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Argentina :: 04/05/2023

Una despedida para el “Petiso Miguel”

Guillermo Cieza
Jorge Cataldo, una figura mítica de la guerrilla rioplatense de los años 60, falleció el 14 de abril en Mar del Plata. Se fue en silencio, como lo había estado en los últimos 50 años

- ¿Lo conoces al “Patón”?

Los uruguayos no podían creer qué habiendo militado en la misma organización, no lo conociéramos al “Patón”, al “Pata”…

El Viejo Julio, el Flaco Dubra, todos nos preguntaban por él.

Me dio la impresión que ese nombre funcionaba como una contraseña. Por eso me puse a buscar al Patón partiendo del único dato que nos dieron: “la última noticia que tuvimos de él es que está en Mar del Plata”.

Justamente en ese lugar, teníamos donde preguntar y la respuesta nos vino rápida: “el Patón” es el “Petiso Miguel”. De ese compañero conocía algo de su historia.

Había sido parte de la conducción de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) que se reconstruyó después de Taco Ralo [destacamento guerrillero de las FAP atrapado por los militares en 1968 en la localidad tucumana de Taco Ralo]. A fines del 72 se había radicado en Mar del Plata, y había participado en la militancia en esa regional en los primeros tiempos, pero fue perdiendo contacto. Los compas sabían dónde ubicarlo para tener alguna charla o para que les diera una mano en alguna acción militar complicada. Estaba más para los fierros que para la política.

Recuerdo que a fines de abril del '89, me encontré con un grupo de viejos compas de Mar del Plata que venían de hacer un trabajo en la construcción y les di la noticia de la muerte de Sendic. Todos hicieron algún comentario, menos uno que se quedó callado, pero no pudo evitar conmoverse. Era el plomero del grupo. Después me confirmaron que era el “Petiso Miguel”.

Jorge Andrés Cataldo, “El Petiso Miguel” para las FAP, “el Patón” o “El Pata” para los Tupamaros, tuvo participación en el asalto del Policlínico Bancario, realizado en 1963, por parte del Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT) una organización que provenía de la derecha nacionalista, pero que se había vinculado al peronismo. El grupo que realizó el asalto, se había radicalizado hacia posiciones revolucionarias.

Quienes participaron en esa acción tuvieron protagonismo en las organizaciones armadas de los 70. Menciono algunos nombres: Jose Luis Nell, que se integró a Montoneros. Carlos Arbelos, Alfredo Roca, Jorge Caffatti, Jorge Cataldo, Amilcar Fidanza y Rubén Rodriguez que fueron parte de la FAP. Joe Baxter, que no participó en esa operación, pero era parte de ese grupo, militó en el PRT-ERP.

El hecho, que al principio fue adjudicado a la delincuencia común, fue posteriormente esclarecido y los asaltantes identificados que no cayeron presos tuvieron que pasar a la clandestinidad.

El Movimiento Revolucionario Peronista (MRP) la organización del peronismo revolucionario más importante por aquellos años, amparó a algunos de los perseguidos por el asalto al Policlínico Bancario, y los refugió en Santiago del Estero. En 1965 viajó a China en una delegación enviada por Perón donde también participaron José Luis Nell y Joe Baxter. En ese país se formaron militarmente.

De regreso de China llegaron a Montevideo, y allí se vincularon con la organización Tupamaros que estaba haciendo sus primeros pasos. A finales de 1966 se produjeron detenciones en esa organización en Montevideo y el pase a la clandestinidad de sus principales dirigentes. En un momento de un gran golpe político que puso en riesgo la continuidad del movimiento armado, los tupamaros recuerdan al “Paton”, que no tenía pedido de captura en Uruguay, actuando como enlace y jugando un papel muy importante para superar la crisis.

Los vientos revolucionarios lo trajeron de regreso a finales de los '60 a la Argentina, pero no volvió solo. Lo acompañó una tupamara, que pasó a la clandestinidad cuando fue allanado el Diario “La Epoca”, que dirigía Eduardo Galeano. Esa mujer, nacida en España, se llamaba Elsa Martinez Garreiro. Ellos dos, y Enrique Ardeti, formaron la nueva conducción que reconstruyó las FAP después de Taco Ralo.

En 1972 Jorge Cataldo se fue a vivir a Mar del Plata, y durante 50 años no concedió reportajes, ni se aprovechó de su trayectoria política para exigir reconocimientos o cargos públicos. Vivió de lo que ganaba con un pequeño quiosco de venta de diarios, que fue durante años punto de cita para la militancia, y después como plomero y el sueldo de su mujer que era maestra.

De aquella vieja dirección de las FAP, Jorge Cataldo era el único sobreviviente. Enrique Ardeti, “el Gordo Ramón”, y Elsa Martinez, “ La Petisa”, fueron secuestrados en agosto de 1979 por la patota de la Escuela de Mecánica de la Armada, y hoy son parte de los 30.000 desaparecidos..

El mejor homenaje para Jorge Cataldo lo escuche del “Viejo” Julio Marenales: “Ese sí que era bueno. Era uno de los nuestros”.

www.tramas.ar

 

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