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Detenidos quince militantes de Haika y registradas sus sedes de Bilbo, Gasteiz, Iruñea y Hernani
En una operación dirigida por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón y el fiscal Enrique Molina, la Policía española detuvo ayer a quince militantes de Haika en Hego Euskal Herria en el transcurso de un operativo que se inició de madrugada y que se saldó, además, con el registro de los domicilios particulares de los arrestados y de las sedes de la organización juvenil nacional. El juez imputa a los detenidos, que fueron trasladados a Madrid en situación de incomunicación, «pertenencia a banda armada». Fuentes judiciales citadas por Efe indicaron que la Policía busca a otros dos jóvenes.
El director general de la Policía española, Juan Cotino, el juez Baltasar Garzón y el fiscal Enrique Molina dirigieron la operación policial que se saldó con la detención de quince militantes de Haika, organización juvenil nacional surgida el 22 de abril del pasado año de la mano de Jarrai y Gazteriak. El titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional les imputa «pertenencia a banda armada».
El operativo policial, en el que participaron más de 300 agentes, se inició sobre las 02.00 en Iruñea, Bilbo, Donostia, Gasteiz, Lekeitio, Zamudio, Eibar, Azpeitia y Hernani, localidades en las que se produjeron los arrestos y posteriores registros. Además, los policías entraron en las sedes de Haika de Bilbo, Iruñea, Gasteiz y Hernani. Los detenidos son Igor Chillón, Mikel Ayllon, Patxi Jimbert, Olatz Dañobeitia, Olatz Carro, Unai Beaskoetxea, Ibon Meñika, Arturo Villanueva, Igor Ortega, Igor Suberbiola, Arkaitz Rodríguez, Garazi Biteri, Aiora Epelde, Ugaitz Elizaran y Garikoitz Etxeberria. Todos ellos fueron trasladados a Madrid en situación de incomunicación.
Cotino, que coordinó la operación desde Bilbo, aseguró que los arrestos «se avalan con mucha documentación, creo que más de un camión», y dijo que Haika «es la organización juvenil de ETA. Primero tiran piedras, luego cócteles y después cogen una pistola o ponen un coche-bomba».
Cotino se refirió de forma especial a Olatz Dañobeitia, a quien señaló como «la cabeza de esa organización juvenil». La detención de esta joven tuvo lugar a las 2.15, cuando cuatro policías con la cara descubierta y dos más encapuchados entraron en el domicilio familiar en Lekeitio. Los agentes habían llamado al timbre de la vivienda tras derribar la puerta del portal.
Antes, sobre las 01.30, la Policía entró en el domicilio de Olatz Carro, en el barrio bilbaino de Santutxu. Carro y su compañera de piso acababan de acostarse cuando policías encapuchados llamaron a la puerta mientras tres coches sin distintivos y tres furgonetas se situaban en la calle. Tras registrar la vivienda, la Policía se llevó dos sacos con libros, revistas, un ordenador propiedad de la compañera de piso, agendas de teléfonos y los móviles de ambas.
El arresto de Unai Beaskoetxea se produjo en torno a las 02.00 en Zorrotza, cuando diez policías encapuchados y seis de paisano entraron en la vivienda familiar. Después de dos horas, los agentes, que contaron con el apoyo de tres vehículos camuflados y una furgoneta, requisaron un ordenador, revistas, agendas personales y un teléfono móvil.
Carro y Meñika fueron trasladados, la primera tras ser detenida y el segundo sobre las 06.00, a la sede de Haika en Bilbo, que permaneció rodeada por un dispositivo policial durante varias horas. Ibon Meñika había sido detenido en Zamudio a las 2.15. La entrada de la Policía en su domicilio fue la más violenta de las cuatro registrada en Bizkaia, ya que los seis agentes entraron con sus armas apuntando a los moradores de la casa. Nada más entrar, obligaron a su madre y a su hermano a tumbarse en el suelo mientras les apuntaban con sus armas. Momentos después, sus padres y su hermano fueron llevados a una habitación mientras procedían a registrar la vivienda durante dos horas. Los policías se llevaron dos cajas con efectos personales.
Violenta fue también la entrada en el domicilio de Aiora Epelde en Hernani. A las 02.30, los policías accedieron al portal del inmueble rompiendo el cristal y apremiaron a abrir la puerta del piso que comparte con otras dos jóvenes. «Los golpes nos despertaron a Aiora y a mí. Venían con mazas y entraron unos ocho policías, algunos encapuchados, y funcionarios del juzgado», relató la otra joven. Tras la entrada, Epelde fue separada de su compañera y traslada a la sala antes de iniciarse el registro. «Mostraron una actitud provocadora, exhibiendo las armas y jugando con el gatillo. Sabían quiénes vivimos en el piso».
Durante el registro, en el que no hubo más testigos, forzaron un armario y rompieron un cajón. «Han dejado la casa patas arriba. No sé qué se han llevado de la habitación de Aiora». Sí comprobaron que se llevaron números de teléfono apuntados en papeles, así como fotografías personales. «Al terminar, sobre las 03.45, me dijeron que ''como hemos registrado tu habitación, firma las diligencias''. No lo hice y tampoco Aiora».
Coincidiendo con este registro, otro grupo policial entró en la sede de Haika de Hernani. Parte de la calle Kardaberaz permaneció cortada unas cuatro horas, hasta las 06.30, cuando se precintó el local.
También fueron registradas las sedes de Gasteiz e Iruñea. A esta última trasladaron a Arturo Villanueva, detenido en el barrio de Donibane a las 2.15, cuando en su domicilio se personaron cuatro agentes de paisano, dos uniformados y la secretaria judicial. Villanueva se encontraba junto a su madre y su hermano, quienes requirieron la presencia de algún vecino para que actuara como testigo. La petición fue denegada por la secretaria judicial con el argumento de que ellos la madre y el hermano eran testigos. Terminado el registro en esa casa, de la que la Policía no se llevó nada, el joven fue trasladado a la sede que Haika.
En esa inspección estuvieron presentes los parlamentarios de EH Pernando Barrena y Félix Puyo en calidad de testigos. Barrena explicó que la Policía «requirió nuestra presencia como vecinos, ya que la sede de EH está en el segundo piso y la de Haika en el tercero».
Explicó que la Policía española registró las dos habitaciones que Haika ocupa en el piso que comparte con otras organizaciones de la izquierda abertzale desde las 2.30 hasta las 3.30.
Entre el material requisado hay revistas antiguas, «algunas de más de 20 años, que seguramente las tendrían guardadas por interés histórico más que como material de trabajo político efectivo que pueda tener un documento de 1979», dijo Barrena.
El arresto del gasteiztarra Patxi Jimbert se registró en Donostia, sin que transcendieran más datos sobre cómo se produjo.
Igor Chillón, detenido en su domicilio en el barrio Judimendi de Gasteiz, abrió él mismo la puerta a la dotación policial. Fue directamente trasladado a su habitación, donde fue golpeado en la cara ante la visión de un cartel de Haika. «Por esto mismo te detenemos», le espetaron, tal como relataron sus allegados.
Uno de los policías se dirigió en varias ocasiones a la hermana del detenido advirtiéndole: «Sabes que le caerán diez años por colaboración; que tendrá que terminar sus estudios lejos». Además, le preguntó: «¿Por qué le has dejado llegar tan lejos?».
La Policía salió del domicilio sobre las 3.30, llevándose consigo al joven, un ordenador, recortes de periódicos, revistas, una agenda, carteles y dinero.
«La casa, patas arriba»
También se llevaron dinero, agendas y material político de casa de Ugaitz Elizaran, en Intxaurrondo, donde sobre las 2.15 entraron policías uniformados, encapuchados y funcionarios judiciales. El registro se centró en el cuarto del detenido y en el de su hermano y acabó a las 04.00.
Paralelamente y a pocos metros de distancia, la Policía entró en casa de Igor Ortega, donde realizó una inspección «a fondo» que finalizó «con la casa patas arriba».
Dos horas y media emplearon los efectivos policiales en el registro de la vivienda familiar de Arkaitz Rodríguez en Altza. Según indicaron sus familiares, la mayoría de los efectos incautados pertenecen a su hermana.
El ruido en la escalera alertó a Mikel Ayllon y a su compañera de una operación policial que se inició con una violenta entrada, ya que nada más abrir la puerta, la joven fue derribada. Durante el registro, la compañera permaneció en la cocina vigilada por un policía. Un ordenador, fotografías, una agenda y un móvil fueron los efectos incautados.
El registro en casa de Garazi Biteri se prolongó durante dos horas. Tras el paso de unos diez efectivos policiales, su habitación «quedó patas arriba».
En el mismo estado dejaron el cuarto de Igor Suberbiola en Amara. Tras romper la puerta del portal, los policías llamaron al timbre de la vivienda reclamando que abrieran la puerta «por que si no la tiramos», recordó su madre. Una vez dentro, «rompieron la puerta de la habitación de su hermano y la del baño», y mantuvieron inmovilizados en el suelo a los hermanos Suberbiola. Posteriormente, los familiares fueron trasladados a la sala de estar mientras el joven detenido fue conducido a su habitación, donde se realizó el registro. Los familiares indicaron que la Policía se llevó «una pequeña bolsa con papeles y no tocaron el ordenador». Sí se llevaron, en cambio, la computadora de la vivienda familiar de Garikoitz Etxebarria, en Azpeitia, donde mantuvieron a los familiares del joven en la sala mientras registraban toda la casa.
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