Iberdrola, un ejemplo de cinismo

x Iñaki Urrestarazu - Miembro de la Plataforma en Defensa del Abra

Desde hace meses y de una forma masiva y constante, Iberdrola nos está atufarrando con su campaña de la hoja verde y las gotas azul y amarilla, con la que pretende hacernos ver que nos ofrece una energía absolutamente limpia y que su mayor preocupación somos los ciudadanos, nuestro mundo y el medio ambiente. Una energía «que cuenta siempre contigo y que avanza respetando el medio ambiente» dicen. Y con el autobombo que se dan por recibir durante dos años consecutivos un premio internacional, el índice de sustentabilidad Dow Jones, a la empresa «más ecológica».

Sin embargo, la energía producida por Iberdrola ­como por las demás eléctricas­ de limpia no tiene nada. Su único objetivo es incrementar los beneficios lo más posible. De hecho, en 5 años quieren doblar la capacidad de generación eléctrica, pasando de los 16.000 Mw actuales a 30.800.

De su actual potencia instalada, el 20% es de origen nuclear, el 8,75% de térmicas de carbón, el 20% de térmicas en base a fuel y gas y el 50% de origen hidráulico. En lo que respecta a lo nuclear, Iberdrola tiene una presencia muy importante en casi todas las centrales nucleares del Estado: Cofrentes, Almaraz, Trillo I, Vandellós II, Garoña y Ascó II. De los 6.447 Mw de estas centrales, 3.201 son de Iberdrola. Recordemos por otra parte que el proyecto de Lemoiz era también de Iberduero (hoy Iberdrola). Y sobre la «limpieza» y ­seguridad­ de las centrales nucleares, a estas alturas creemos que sobran todos los comentarios. Por otra parte, Iberdrola sigue manteniendo 1.441 Mw en centrales térmicas de lo que reconocen como «sucio» carbón (en Asturias y Palencia principalmente).

En consonancia con la estrategia de la mayor parte de las empresas energéticas europeas y mundiales de generación de electricidad, Iberdrola se orienta hacia el gas natural y las plantas de ciclo combinado. El gas natural se ha convertido en nuestros días en una especie de panacea, en el recurso milagroso que pretendidamente limpio sustituye al carbón, hasta el punto de llegar a ser la materia prima básica de los planes de generación de electricidad a medio plazo y el objeto de un fabuloso negocio.

Pero sucede que este gas natural (en realidad básicamente metano) no es ni mucho menos limpio como dicen, sino que es tóxico, inflamable, peligroso, uno de los seis gases declarados en el protocolo de Kyoto como con más impacto en el cambio climático y el agujero de la capa de ozono. Los muchos miles de kilómetros de tuberías de transporte, cuando el gas es transportado en su estado natural, desde Siberia, Argelia, Mar del Norte y otros países, significan además de grandes destrozos en la naturaleza, importantes escapes e impactos en la atmósfera. Y cuando es transportado en forma licuada, los barcos metaneros y las plantas de regasificación, son auténticas bombas de enorme capacidad explosiva. Además, su combustión en las centrales térmicas de ciclo combinado produce enormes cantidades de gases contaminantes, también responsables del cambio climático, como el CO2, CO, óxidos de nitrógeno ­responsables- también de la lluvia ácida­, ozono troposférico ­altamente contaminante y producido también en el tráfico de coches, al que se suma­ S02 ­dependiendo del tipo de metano que se emplee o de si se emplea fuel­...

A los 3.200 Mw en térmicas en base a fuel y gas actuales (Castellón, Escombreras ­Cartagena­, Santur- tzi y Aceca de Toledo) se añaden los aproximadamente 4.000 nuevos Mw previstos en Castejón (Navarra), Santurtzi, Bahía Bizkaia Electricidad en Zierbena ­con participación de un 25%­, las compradas a la empresa norteamericana en quiebra Enron y a Abengoa, ambas en Cádiz, además de la posible reconversión de la de Pasajes. Por otra parte, Iberdrola participa de lo que puede ser el fabuloso negocio del gas en torno a la regasificadora, aspira a participar del proceso de privatización de las sociedades gasísticas vascas reunidas en Naturcorp e incluso ha manifestado su intención de participar en la futura central térmica de Boroa.

La potencia instalada de las centrales hidráulicas propiedad de Iberdrola suponen 8.293 Mw y están instaladas en diversas cuencas, principalmente en el Duero, Tajo, Júcar y en el Sil, en Galicia. Tradicional e históricamente Iberdrola ha tenido una importante componente hidráulica, que la mantiene. En base a ellas y a las eólicas recientemente compradas a Gamesa, es en lo que pretende basar su imagen de energía limpia. Pero sabemos que las grandes presas conllevan además de peligros, muy importantes incidencias sobre el entorno, sobre los pueblos y poblaciones en los que se ubican, sobre el curso de los ríos, su régimen de aguas y sobre los peces que habitan en ellos. Itoiz es paradigma de ello. En la misma línea se sitúa la protesta de los ecologistas gallegos, que se indignan porque durante 50 años las grandes eléctricas ­Iberdrola, Fenosa, Endesa...­ impulsoras de numerosos e importantes embalses, han estado machacando el medio ambiente.

En lo que se refiere a las eólicas, lo que ha sido siempre concebido como una energía alternativa, a pequeña escala, al servicio de los colectivos locales y de fácil control, se ha convertido, de la mano de las grandes eléctricas, en otro objeto de negocio, y con gran impacto en la naturaleza. Es el caso de Iberdrola que ha comprado los parques eólicos de Gamesa, con una potencia cercana a los 1.000 Mw y que tiene la intención de comprar aerogeneradores por otros 1.100 Mw. La energía eólica entendida y planteada de esta forma masiva e industrial no es ni mucho menos una energía limpia. Representa unos impactos paisajísticos enormes, destrucción del entorno de una forma importante dadas las grandes infraestructuras de acceso que requieren (carreteras, pistas, cableado, subestaciones...), expropiaciones de terrenos comunales y particulares para uso, en definitiva, empresarial, más concentración de poder en pocas manos ­las energéticas­ en perjuicio de otras posibles alternativas comunales o asamblearias, consolidación del modelo energético actual, despilfarrador, consumista y agresor del medio ambiente, y un enorme impacto sobre las aves migratorias, que caen por miles bajo las zarpas de las gigantescas aspas de los molinos.

Por último, tras un largo periplo de inversiones y desinversiones, Iberdrola apuesta hoy por invertir en Latinoamérica, especialmente en Brasil y México, una vez más, en las «limpias» energías nuclear y de ciclo combinado, con una potencia instalada prevista de al menos 5.000 Mw e inversiones del orden de 4.000 millones de euros.

(Gara/17.12.02)

 
         
   
 

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