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"Entra en la lógica jurídica
y política"
x Editorial Gara
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La mejor interpretación sobre el último
auto de Baltasar Garzón imputando «integración en
organización terrorista» a veintidós ciudadanos
vascos la ofreció ayer el secretario de Estado de Seguridad,
Ignacio Astarloa, al asegurar que entra «dentro de la lógica
jurídica y política».
Entra en la lógica judicial porque «la
ilegalización de Batasuna debe ir acompañada de la determinación
y la imputación de las responsabilidades individuales de las
personas que han tomado las decisiones que han llevado a que la organización,
en sí misma, sea ilegalizada». Y entra en la lógica
política porque «en el combate del Estado en la lucha contra
el terrorismo están abiertas todas las líneas para cerrar
cualquier margen de impunidad». Lo que el secretario de Estado
de Seguridad está queriendo decir es que todo vale contra el
independentismo vasco, puesto que él mismo mezcla el proceso
de ilegalización de Batasuna, que sigue su vía en el Tribunal
Supremo, con la instrucción de Baltasar Garzón en la Audiencia
Nacional, que teóricamente tiene otro fin. Pero como evidencia
Ignacio Astarloa, todas las actuaciones son complementarias o, como
sospechan muchos, están dirigidas por un mismo sujeto hacia un
único fin. En cuanto al auto en sí, los 19 folios hechos
públicos por Garzón vuelven a ser un tótum revolútum
en el que se mezclan nombres con cuestionable criterio tanto político
como histórico, pues lo mismo aparece José Miguel Beñaran
Ordeñana, Argala, muerto en 1978, que Joseba Urquijo Borde, Kinito,
acusado en su momento de ser confidente de la policía española.
En cuanto a la labor instructora propia del juez, baste observar que
el auto se basa directamente en el informe presentado por la UCI el
pasado lunes, sin que Baltasar Garzón haya siquiera reparado
en algunas imprecisiones flagrantes que contiene el escrito o se haya
detenido a corregirlas.
Y es que tanto el juez como los dirigentes políticos que ayer
se apresuraron a decir que «el auto convierte en certeza jurídica
lo que era certeza moral, que Batasuna y ETA es lo mismo» no necesitan
de pruebas que después puedan ser sostenidas en un juicio imparcial.
La condenas ya están establecidas y surten efecto antes de que
cualquier tribunal pueda dictar sentencia.
Ahora, la cuestión, una vez más, está en cómo
articular los mecanismos y aunar las voluntades para pasar de la denuncia
de la injusticia evidente a la superación de este estado de excepción.
22/11/02
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