ePub
pdf
Un paso a la derecha y mirando al Norte
Las candidaturas para las próximas elecciones tienen en común que son bendecidas por la Embajada de EEUU y son vistas por agrado por los grandes empresarios locales
El anuncio de la fórmula de Unión por la Patria (peronista) completó el espinel de las candidaturas de los partidos con más chances de ganar las próximas elecciones. Todos tienen en común que sus fórmulas son bendecidas por la Embajada de EEUU, y son vistas por agrado por el círculo rojo de los grandes empresarios locales. Después, hay matices.
El día de ayer estuvo agitada por noticias impactantes con respecto a las nuevas candidaturas. La represión en Jujuy, respaldada por toda la dirigencia de Juntos por el Cambio (derecha), sumó puntos a Gerardo Morales y despejó las dudas sobre la conveniencia de su candidatura para acompañar a Larreta.
Patricia Bullrich había sorprendido postulando al mendocino Luis Petri, pero Larreta jugó más fuerte. Porque si se trata de ”poner orden”, no es lo mismo ser un admirador de Nayib Bukele, que ser un gobernador que ha mostrado que no le tiembla la mano a la hora de reprimir a docentes, estatales y pueblos originarios.
La decisión de dejar de lado las PASO y descartar a sus candidatos Wado de Pedro y Daniel Scioli, para coronar a la fórmula Massa-Rossi vuelve a mostrar que, en el actual peronismo, lo único que no se atreverían es a quedar fuera del Estado. Ese es el único principio innegociable.
Para no caer en ese infierno, si los vientos políticos se corren a la derecha y promueven el regreso a las relaciones carnales con EEUU, el candidato ideal es Sergio Massa. Se apuesta a un político que tiene como antecedentes la colaboración efectiva con la embajada de EEUU, como lo demostraron los cables de Wikileaks, y múltiples amistades tanto demócratas como republicanas. Y que, en el plano local, tiene “amigos con plata” como los del grupo Midlin y el grupo Vilas-Manzano.
Acompañando esa decisión, la vicepresidenta Cristina Kirchner da pleno sentido a su frase ”no se hagan los rulos”, pronunciada en su clase magistral en La Plata. No significaba solamente “no voy a ser candidata”, también les estaba diciendo a su militancia “no me cuenten a la hora de defender sus ilusiones”.
La apuesta de Milei fue más previsible. Lleva como compañera de fórmula, a Victoria Villaroel, una negacionista de los crímenes de la dictadura, simpatizante del partido español Vox e hija de un militar carapintada.
El corrimiento a la derecha de los partidos mencionados mejora las chances electorales de cualquier propuesta que se presente por izquierda. Por ahora, esto no está siendo aprovechado por el FIT-U, embarcado en una pelea interna por candidaturas, pero si por el MAS, que ha puesto como eje de campaña el aumento de salarios de los trabajadores.
La cuestión salarial, que fue la que promovió las primeras movilizaciones docentes en Jujuy, es un tema cada vez más sentido, en el marco de una inflación que está devorando los ingresos populares. Más allá de lo electoral, son buenos tiempos para que el conjunto de las fuerzas izquierda, o que se reivindican nacionales y populares, construyan una agenda común de lucha, que nos permitan transitar de la mejor manera posible hasta el cambio de gobierno y nos prepare para la nueva ofensiva antipopular que van a descargar los que ganen las elecciones de octubre.
