Bueno, ya llegó Garzón al frente de su particular Caravana de la Alegría y se llevó, de entrada, una docena de ciudadanas y ciudadanos vascos para reforzar la plantilla de gladiadores en el circo madrileño. Las masas agitadas por Aznar pedían, como en los tiempos de Calígula, pan y circo, y el simpar Garzón no ha dudado un segundo a la hora de enfundarse la armadura, organizar su legión ­con la cabra al frente, seguro­ y adentrarse por el desfiladero de Pancorbo en busca de carne fresca. En esta ocasión, además, ha contado con la participación de heraldos cualificados que daban cuenta de sus proezas, y es que ya se sabe que de poco vale una victoria si nadie la proclama y que hasta una derrota, bien contada, puede pasar a los anales de la Historia como un triunfo. Sucede, sin embargo, que, como en las películas de bajo presupuesto, a los romanos se les terminaba por ver el reloj digital y que los heraldos, a fuerza de exagerar la nota, terminan haciendo el ridículo más espantoso.

Lean, por ejemplo, el pedazo reportaje de "El Mundo" titulado «Herriko tabernas, alcohol, pintxos e ideología». Ya el título resultaba sugestivo. El detalle de que nadie se atreviera a firmarlo y se publicara con la genérica firma de "El Mundo" aumentaba el morbo y, al final, no defraudaba. Y es que la profundidad del pensamiento de los de Pedro J. es insondable para mentes simples como las nuestras. Lean, lean: «Por los locales pasan desde los jubilados que txikitean por la mañana hasta los jóvenes que beben katxis hasta altas horas de la madrugada, pasando por las cuadrillas que hacen de la herriko la sede de su sociedad gastronómica». Hasta ahí, pasa. Pero sigue: «Por eso, constituyen un signo emblemático en la estructura del MLNV, lo que ha llevado en varias ocasiones a la Justicia a investigar la presunta relación de las herrikos con actividades delictivas». El silogismo es perfecto. Parece sacado de un libro de Filosofía. Según el amanuense de Pedro J., las actividades delictivas que investiga Garzón son el txikiteo matutino de los jubilados, los katxis que beben los jóvenes o las cazuelas de bacalao o marmitako que cocinan las cuadrillas en sus fogones. Más claro, agua. Así entiendo el titular de "El Mundo": «Desmantelada la red que blanqueaba dinero de ETA en las herriko tabernas». Lo del blanqueo se referirá, sin duda, al poteo del mediodía. El de los jubilados.

GARA/La Haine