Voto lo que me da la gana
Cada vez resulta más complicado anticipar los comportamientos electorales en base a encuestas.
¿Por qué? Entre varias razones, hay una fundamental, que es la alta tasa de rechazo. En otras palabras: hay un notable porcentaje de la ciudadanía que no responde las encuestas, que viene superando habitualmente el 70% (es decir, para conseguir 3 cuestionarios respondidos se requiere preguntar a 10 personas, como mínimo).
Este fenómeno ya no es exclusivo de las encuestas telefónicas. También comienza a afectar progresivamente a las presenciales.
Según la mayoría de los estudios realizados sobre este asunto, la tasa de no respuesta varía mucho por países y por coyunturas. Por ahora no hay una constante explicativa, ni tampoco una manera virtuosa de subsanar este sesgo.
En lo que sí coinciden todas las investigaciones académicas es en la siguiente conclusión: las encuestas están reflejando actualmente lo que piensa la población más politizada, sin llegar a alcanzar a otra buena parte de la sociedad menos politizada, más silenciosa, a veces con posiciones menos definidas, que espera hasta última hora para definir su voto.
¿Son, por tanto, útiles las encuestas? Sí. Pero teniendo en cuenta que tienen una comprensión parcial y no absoluta.
En este marco, en CELAG hemos querido realizar un ejercicio diferente de cara a las elecciones PASO en Argentina. Esta vez no hemos hecho una encuesta como la que hicimos hace cuatro años en una situación parecida. Optamos por llevar a cabo una consulta entre un determinado sector de la población argentina, más politizado y militante, más afín a un espacio político-electoral, el de Unión por la Patria (UxP). El objetivo era disponer de una herramienta para caracterizarles, sin ningún afán predictivo.
Estos son los principales hallazgos del estudio que cuenta con 15.500 respuestas obtenidas entre el 3 y el 6 agosto de 2023.
1. Una militancia altamente ideologizada: en relación a preguntas sobre estatizar el litio y las eléctricas, el reparto de tierras para vivienda propia, estar en contra de la dolarización y eliminar los privilegios tributarios para los más ricos, en todas estas consultas, hay una mayoría aplastante a favor. Más del 90% en cada una de ellas.
2. Una militancia que quiere nuevas reglas con el FMI: el 70% desea renegociar la deuda y el 26% no pagarla tal como está.
3. Sergio Massa, visto más como un candidato competitivo que como un exponente de las ideas kirchneristas: dos tercios consideran que él es quien tiene más posibilidades de derrotar a la derecha en Argentina. Hay un único 1% que cree que encarna las ideas de Cristina Fernández de Kirchner (CFK); otro 20% no confía en él y el resto piensa que es parte de la política tradicional.
4. Juan Grabois, visto más como un representante de ideas kirchneristas que como un candidato competitivo: el 50% lo considera garante del kirchnerismo y el 40% no cree que aún esté preparado para ser presidente. Muy pocos creen que divide el voto (no llega al 10%).
5. División de opiniones respecto al rol de CFK: existe la misma proporción entre los que quieren que tenga más protagonismo y los que piensan que debe seguir como hasta ahora (empate a 41%). Sólo un 10% considera que debe mantenerse más al margen.
6. Massa, visto como más presidenciable y preferido por CFK; sin embargo, el voto de la militancia estaría más repartido entre él y Grabois. Esto es: ante la pregunta ‘quién cree que será el próximo presidente’, la mayoría (63%) dice Massa (luego vendría Larreta y muy lejos Grabois); ante la pregunta ‘quién cree que es el preferido de CFK’, el 43% cree que es Massa y el 20% Grabois (el resto, ninguno de los dos). A pesar de esta concepción mayoritaria, a la hora de ‘a quién vas a votar en la interna’, los porcentajes están muy repartidos: 47% para Massa y 48% para Grabois.
Este último dato para muchos puede parecer una paradoja si lo queremos analizar desde una suerte de ‘racionalidad del voto útil’. Sin embargo, en la militancia, esta lógica no existe. Es decir, prevalece una determinada comprensión de las características de cada candidato, pero luego, a la hora de decidir qué hacer en las primarias (las PASO), reina “voto lo que me da la gana”.
O, dicho de otra manera: entiende que esta instancia es menos táctica de lo que pregonan cierta dirigencia y algunos medios de comunicación afines a este espacio electoral, y prefiere asumir el derecho a votar según sus convicciones más ideológicas. Y luego, en la primera vuelta, la lógica será elegir para que no gane la derecha.
En resumen: la militancia diferencia bien cada etapa. Ahora tienen lugar las PASO, y elijo entre dos opciones con matices diferentes en lo ideológico; después, en primera y segunda vuelta si la hubiera, el voto tendrá un mayor peso táctico.
Insistimos: este análisis no tiene ningún carácter predictivo. No puede tenerlo porque el votante potencial de UxP no es el mismo que el militante que contesta este tipo de cuestionario. Pero desde CELAG creemos que el uso de este tipo de herramientas es útil para conocer mejor cómo piensa el eslabón existente entre la ciudadanía de base que votará por un espacio y sus cuadros de dirección-decisión.
CELAG