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Francisco Barrios, "El Mastuerzo": Protesta social y filosofía nietzcheana desde México
Por Mónica Maristain

(Advertencia: esta nota contiene vocablos que pueden herir susceptibilidades, atacar el buen gusto y poner en duda la moral y buenas costumbres tradicionales)

Argot mexicano o idioma guacarrock:

¿Qué onda, vatos? Estoy aquí mero, en chilangolandia. Como bien saben: el Defectuoso es demencial. Los chavos chemos y erizos suelen poblar los callejones. Pero no son gachos. Al contrario, te piden para su taquito y su chesco o te ofrecen bolearte los papos a cambio de un tostón. Los taxis son vochos con el techo blanco y el cuerpo verde. Representan el terror de la capirucha por los habituales agandalles a los pasajeros, quienes nunca traen lana y casi siempre andan brujas, lo que los hace objeto de crueles madrizas.

Traducción libre de la cronista que firma la nota:

¿Cómo están, chicos?. Estoy aquí, en la capital de México. Como bien saben: el Distrito Federal es demencial. Los chicos de la calle suelen poblar los callejones. Pero no son malos. Al contrario, te piden para comer un taco o te ofrecen lustrarte los zapatos a cambio de unos pocos centavos. Los taxis son de marca Volkswagen con el techo blanco y el cuerpo verde. Representan el terror de la gente que vive aquí por los habituales atracos que suelen padecer los pasajeros, quienes nunca llevan dinero encima, lo que los hace objeto de crueles palizas.

Desde que en 1985 se formó en México la banda Botellita de Jerez, la historia del rock en este país cambió para siempre. La unión de tres artistas inquietos y con intereses múltiples que hacen centro en la música pero admiten la presencia de artes hermanas como la fotografía, el cine y el teatro, produjo un hecho cultural que hoy se ha tornado insoslayable si se quiere entender de qué va la cosa a la hora de analizar lo que podríamos considerar "el México profundo".

En tiempos de globalización, cuando la canadiense Naomi Klein y su libro No logo, se han convertido en símbolo de un movimiento mundial que abomina de los Mc Donald's y de la uniformidad cultural propuesta por las marcas multinacionales, Botellita de Jerez y toda su herencia resultan una lupa imprescindible por donde poder observar el alma genuina de una gran cantidad de mexicanos nacidos en las últimas décadas.

¿Qué es más mexicano: la bolsa del mercado con la efigie de Frida Kahlo o una canción del Mastuerzo en donde se habla de la muerte de Rockdrigo por un "pasón de chemo"? Tal vez no importe demasiado la respuesta si aceptamos la validez de una pregunta lanzada al aire con la esperanza de generar una reflexión al respecto.

La historia cuenta que Botellita de Jerez nació como una rebelión humorística y fresca frente al estado del rock mexicano de esa época, caracterizado por la ramplonería y la solemnidad. Con el tiempo, canciones como "La mamá de Tarzán" o "Alarma" (que luego hiciera éxito internacional Café Tacuba, una agrupación que ha declarado en muchas oportunidades ser heredera de Botellita...) comenzaron a formar parte del acervo cultural de una generación cansada no sólo de las consignas emanadas del poder, sino también de los slogans acuñados por el universo políticamente correcto. Así, con la conformación de un discurso capaz de reflejar la rabia de los seres marginales, pero sin vergüenza para mofarse de la "Maldición de Malinche", Botellita...fue la clara demostración de que la vida es demasiado dura como para tomársela en serio. De ese modo nació el Guacarrock, un estilo y un lenguaje que cimentaron la base de la cultura joven mexicana y que así describieron los integrantes del grupo a la periodista Patricia Peñalosa, en una nota que salió publicada el año pasado en el diario La Jornada:

Habla Sergio Arau (hijo del afamado cineasta de Agua como para chocolate y cineasta él mismo, hoy residente en Los Angeles): "Los grupos de rock actuales agarraron de nosotros, lo kitsch, el mal gusto, el no tener miedo al ridículo... se heredó una actitud, no un género musical, y ya cada quien la desarrolló a su manera. No lo inventamos todo nosotros, ya se hacían cosas así en la Argentina, por ejemplo, pero metimos elementos cercanos, como Tin Tan, entonces aun considerado como hipernaco... Creo que el Guacarrock era algo amorfo que existía por ahí, a lo que -les guste o no, lo quieran o no- le dimos forma, la cual tuvo que ser muy obvia para que se entendiera.

Impusimos una marca. Queríamos hacer ver que esos elementos eran nuestros, pues se rechazaba lo que sonara a bolero o mariachi. Y sólo podías o ser un folclórico en las peñas, o ir a la disco; si tocabas rock eras 'imperialista pro-gringo'. Pero yo había crecido con los Beatles, los Kings, y también me gustaban Pérez Prado y todo eso que ahora es cool entonces era naco. Yo dije: 'aquí algo está mal, no pueden estar las cosas divididas, pues la vida no es así, sino más compleja'. Ahora parecerá patriotero lo que hicimos, pero no era esa la intención".

Francisco Barrios: "porque no era un discurso mexicanista, más bien nos burlábamos del discurso oficial, de nosotros mismos, de los mexicanos".

Armando Vega-Gil: "imagínate, asumirte mexicano era lo 'rebelde' Esa es otra semilla que creo dejamos: el que se aceptara sin complejos como 'normal' lo mexicano, para que a partir de ahí cada quien desarrollara su interpretación estética".

El disco que no ganará un Grammy

Una de las herencias tangibles de Botellita de Jerez está dada por el disco Podrid@, última obra de Francisco Barrios "El mastuerzo". Trabajo singular y propio, si los hay, el disco es reflejo de una poética ardiente que rebasa los límites del ingenio para reproducirse en metáforas descarnadas que dibujan un modo de sentir, ser y saberse mexicano en tiempos de un presunto cambio político y social que muchos califican más de presunto que de transformación auténtica.

El disco no ganará un Grammy pero quedará como uno de los trabajos más importantes que se hayan hecho en los primeros años del nuevo milenio, verdadero tratado sociológico/poético de una comunidad (la de los rockeros del DF, la de los cuarentones que siguen soñando a pesar de que todos los días se anuncia el fin de la utopía) habitante y habitada por la idea de un México que analistas económicos y políticos califican como "país central" en una periferia latinoamericana cuyo destino se presenta incierto y difícil de predecir.

La lírica de Barrios no admite concesiones y echa mano de palabras que a priori podrían describirse como poco aptas para la poesía. Sin embargo, la belleza de un discurso visceral que busca en todo momento quebrar la vacuidad de los textos reinantes en letras más previsibles y por tanto más livianas de significado se alza para conmover desde el bajo vientre hasta el último gramo de materia gris.

Ha exorcizado el Mastuerzo el sino fatal de Botellita...que terminó comiéndose a sí mismo cuando en 1997 se separa siendo víctima de su propio humor corrosivo. Como bien dijo el cantante de Café Tacuba a WOW, "en los últimos tiempos, la gente que iba a escuchar y a ver a Botellita iba buscando reírse más de los chistes de El Mastuerzo que tratando de entender la profundidad de las letras que cantaba el grupo".

Hay humor en Podrid@, claro, pero está siempre en función de apoyar la semántica subyacente en cada tema, ese significado que hay que descifrar con dedicación no sólo porque el lenguaje es nuevo y requiere un diccionario cerca, sino también porque las referencias son propias de una cultura no oficial ni demasiado presente en los medios masivos de comunicación.

La descripción del paisaje capitalino y de lo que significa vivir en una ciudad con 20 millones de habitantes se vuelve postal desesperada en "Toque de queda": "chupando faros voy / pirando por piernas / fumándome la fe en un toque de queda / operativo de seguridad / el orden me apachurra...los hocicos de las hienas / y las garras de las buitres / acechan...dirás que estoy fumado / pero, si na'más que cuento contigo...".

Hay protesta social y hay filosofía nietzcheana en "Bartola": "...todo tiene un al revés / un "otro lado" / un contrario a la vez / ...la brosa nostra está en conflicto / si "por mi raza hablará Chespirito" / este mundo está al revés / la carne del obrero es más barata que la res...".

Y hay recuperación de iconos populares cuando la voz del enano Margarito (un personaje que canta en la Alameda de Hidalgo y que se ha convertido en tan típico del lugar como el mismo Palacio Nacional de Bellas Artes), nos apura para decirnos que "tenemos que irnos todos a la Rechinchunchán". Y es humor, obvio, pero hay más que humor en esa elección: Televisa, la inefable Televisa, también se ha apropiado de Margarito llevándolo a un programa de variedades donde se gana el pan-azcárraga todos los santos sábados.

Hay romanticismo y amor shakespearano cuando, contando como musa a su mujer, Julieta, el Mastuerzo se regala sabiéndose "El rinoceronte de reversa": "este soy yo / el cocinero de mi vida cruda / este soy yo / el lavandero de mi ropa ajena / ay, mujer fugaz y eterna / tierna y madura / perdona este aroma a rinoceronte en brama / cobíjame con tu boca cálida, húmeda / ¡por tu sonrisa muro! / este soy yo: velador amodorrado de mi sueño turbo / este soy yo / médico-brujo de mi esperanza enferma / tersa la piel de sal que a ti me anuncia / ¡oh, patria de mi alma,/ himno de mis pasiones, / patrona de mis encantos,/ heroína de mis amores! / ¡por tu sonrisa muero! / tras la mortaje que me cobija el cuero / te ofrezco mi culo grotesco lleno de flores..."

Pero a no asustarse: esto también es música. Y Podrid@ representa, luego de Prohibido, su disco anterior, el trabajo más ambicioso de Barrios, quien ha abandonado su estética austera de guitarra en ristre y voz cascada como únicas herramientas para convertirse en un productor de fino oído.

La complicidad de músicos exquisitos (sobre todo el violín por momentos inverosímil de Jorge Luis Gaytán) como los cantantes Silvina Tabbush y Juan Pablo Villa, como el baterista Juan Carlos Novelo y el contrabajista Aleph Castañeda, ha hecho de este disco un material sonoro de gran caudal estético. Bello y mórbido, lúcido y desesperado, Podrid@ es, a no dudarlo, el gran disco mexicano de los últimos tiempos.

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