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Izquierda olvidadiza
Pese a que la establecida y falsa izquierda política de este y del resto de países occidentales sigue sin querer enterarse de nada, no cabe duda que cada día que transcurre, esta sociedad emite un tufillo a podrido que puede llegar a ser del todo insoportable para el olfato del ciudadano de a pie. Ese mismo ciudadano que atónito descubre cómo la prensa agradecida no se entera de nada de lo que realmente sucede en la calle (ya no sé ni porque nos molestamos en seguir comprando el diario) y contempla como se pone al servicio de lo establecido para edulcorar unos hechos que de tan intolerables están fortaleciendo la conciencia ideológica del luchador que reside en cada uno de nosotros.
Las recientes actuaciones policiales destinadas a falsificar la imagen de los manifestantes anti-globalización con sus infiltraciones como gamberros disfrazados, sus palizas indiscriminadas a todo bicho viviente que se cruce en su camino y sus abusos de poder amparados en una ley que mancillan y de la que se dicen representantes, no es más que un síntoma evidente de lo degradado que está el espíritu democrático de nuestras instituciones. Naturalmente que todo forma parte de una estrategia destinada a criminalizar a un movimiento ciudadano espontáneo, no controlado y -eso es lo que duele- no regulado por unos partidos que hace tiempo perdieron su función de representatividad en todo este entramado y que, por tanto, se ven impotentes para regular y aplacar unas protestas que ellos mismo abanderaron hace tan sólo treinta y tantos años (¡qué mala memoria tienen algunos! y qué agradecidos se han vuelto sus estómagos a costa del dinero del contribuyente). Pero que vayan con cuidado, no se les vaya a ir la estrategia de las manos, porque todo intento de criminalización con violencia represiva lo único que genera son espirales absurdas y de difícil salida -¿quién ha creado a quién en el conflicto vasco?-.
Y a la policía, tan solo decirles que no olviden de qué lado surgen, a quién defienden y quién les paga pues no hay nada peor que ser un fiel guardián de unos intereses que no son los del pueblo sino los de unos pocos poderosos que quieren tejer el mundo a partir de sus estrategias. Por eso hacemos un llamamiento al buen policía -que lo hay- para que denuncie todo lo que huele a podrido en una institución que debe velar y no destrozar al ciudadano. Basta ya de torturas, vejaciones e impunes asesinatos.
Redacción MondoSonoro
Mondosonoro nº 77, Septiembre 2001
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