Uruguay: El marketing de Lacalle Pou no oculta un lastre de deuda social y corrupción
Cuando en 2020 Luis Lacalle Pou Asumió la presidencia de Uruguay, rompiendo con la hegemonía de 15 años del Frente Amplio, prometiendo «transparencia» y «libertad individual», los casos Marset y Astesiano demostraron que no cumplió con lo primero, y en aras del liberalismo dejó un país con deudas sociales. El candidato derechista Álvaro Delgado, quien se define como «amigo y asesor» del líder del Partido Nacional, promete continuar con su política, mientras que su rival para la segunda vuelta de este domingo, Yamandú Orsi, delfín de José «Pepe» Mujica, propone un cambio con el regreso de la centroizquierda.
«Yo me hago cargo», «tú me conoces», son frases recurrentes del presidente saliente, experto en marketing personal. El gobierno de Lacalle Pou atravesó importantes crisis políticas con los casos Astesiano y Marset, por los que fueron investigados diez funcionarios, cayeron ministros, fue detenido un custodio presidencial (Alejandro Astesiano) y el narcotraficante Sebastián Marset se fugó con pasaporte uruguayo exprés. Dos oscuras tramas de corrupción que se pueden ver en el documental «El Facilitador», producido por El diario.
«Los casos, especialmente el de Astesiano, impactaron en la opinión pública. Pero hoy el tema de la corrupción no es una prioridad. El tres por ciento de la población está preocupada», afirma Daniel Buquet, profesor de Ciencia Política de la Universidad de la República. Y añade: «No parece tener ningún efecto en la votación. Quizás el tema económico sí divide más. En Uruguay hubo una caída con la pandemia, luego una recuperación pero los sectores más vulnerables se recuperaron menos. La gente sabe cómo está, más allá de las estrategias de comunicación».
El puerto de Montevideo, cuya terminal especializada en contenedores este gobierno concesionó a una empresa belga por 60 años, es testigo de la llegada de uruguayos radicados en Argentina. Como Raquel Ferreira, que vive en Buenos Aires desde 1978 y viene a votar por el Partido Nacional. «Lacalle Pou es una figura mundialmente reconocida y me aporta seguridad democrática», afirma sin sonrojarse este abogado jubilado.
A su lado pasa un hombre que está en sus antípodas ideológicas con una bandera del Frente Amplio al cuello. Miguel Ángel Coutoes un militante comunista, tornero mecánico que se exilió en Argentina hace 50 años. «Yo fui militante y sindicalista. El Frente Amplio gobernó durante 15 años e hizo muchas cosas buenas como el Plan Ceibal, un ordenador para cada alumno y para cada profesor. Hoy los salarios son bajos, la educación y la salud se deterioraron. ¿Dónde se ha visto a un gobierno entregando un puerto como hizo Lacalle Pou con los belgas? Estamos perdiendo soberanía».
Los uruguayos este domingo deberán elegir entre continuidad por derecha o cambio por la centroizquierda representada por Orsi. Las últimas encuestas muestran una mínima ventaja de Orsi sobre Delgado. Entonces Es razonable estimar que la elección se decidirá por menos de 50 mil votos, advierten voces expertas. En 2019 se liquidó por apenas 37 mil.
MPP, el motor de la campaña
En la sede principal del Movimiento de Participación Popular (MPP) liderado por Mujica (que dividió a los Tupamaros, convirtiendo a su facción de guerrilla revolucionaria en partido de centroizquierda) en el centro de Montevideo, reina la expectativa de ganar las elecciones. El MPP fue el movimiento con más votos dentro de la coalición de centroizquierda. Ubicado en calle Mercedes al 1300, en la entrada hay imágenes de su líder. Se puede ver la icónica foto del expresidente con Lula viajando con su 'fusca' (VW) celeste y un retrato de Mujica con la banda presidencial (gobernó entre 2010 y 2015). En una vitrina se encuentran los obsequios que le hicieron otros dirigentes, como el bandoneón que le regaló Cristina Fernández y la espada de Bolívar que le regaló Hugo Chávez.
La cosa es Mujica
Desempeñó un papel destacado en la campaña de Orsi como «estratega jefe». A sus 89 años y pese a recuperarse de un cáncer de esófago, el ex Tupamaro subió al ring para atraer a los aún indecisos. En giras y reportajes mostró su tan publicitado estilo de vida austero en la granja (bastante menos austero que el de otros líderes tupamaros, como por ejemplo el fallecido Jorge Zabalza) y cuestionó a los políticos a los que «les gusta mucho el dinero». De hecho, estos días criticó a Lacalle Pou por gastarse 50 mil dólares en una moto.
Orsi, exalcalde de Canelones y miembro del MPP, fue el candidato más votado el 27 de octubre, con un 43,9 por ciento de los votos, aunque insuficiente para evitar la segunda vuelta. Delgado, exsecretario de la Presidencia de Lacalle Pou, obtuvo sólo el 26,7 por ciento como candidato del Partido Nacional, pero ahora cuenta con el apoyo de los socios derechistas de la coalición gobernante, que en conjunto obtuvieron el 47,7 por ciento (Partido Colorado, Cabildo Abierto y Partido Independiente), aunque no todos los votos son transferibles, como es de esperar.
Después de las elecciones de octubre, 16 de los 30 escaños del Senado fueron para el Frente Amplio y 49 de los 99 escaños de la Cámara de Diputados fueron para la coalición gobernante. En el MPP afirman que los legisladores tienen un tope salarial: siempre se destina una parte al colectivo. En la sede del partido se imparten clases privadas a adolescentes en situación más vulnerable.
Gabriel Otero, diputado electo por el MPP, señala que «Este gobierno deja a Uruguay como el país con mayor pobreza infantil de América Latina. Hay 150 mil niños, jóvenes y adolescentes en situación de pobreza (20 por ciento según datos oficiales). Cuando el Frente Amplio llegó al poder en 2005 había un 40 por ciento de pobres, y lo redujeron al 9 por ciento en 15 años de gobierno”.
Otero agrega: “Si bien venden en los titulares que hicieron una reforma educativa, en realidad, respecto a 2019 hoy hay una mayor tasa de deserción escolar. Este gobierno deja una deuda social enorme también en términos de trabajo, es decir, empleos. «Los que no han accedido en estos casi 5 años son los que tienen salarios más bajos, hay 100 mil uruguayos más que ganan menos de 25 mil pesos (600 dólares)».
Según el INE (Instituto Nacional de Estadística), un hogar montevideano compuesto por tres personas debe generar ingresos de al menos 50.623 pesos uruguayos para no ser considerado pobre.