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Comunicado de Juan Ra, desde la prisión
de Vught
x Coordinadora de grups de suport pres polític
Juan Ra
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MIÉRCOLES, 27 DE MARZO DE 2002. PRISIÓN
DE MÁXIMA SEGURIDAD. VUGHT
La realidad nuevamente nos golpea y una nueva maquinaria represiva empieza
a engrasarse. La vieja pesadilla de Una Grande y libre ahora se apellida
Europa y se sustenta en diferentes organismos. Recientemente he tenido
el más que dudoso honor de estrenar el nuevo espacio jurídico
que regirá a la Comunidad: EUROJUST.
La antigua promesa de una Europa de los Pueblos y la Culturas, sin fronteras,
y en la que los individuos seríamos libres de elegir nuestro lugar
de residencia, se va transformando poco a poco en otra pesadilla de corte
Orwelliano. Parecería lógico que los países más
avanzados en cuanto a derechos civiles impusieran cierto aire de progresismo
al resto, pero contrariamente, son los estados denunciados una y mil veces
ante los Tribunales de Estrasburgo por violar sistemáticamente
los derechos más básicos, los que marcan un camino sombrío
imponiendo a los demás sus prácticas de control y represión:
la discrepancia, la duda o la alternativa son y serán pruebas de
subversión en la nueva Europa del Capital. En estos tiempos de
uniformación obligada, sí o sí, nunca el mundo ha
sido tan desigual en las oportunidades que ofrece y tan igualador en los
métodos castrenses de castigo.
Sin embargo, lo más escalofriante está por venir. Si el
Estado español consigue mi extradición está claro
que yo seré encarcelado sin derecho a la presunción de inocencia
o a un juicio justo si hoy en día tienen algún sentido
esa expresión-, y sin ninguna prueba concluyente en mi contra.
Yo soy un activista político presente en la amplia gama de los
movimientos sociales de Barcelona. Y como tal voy a ser juzgado. Soy un
disidente del pensamiento único y del nuevo orden social, y he
cometido la imprudencia y el grave delito de decir lo que pienso en conferencias
universitarias, en ruedas de prensa y en conciertos ante miles de personas.
He desafiado públicamente al poder y eso tiene un precio, un precio
que se paga al contado y sin descuentos ni rebajas. Y lo peor de todo
no es esto, pues en mi misma situación se encuentran muchísimas
personas en esta Europa tan limpia y tan coqueta y tan cívicamente
demócrata con los demócratas cívicos, lo peor de
todo es que mi extradición a través de este nuevo acuerdo
llamado Eurojust sentará no sólo un precedente, sentará
cátedra, sentará un nuevo modo globalizador de silenciar
las voces críticas de tod@s aquell@s que luchamos por no ser ningüenad@s
y por construir un mundo donde quepan muchos mundos. El presidente del
gobierno, Aznar, ya lo ha dicho recientemente tod@s forman parte del mismo
entramado; es decir, tod@s l@s que no comulguemos con las doctrinas de
la social-democracia (versión Blair/Jospin o Berlusconi/Aznar)
somos y seremos terroristas, y nuestros únicos derechos serán
el de la presunción de culpabilidad y el de pudrirnos en cárceles
de máxima seguridad en regímenes de aislamiento. Con mi
extradición, extraditarán y enterrarán los derechos
más elementales de millones de personas que vivimos en la nueva
Comunidad.
Evidentemente, no está dicha la última palabra, ni sobre
el secuestro al que estoy siendo sometido, ni sobre las libertades individuales
y colectivas de l@s que vivimos aquí y ahora. La última
palabra, paradójicamente, la tendremos l@s sin voz, les guste o
no a los gobernantes. La última palabra sobre este embrión
de estado de sitio, en el que se lanzan campañas criminalizadoras
a diestro y siniestro y en el que los monopolios televisivos están
al servicio de determinados gobernantes, será de l@s que salimos
cada día a la calle para gritar que nuestras vidas no están
en venta. La última palabra la tendremos l@s que seguimos denunciando
a esta clase dirigente que se atrinchera en su autismo negando aquellas
voces de l@s que luchamos contra esta nada globalizada.
Ahora y siempre.
Sólo las movilizaciones desde cualquier punto podrán determinar
un futuro tan incierto en el que policías fascistas recordando
épocas pasadas disparan a manifestantes indefens@s, en el que los
torturadores, con pruebas falsificadas, señalan y los mass media
y los jueces sentencian, y en el que, en efecto, tod@s somos y seremos
libres de pensar lo que queramos siempre y cuando, en verdad, no lo pensemos,
sobre todo no lo digamos y jamás se nos ocurra practicarlo: es
la Europa del bienestar.
Y ahora nos toca a nosotr@s, tanto individual como colectivamente, decidir
si vamos a aceptar que rija nuestras vidas el modelo de un estado policial
que tortura y difama a todo aquel o aquello que les molesta o si simplemente
no estamos dispuest@s a colaborar con la ignonimia....
Y QUE LA FUERZA NOS ACOMPAÑE
Juan Ra
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