal de esta guerra puede achacarse, solo en parte, a escasez de equipamiento (fundamentalmente porque Ucrania ha priorizado la protección de otros objetivos) y hay que resaltar también la capacidad de adaptación del comando ruso, que ha tardado menos de dos años en lograr una actuación eficiente en el sector al oeste y suroeste de la ciudad de Donetsk, la parte ucraniana más fortificada e importante del frente sur y este.

Por supuesto, ninguna de las fuentes ucranianas se ha parado a pensar tampoco en el beneficio que hasta ahora había reportado a la guarnición ucraniana la herencia soviética. "Nuestros antepasados construyeron para la gloria", se jactaba ayer una fuente rusa al explicar que la ciudad cuenta con varios complejos mineros equivalentes a la planta de coque de Avdeevka en su preparación para soportar cualquier ataque. Sin embargo, tampoco esas posiciones han ayudado a Ucrania, signo claro del debilitamiento de la posición ucraniana y fortalecimiento de la rusa en el teatro principal de esta guerra, una realidad que Zelensky prefiere ocultar, especialmente ahora que intenta promocionar su Plan de Victoria.

Las debilidades que Filimonov observa en las tropas rusas existen y han sido aprovechadas por las ucranianas en diversas zonas del frente, incluido Ugledar. Sin embargo, la situación actual muestra también las fisuras en la táctica y estrategia del comando ucraniano que, en pocas semanas, parece haber sido capaz de desgastar a una de sus brigadas más preparadas y se encuentra a punto de perder, o ya perdió, una localidad que ha sido clave a la hora de mantener la línea en el punto en el que el frente del sur se une con el del este.

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