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Entrevista a Greg Graffin, cantante de Bad Religion: "Los que votaron a Bush se van a joder"

Cantante de añeja banda californiana (an-tecedente directo de NFOX y Green Day, por ejemplo) pero también estudiante universitario de posgrado en Biología, el tal Graffin dice que lo de Blink 182 es "música de fondo", que los que votaron a Bush se van a joder y que -extraído del manual del buen rockero visitante- el público de por aquí es "lo mejor".

POR MARIANA ENRIQUEZ (NO, Argentina)

De todas las bandas punks de California del Sur, un auténtico semillero del que salieron desde NFOX hasta Green Day, Bad Religion es la más vieja y una de las menos exitosas. Pero, probablemente, sea también la más prestigiosa de todas. Cuando comenzaron a tocar, en 1980, Greg Graffin y Brett Gurewitz (cantante y guitarrista, respectivamente, y ambos compositores) eran íntimos amigos. Gurewitz armó un sello discográfico para lanzar los discos de su banda al que bautizó Epitaph.

Allí militaron hasta 1993, cuando firmaron para la major Atlantic Records, que relanzó Recipe for Hate (originalmente de Epitaph) y editó formalmente Stranger than Fiction. Ese fue el último disco de Gurewitz como miembro de la banda, por dos motivos. Primero, porque el guitarrista no estaba para nada contento con que su grupo se mudara a una corporación. Y segundo, que su propio sello tuvo un inesperado éxito: Smash, de Offspring, ese disco que tenía "Come out and play" y otros hits. Luego Epitaph editó grupos como Rancid, Pennywise, NFOX, L7, The Cramps, Circle Jerks y hasta Tom Waits; también hizo las veces de equipo chico que vende a su mejor jugador (Offspring) a uno grande (Sony), en ¡ocho millones de dólares!. Gurewitz pasó al frente o algo así, aunque su creación independiente finalmente "cerró" el año pasado.

Hoy, más viejos y más tranquilos, Gurewitz y Graffin vuelven a ser amigos. En el último disco de Bad Religion, The New America, el empresario-guitarrista ya participaba en un tema, "Believe it". Para Graffin, en diálogo telefónico con el No días antes de tocar en Buenos Aires, aquélla "es una canción que suena como el reencuentro con un amigo perdido. Es tonto negar que hay algo especial entre nosotros, que estamos conectados y siempre será así". Después de la gira sudamericana que los trae a Argentina, Bad Religion entrará nuevamente al estudio, a grabar su disco número 15. Y Greg Graffin está casi seguro que Brett Gurewitz será para ese entonces otra vez miembro permanente de Bad Religion. "El y yo somos amigos sinceros de vuelta, y hay algunos detalles comerciales que tenemos que resolver antes de anunciar que Brett volverá a la banda. Espero que así sea: no es oficial, pero estamos en eso. Hay muchas posibilidades."

Greg Graffin es un hombre especial. A los 36 años reparte su tiempo entre la Universidad de Cornell en Nueva York, donde está tratando de culminar su doctorado en Ciencias Biológicas (se especializa en evolución), la banda, y la militancia punk. En su sitio de Internet, badreligion.com, incluye ensayos sobre qué es ser punk y otras disertaciones,mandando todo el tiempo comparaciones y metáforas biológicas. En dos años, cree, terminará su doctorado. Para ese entonces, si logra juntar dinero, quiere comprarse una casa en Los Angeles, porque dice estar cansado de viajar todo el tiempo. "Estudio en Nueva York pero compongo y grabo en Los Angeles, viajo una vez por mes. Es agotador".

-Este será el disco 15 de Bad Religion; un número importante...


-Es que soy tan inquieto que si no estoy de gira tengo que estar grabando o produciendo algo. No puedo estar quieto, ése es mi problema. No soy un muy buen compañero en una relación: soy muy romántico cuando puedo prestarle atención a la otra persona, que en general son sólo unos segundos (risas).

-En tu última gira fueron, durante un tramo, soporte de Blink 182. ¿Por qué creés que bandas como ellos, o como Green Day hace unos años, son más exitosos que Bad Religion?


-Es una moda, y yo no estoy interesado en la moda, estoy interesado en la música. Es música de fiestas. Podemos discutir si es punk o no; no importa, en realidad. Pero es diferente a Bad Religion. No podría ver a la música de Bad Religion convertirse en algo como eso. Nuestra música tiene muchos elementos en las letras, muchos significados, hay que prestar atención. La de estas bandas puede ser música de fondo, no tiene densidad ni importancia.

-¿Como reconciliás los mundos de la música y la academia, el punk con tu vida de estudiante universitario?


-Para mí son dos cosas bastante parecidas, la verdad. Me subo al escenario y le digo a la gente lo que pienso. Doy clase, doy lecciones. Es un poco más divertido con Bad Religion, me parece, pero eso es todo.

-¿Alguna vez sentiste, después de 20 años de carrera, que estabas viejo para el rock'n'roll?


-No, porque como me aproximo a la música como si fueran lecciones, nunca parece que estuviera fuera de lugar, no pienso en esos términos. Y además sólo tengo 36 años. Cuando empezó Bad Religion tenía 15, así que todavía me siento un chico.

-¿Cómo te las arreglás para estar en un sello multinacional siendo parte de una banda punk que habla de política en sus letras y que es controvertida? ¿Hay problemas, tenés que cuidarte?


-Siempre me dieron libertad creativa, nunca fue un problema. Los sellos no tienen mucha idea ni poder en cuanto a la creatividad. Ellos piensan en dinero... y en realidad no entienden nada, así que editan productos horrendos. Después, claro, tienen la capacidad de convertir esos productos horrendos en grandes vendedores. Pero no saben qué hacer con el punk, así que estás tranquilo, la verdad.

-Siempre decís que odiás la política, pero de todos modos, ¿cómo viviste las elecciones y el triunfo de Bush Jr.?

-Es un chiste. La población de nuestro país está extendida en todo el territorio, y la gente que vive en las ciudades piensa totalmente diferente a la de los pequeños pueblos. Usualmente la gente más educada es la gente de la ciudad, y los del interior no tienen tanta formación, cosa que es trágica. Pero por supuesto tienen igual voto. Bush Jr. fue elegido por la gente menos educada, mientras que Clinton fue elegido por la gente de las ciudades. Pero ahora nuestro país está gobernado por alguien a quien no le importa la gente. La ironía es que la gente que lo eligió es la que va a pasarlo peor, porque a Bush Jr. no le importa, sólo le interesan los negocios y las cuestiones militares.

-Esta es la quinta visita de la banda a Sudamérica. ¿Sentís que el público es muy distinto al norteamericano?

-La gente en Sudamérica es la mejor del mundo para un show, todos te lo deben decir, pero es cierto. Allá hay una tradición de disfrutar la música en vivo. Es muy triste en EE.UU. porque ya nadie celebra la música en vivo. Bad Religion tiene suerte porque nuesta gente es muy fiel, pero muchas bandas ni hacen giras porque los norteamericanos prefieren quedarse en casa con la Internet. Es patético.

-¿Creés que hoy todavía puede hablarse de punk como una actitud o una forma de vida? ¿O se ha convertido en estilo musical o una caricatura?

-Creo que el punk está vivo y bien. Punk es una manera de pensar, no una moda. Y por eso se puede encontrar actitudes punk en lugares donde no te lo imaginabas. Es una manera de pensar que te hace cuestionar el dogma y la autoridad, y una forma de encapsular esos cuestionamientos en la forma que vivís tu vida. Podés encontrar punks en diferentes lugares y posiciones. Creo que es algo determinado biológicamente, hay gente que está diseñada para cuestionar. Y esa gente es punk.

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