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Itoiz: presa, presagio, prevención, prepotencia

In illo tempore, oséase, en los tiempos bíblicos, que era época de mucha catástrofe, existía un servicio de Salvación y Socorrismo que lo gestionaba el propio Yahvé. Este dios era, a la vez, voluntario de la Cruz Roja y divinidad airada que igual le daba enviar una plaga que un diluvio. Era como esos bomberos que en su tiempo libre ejercen de pirómanos compulsivos y son causa y remedio del mismo problema. Antes del diluvio, el servicio meteorológico celestial avisaba a Noe y éste construía el arca. Antes de lo de Sodoma y Gomorra, llegaba el mensajero angelical y ponía sobreaviso a Lot, a quien aconsejaba, como en un anuncio de la Dirección General de Tráfico, que no mirara hacia atrás para no convertirse en estatua de sal. A lo que voy, que no existía Protección Civil, pero tampoco había que hacer a todo el mundo el boca a boca, porque los buenos ya estaban prevenidos y se ponían a salvo.

Dada la poco receptiva Administración que tenemos y su incapacidad para la escucha activa, no me extraña que estén de la Coordinadora de Itoiz hasta los mismos... expedientes. Los de la Coordinadora son insistentes, incansables, irreductibles, unos tíos palizas con lo suyo (con lo de todos). Los de Itoiz vienen avisando que ojo con esto, que cuidado con aquello; y les llaman alarmistas, agoreros, catastrofistas, profetas del caos, siembrainquietudes y cenizos... No quisiera que, como en la fábula, al final viniera el lobo de verdad (¡no lo permita Dios ni la Confederación Hidrográfica del Ebro!) y tuviéramos que oír, a agua pasada, los golpes de pecho y lamentos en alta voz de los políticos.

El modelo económico imperante tiene tendencia autodestructiva. Un desarrollismo voraz con eutanasia incorporada, un crecimiento envuelto en suicidio ritual y harakiri colectivo. El informe de Arturo Rebollo, cuestionando la seguridad de Itoiz y las posibilidades de grave riesgo, me quita el sueño relativamente y no pienso almacenar raciones de supervivencia en la despensa. Si me pusiera tremendista, entre la capa de ozono, el deshielo de los polos y la clasificación de Osasuna lo mismo no salía de casa. Ahora en serio, lo que de verdad me preocupa es la insensibilidad administrativa para un diálogo mínimo, ese constante hacer oídos sordos a un colectivo avalado por la seriedad de su oposición y su capacidad para concienciar y movilizar a un amplio sector de la sociedad. Sus informes los pagan ellos. Los contrainformes del Gobierno de Navarra se pagan con el dinero de todos. ¿Podré desgravar mi parte proporcional en la próxima declaración de renta? ¿Es ésto desobediencia civil? ¿Me empapelará Garzón por ser del entorno?

Xabier Díaz Esarte - Profesor y escritor

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