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Expectativas de felicidad en democracia
Erramun Gametxo

Cuando un grupo humano se propone organizarse como colectividad para llevar a cabo cualquier empresa, el fin último que persigue siempre es el de que la empresa redunde en la mayor posible felicidad del grupo (tenga o no tenga clara consciencia de ello). Naturalmente, eso no obsta para que, una vez iniciada la ejecución del proyecto, en cualquier momento pueda el fin último quedar de facto desvirtuado. Inicialmente, una sociedad que decide ser democrática persigue también como fin último -aunque no se dé cuenta de ello- la máxima felicidad de sus miembros. Pero pronto queda ese fin último sustituido por otros, debido a que se emprendieron caminos que no conducen a él.

El proceso es bien conocido. Se eligen los individuos que van a gestionar la res publica: alcalde, gobernador, ministro, presidente... Ellos no se presentaron a la elección porque se creyeran los mejor dotados para sembrar felicidad máxima en el seno de la sociedad. No fue esa misión la que más fuertemente los había motivado. Si lo hubiera sido, no estarían ahora -una vez elegidos- celebrando su "victoria" en plena fiesta y alborozo y jolgorio, vaciando botellas de cava. Un futuro gobernante no se alboroza así porque va a tener ocasión de hacer feliz a la sociedad. El espumoso fluye abundante por otros motivos: la derrota infligida al contrincante, la culminación de una ambiciosa carrera, la apertura de posibles vías de enriquecimiento fácil y rápido, la halagüeña perspectiva del poder y la influencia y la fama, la íntima satisfacción de la vanidad, etcétera.

Vladimir Putin celebró la consecución de la mayoría absoluta en las elecciones presidenciales con el lanzamiento de tres misiles balísticos que cruzaron, de parte a parte, el cielo de Rusia.

¡Hay que ver el alborozo que produce saberse con poder de hacer feliz a la humanidad!

En ocasiones parece que sí, que al gobernante le importa mucho el bien común. Pero, si se analizan los hechos friamente, salen a flote las verdaderas motivaciones. Como ejemplo tomaremos la evitable muerte de ciudadanos víctimas de atentado político. Si fuera verdad que al gobernante le importa de veras la felicidad de su pueblo, en casos como éste lo demostraría inequívocamente, pero lo demuestra sólo aparentemente.

Cuando a manos de ETA murieron Miguel Angel Blanco y Fernando Buesa, el dolor que estas muertes produjeron en el gobernante y su entorno parecía inmenso, a juzgar por el maremoto que se originó en los medios de comunicación. Todo parecía desesperación, angustia, dolor, acerbo dolor -unido al consabido repertorio de anatemas e imprecaciones-, por aquella pérdida evitable de vidas humanas. Pero la realidad era otra. La razón principal de aquel dolor no era el hecho de haber sido segadas vidas humanas. Años antes había sido análogamente segada la vida de Santi Brouard, y entonces no hubo maremoto. Esto demuestra que los llantos oficiales en el primer caso fueron debidos al humillante revés político sufrido por los poderes públicos, más que a la muerte de dos ciudadanos. La de Brouard no constituyó revés político para los poderes públicos. Y no hubo tales llantos oficiales. Muy semejante, o idéntico, fue el comportamiento casi siempre que GAL y ETA cometieron un atentado mortal.

Salvo rara excepción que indudablemente puede darse, a los gobernantes y rectores de una democracia les importa un comino la felicidad mayor posible de la población cuyo gobierno les fue confiado. Simplificando, se puede asegurar que el verdadero objetivo del gobernante suele ser el ganar votos (procura, más o menos, trabajar en beneficio de la sociedad, y alguna vez proporciona a ésta migajas de felicidad; pero lo hace, sobre todo, porque eso es lo que le permite ganar votos). De ahí que resulte a veces coherente en los electos el modo en que ejercen luego su ministerio, aun quedando lejos la obtención de felicidad para todos. Van a continuación algunos ejemplos elocuentes.

Los gobiernos de España y de Francia, a lo largo de varios lustros, han obligado a millares de presos vascos a cumplir condena lejos de su tierra y de su familia. Con frecuentes cambios de cárcel sin previo aviso. Ocasionando a presos y familiares un sinfín de padecimientos: grandes pérdidas de tiempo, largos desplazamientos inútiles a causa de un inesperado traslado, cuantiosos gastos, accidentes de carretera... Obsérvese que la justicia condenó a los presos, meramente, a privación de libertad, no a semejante alejamiento. Constituyó éste una cruel pena añadida, ilegalmente impuesta por gobernantes usurpadores de una atribución que está reservada a los jueces. Poco hay que esforzarse para comprender que dichos gobernantes no estaban obsesionados por el ansia de hacer felices a todos los ciudadanos.

En todo momento había numerosos presos que, al haber cumplido las tres cuartas partes de su condena, debían haber sido puestos en libertad con arreglo a lo establecido en la legislación vigente. Pero todos o casi todos continuaron ilegalmente encarcelados, y por varios años más. No tenía gran importancia su felicidad.

Frecuentemente los presos, puestos a merced de sus guardianes, fueron maltratados, vejados, golpeados... Más de una vez se les negó permiso para visitar al padre o la madre moribundos. O se les negó asistencia sanitaria cuya no prestación acarreó consecuencias de gravedad. O se les tuvo, hospitalizados en estado muy grave, esposados a la cama, pese a estar bien custodiados por la policía... Bien sabía el gobernante -el hombre que tiene por misión hacer felices a todos los gobernados- lo que el funcionario de turno estaba haciendo con los presos. Pero no movió un dedo para evitarlo.

El fiscal se niega a liberar a un preso con cáncer terminal. Esteban Nieto iniciará el domingo una huelga de hambre y de sed. El fiscal jefe de la Audiencia Nacional Eduardo Fungairiño se negó ayer a facilitar los trámites para que el preso político vasco Esteban Esteban Nieto, enfermo de gravedad, pueda ser excarcelado, tal y como indica la legislación penitenciaria. [...] ...desahuciado por los médicos, padece un cáncer de hígado, diagnosticado después de reiterados casos de desasistencia médica. [...] ...los policías mantienen a Esteban Nieto esposado a la cama del hospital de Cádiz...

...a cualquier persona, por templada que sea, le debe hervir la sangre ante la crueldad del fiscal de la Audiencia Nacional Eduardo Fungairiño, y ante el hierático ensañamiento del ministro del Interior Jaime Mayor Oreja. Un preso, aquejado de un cáncer hepático, está sufriendo los últimos días de su vida en Cádiz, a mil kilómetros de su familia.

...cuando en 1996 hubo que operarlo no lo hicieron porque lo trasladaron de Cádiz a Las Palmas de Gran Canaria, y el año pasado, cuando hubo que hacerle una ecografía, también lo cambiaron de cárcel. Y, por supuestos motivos de seguridad, se le ha negado durante años la visita de un médico extrapenitenciario a la que tiene derecho.

..el preso vasco se negó a su traslado al juzgado con esposas por la espalda y grilletes en los tobillos. [...] Ante la negativa, los guardias lo introdujeron por la fuerza en el furgón, y, ya en el juzgado, lo encerraron en un calabozo sin luz, dejándolo tirado en el suelo, sin quitarle grilletes ni esposas. [...] ...el preso vasco informó a su abogado de que no estaba en situación de prestar declaración. [...] Ante lo ocurrido, el juez de Valdemoro decidió trasladar el caso al Juzgado de Puerto de Santa María,...

Antton García del Molino sufre de síndrome de Ménière, una enfermedad que produce presión y dolor en los oídos y ruidos internos que preceden a ataques que conllevan vértigo severo, desequilibrio, náuseas y vómitos. Más de una vez ha sido encontrado sin conocimiento dentro de su celda. Además, está aquejado de una hernia lumbar. Lleva ya 18 años en la cárcel. Debía haber sido puesto en libertad hace tres años, por cumplimiento de las tres cuartas partes de la condena. En lugar de ello, se le niega la asistencia médica que precisa. Hasta el reciente movimiento de 105 presos, Antton se encontraba encarcelado en la prisión de Castellón donde, por lo menos, recibía un tratamiento más o menos adecuado para su dolencia. En vez de ser excarcelado, fue conducido a Dueñas, en Palencia. Una vez allí, los responsables de la prisión le comunicaron que no podían ofrecerle el tratamiento que necesitaba,...

Con relatos de este género, verídicos, tomados de sociedades en las que supuestamente rige una democracia, pueden escribirse muchos abultados libros. Esta democracia no hará feliz a la humanidad.

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