Democracia, represión y resistencia en Europa

x Profesor J

La santa alianza de Castilla y Aragón, los dos reinados que habían salido fortalecidos, especialmente el primero, tras la victoria contra la ocupación árabe, y usando el oportuno nombre de Reyes Católicos, utilizó habilmente ambas condiciones para salir a disputarle las colonias a las ciudades de la posterior Italia, contratando justamente a un oriundo de ellas, Colombo, cuyos huevos se hicieron famosos. Entraron a sangre y fuego en Abya Yala repartiéndose alegremente nuestras tierras y, de paso, como que no quiere la cosa, subordinaron a las demás naciones ibéricas al centralismo y a su capacidad económica (ambos en interesante proceso de retroalimentación). Vascos, gallegos, catalanes y demases, fueron incorporados a la fuerza o después de habilísimas estratagemas o también llamadas negociaciones diplomáticas donde era característico el matrimonio por conveniencia, el crimen político, el chantaje y otras técnicas como torturas y hogueras que los representantes del Papa, obispos, arzobispos, cardenales y otras sub-categorías, realizaban encantados de la vida por toda Europa.

La república intentó modificar las cosas en la década del 30, cuando crecía en Catalunya, y en otras nacionalidades, la organización autogestionaria de millones de campesinos y el sentimiento nacional aumentaba en todas partes a pesar de los intentos de la burguesía y de los propios partidos de izquierda que, en vez de apoyar esas tendencias, empujaron para la continuidad de la centralización estatal, reconociendo solamente algunas migajas de autonomía. El creciente poder popular de base fue menospreciado por los generales del ejército republicano que exigieron la subordinación absoluta de todos a su mando, perdiendo así las dos fuerzas que podían garantizar la incorporación masiva de la población a la guerra de resistencia contra Franco, las autonomías nacionales y las comunidades autogestionarias. Franco, también en nombre de la centralización, masacró a las nacionalidades, a los trabajadores y a los campesinos que habían desarrollado una de las experiencias más ricas de autonomía y poder popular que conoce la historia, sagazmente escondida por los burgueses y partidos de izquierda abrazados en los oportunos Frentes Populares.

Practicamente en todas las provincias o las nacionalidades oprimidas por hegemonismo del estado español basado hasta hoy en Castilla, se organizaron formas de resistencia activa que iban desde grupos teóricos en las universidades hasta destacamentos guerrilleros. Había acciones armadas en muchas partes durante los 40 años que Franco dedicó a borrar la memoria histórica y convencer a las capas medias, sindicatos y partidos de izquierda que lo mejor era aceptar, y así transmitir a las nuevas generaciones (si se parece con Pinochet, es mera casualidad. ¿O no?) que la democracia era la vía para opinar y decidir entre todos. Y la Jugada mayor fue preparar a los reyes de Castilla, los mismísimos que habían sido mandados al museo, para asumir el mando y garantizar por esa vía la legitimación de la centralización. Dicho y hecho, el rey fue reinstalado y aquí no ha pasado nada.

Este monarca asumió una taza de leche, llegando a su fin la lucha armada en Galicia y Catalunya, y los gobiernos, entre ellos los socialistas con apoyo de los comunistas, machacaron más con la democracia y como no podían acabar con la lucha de los vascos que, cosa rara, aún seguían luchando mientras los demás ya estaban debidamente domesticados y bien comportaditos se habían incorporado al baile de máscaras, los socialistas crearon una organización secreta, los GAL, Grupos no sé qué de Liberación, que perseguían vascos, los torturaban para sacarles información y los mataban. La presencia de esos grupos, financiados con dinero del estado español, es claro, causó horror en la opinión pública mundial, pues eran igualitos a la Gestapo de Hitler. De modo que, como se había destapado la olla, había que llevarlos al tribunal y las cosas se acalmaron, acabaron las protestas mientras gobernantes, militares, jueces, etc, respiraban aliviados y mandaron salir a sus secuaces haciendo mutis por el foro. El temporal de la opinión pública, aquella que se manipula tan facilmente, ya había pasado, las cosas ya están para otros venenos, como ese tal Garzón, por ejemplo. La propia izquierda defendiendo a la democracia. Mira tú. La izquierda organizó los GAL, igualito que la Oficina que dirige el Partido Socialista en Chile que persigue jóvenes y mapuches que luchan por la autonomía. ¡Vaya! Casualidades de la vida. Y hablando de casualidades, estos mismos socialistas chilenos fueron vistos en la sede del PSOE en Madrid en la época de los negociados en Chile entre la DC y el PS con los militares para la pomposa vuelta a la democracia . La embajada de Pinochet en Madrid fue puente para las conversas que intermedió el PSOE. Todo indica que las clases dominantes chilenas utilizaron parte de la experiencia franquista para envolver a los partidos en la farsa democrática.

El show de la acusación a Pinochet es continuación de esa nueva santa alianza que permite incorporar izquierdistas a la lucha por la democracia que, como dice Saramago, comienza y acaba con el voto.

Los vascos simplemente no han entrado en el juego de Madrid, y sus mejores hijos, especialmente la juventud, valorizan su cultura y su identidad, arrasada constantemente por las diversas acciones orientadas por el centralismo español, entre otras contra el idioma vasco. Aún se desarrolla la lucha armada, que es tan válida como las otras formas de lucha que realizan otros sectores. Se trata de un pueblo que practica diversas modalidades de autodefensa, lucha activa contra los ocupantes y también hay importantes sectores que participan en las instituciones. La penetración española y el juego de la democracia busca permanentemente dividir para reinar, pero la muerte de la muchacha que preparaba bombas en España mostró como miles y miles de vascos salieron a saludar su cuerpo cuando era trasladado a la tierra que la vio nacer. Eso no se puede borrar, y las fotos de ese pueblo enarbolando sus banderas son un símbolo que hiere profundamente el corazón de los ocupantes.

ETA, la organización armada del pueblo vasco, continua viva y pujante, a pesar de todos los esfuerzos por aniquilarla, y son muchos los que quieren incorporarse para golpear al enemigo y sus agentes quinta columna. Es una organización que sabe lo que hace y merece todo el apoyo de los luchadores de la resistencia a nivel mundial. También merecen el apoyo las otras organizaciones vascas como el sindicato LAB, la organización de juventudes, la asamblea de municipios y representantes vascos, así como Batasuna, partido electoral que participa criticamente dentro de las reglas del juego establecido. Estas organizaciones son independientes y no mantienen lazos orgánicos con ETA como pretende hacer creer el estado español, lo que por lo demás sería una burrada, ya que por organizaciones abiertas se puede llegar a los grupos clandestinos.

Cuando se establecieron las negociaciones de paz en Irlanda, ETA ofreció una tregua que duró alrededor de un año y medio, planteando al estado español su voluntad de iniciar un diálogo, por lo que de modo alguno se trata de una organización intransigente. Eso está a la vista. De hecho es indiscutible, pero la retórica da para mucho y el estado español se negó, confiando en repetir la estrategia de aniquilamiento de las fuerzas combatientes en las otras nacionalidades, así como en la domesticación democrática y en la acción de los quinta columna. No sólo se negó, sino que aumentó la persecución y detenciones, agudizó la represión a los presos y mandó detener a los intermediadores. ¿Quién es el intransigente? Sin duda el estado español.

Batasuna, que en esa época se llamaba Euskal Herritarrok, aumentó enormemente su votación, puesto que también ha estado llamando al diálogo desde sus puntos de vista, masí el terreno se coloca difícil para el estado español que sólo quiere negociar con un pueblo derrotado, esto es, completamente absorvido por su democracia. Batasuna mantiene un elevado caudal electoral, lo que no es conveniente para el centralismo español, a pesar de que muchos se están cansando del juego y han decidido abstenerse para concentrarse en modalidades prácticas de autonomía y poder local. El problema para los ocupantes es que Batasuna no se dedica sólo a las elecciones, sino que participa activamente en las luchas en los territorios que según España no son vascos, pero que en verdad son parte de Euskal Herria, como Navarra, cuyo nombre es Nafarrroa, además de las tres provincias vascas ocupadas por Francia. También Batasuna es parte activa en la lucha por la valorización del idioma nacional, que sufre constante discriminación. También participan activamente en las fiestas y fechas tradicionales vascas, así como en la organización y funcionamiento de la asamblea de municipios y representantes vascos, una especie de poder institucional paralelo que comenzó a entregar cédulas de identidad vasca ante la irritación de Madrid. En fin, Batasuna está muy presente junto a las demás fuerzas vivas abertzales donde lucha el pueblo vasco sin mezclarse con los combatientes de ETA, que el pueblo sabe que están en todas partes, hasta en el PNV, partido nacionalista burgués que no desconoce que en sus filas hay escondidos miembros activos de ETA. De modo que si están persiguiendo a Batasuna por tener en sus filas miembros ocultos de ETA, tendrán que hacer lo mismo con todos los partidos vascos, las universidades, los diarios, los sindicatos y todas las demás organizaciones sin excepción, puesto que ETA está en todas partes. ETA no se nutre de Batasuna, sino del pueblo vasco, indomable, que tarde o temprano alcanzará su plena autonomía. Y eso lo saben los españoles. Los ocupantes quieren acabar con los referentes públicos de la lucha por la plena autonomía, para arrastrar a un número mayor aún de vascos a sus ritmos democráticos acabando progresivamente con la conciencia de identidad imponiendo una autonomía mediatizada y subordinada. Batasuna reúne en su organización y en su electorado un sector muy importante del pueblo vasco, y, como interviene en todas las actividades sociales, se transforma en un enemigo odiado por el sistema, así la pretendida vinculación a ETA es un pretexto. Se trata de un constante hostigamiento de la democracia contra un pueblo, que desde Franco, luego con los GAL, hoy continua con Garzón, la cara judicial, o sea, otra máscara.

Garzón saltó a la publicidad con el trampolín del sonado caso de Pinochet, a quien comenzó a juzgar en una farsa que el susodicho se encargó de develar cuando levantó la muleta y comenzó a andar fuerte y airoso en la escalinata del avión que le llevó de vuelta a Chile en medio de la auforia de los milicos y otros seguidores que le vitorearon. La continuación del show en Chile ya parece una tragicomedia donde el pueblo chileno y la conciencia humanitaria a nivel mundial son burlados sarcásticamente y el espectáculo sigue con Pinochet viviendo a cuerpo de rey, aún dueño y señor de las fuerzas armadas, el parlamento y la constitución chilena. Sólo que Pinochet ya es descartable, puesto que el programa de las clases dominantes chilenas marcha viento en popa, y su figura siempre ha servido para esconder el papel institucional de las fuerzas armadas y del capital que lo dirigió.

Y sigue el show. Ahora le toca entrar en escena a la vedette Kissinger, otra superstar que lleva nuevamente a Garzón a las noticias como el gran demócrata, pero que no hace más que implementar la nueva política de derechos humanos del Imperio en que golpeando a la resistencia llamándola de terrorismo y haciendo como que golpea a la extrema derecha (mientras no se toque a los israelitas, claro), diseña el centro democrático donde deben desarrollarse las reglas del juego, en el que acaba de entrar, entre trompetas, bombos y platillos la inefable Susan George con las huestes de Attac, vestida de bailarina color de rosa con su programa de conciliación de clases del nuevo estado de bienestar de humanización del capitalismo y levantando la tesis del diálogo entre los Forros de Davos y Poto Alegre.

Será tarea del movimiento autónomo, libertario y rebelde de la península ibérica desnudar este juego democrático y levantar nuevamente la lucha en Galicia, Catalunya y otras regiones, junto a los desempleados, jóvenes, okupas e inmigrantes desde abajo, cortando lazos con las llamadas plataformas controladas por la izquierda institucional y los de Attac. La lucha antiglobalización ha sido tergiversada por las izquierdas y ya es necesario delimitar aguas. A esta altura del campeonato ya es evidente que estas plataformas están jugando a la institucionalidad en la misma medida que el propio PSOE se ha incorporado a ellas.

La crisis francesa debe ser aprovechada para extender la organización y acción extra-institucional, legitimadas por la enorme abstención que Chirac, con el apoyo de toda la izquierda, quiere atacar con el fantasma de Le Pen, cuando el verdadero miedo es la falta de legitimidad real de las elecciones. Maravilloso sería que la abstención se mantuviera o aumentase, o que sólo disminuya un poco, lo que no es facil por la gigantezca campaña de los institucionalistas de todos los colores, y si aconteciera, sería un golpe de gracia contra la democracia, por lo que no es descartable el fraude electoral con la complicidad de todos los órganos del estado, especialmente militares, tribunales y ministerios involucrados en la administración y control electrónico del conteo, para disminuir la abstención a una cifra palatable de 10-15%, así como la incidencia de los votos blancos y nulos.

Sin ninguna duda la crisis francesa influye e influirá en los afanes franco-españoles por acabar con la lucha de las autonomías de las nacionalidades oprimidas, y sería interesante que otros grupos, además de los vascos, bretones, corsos, gallegos y catalanes, se pronunciaran levantando la necesidad de su autonomía territorial, ya que hoy ese solo enunciado legitima las luchas actuales, las refuerza y revierte para auto-legitimación de los postulados de los nuevos grupos que se pronuncien. Lo mismo es válido para otros países y regiones de Europa, como los sardos en Italia, que ya comenzaron, y otros más en diversos lugares, pues el crecimiento de la abstención abre camino para levantar distintas alternativas de agrupamiento anti-capitalista y anti-estado por regiones y localidades.

No son los programas nuevos los que van a capitalizar estas contradicciones, ni cualquier otro que se disponga a recorrer los mismos caminos democrático-institucionales, sino el agrupamiento de los pobres, inmigrantes, desempleados, jóvenes, etc. Con perspectivas de eventual control territorial. Quizás las experiencias de los campesinos catalanes de autogestión puedan ser más divulgados y discutidos por toda Europa, pero en definitiva sólo podrá ser la iniciativa creadora y en expansión de las formas asamblearias, horizontales y autónomas las que podrán ofrecer algo realmente nuevo a estos y otros sectores insatisfechos del viejo continente.

Así no es sólo el apoyo discursivo a Batasuna lo que se necesita en estos momentos, sino básicamente encender el fuego de las autonomías con más fuerza y decisión en distintas partes, neutralizar y dispersar la acción del enemigo, estudiar y discutir también las propuestas de los Tutti Bianchi de avanzar a la desobediencia social, así como otras que se realizan en la práctica, pero también incorporar prácticas nuevas, innnovadoras, que convoquen a la juventud a realizarse como tal y participar en la construcción de un mundo nuevo junto a la destrucción del viejo. Hay que recordar que el estado español no sólo está reprimiendo a Batasuna, sino también a los okupas en Catalunya y otras partes, por lo que se trata de una resistencia que se presenta en varios planos, que sólo puede enfrentarse evitando la paralización y la simple acción defensiva. Hay que partir para la acción, aumentar las ocupaciones, crear nuevos grupos autónomos en barrios y entre la juventud, entre desempleados e inmigrantes, en fin, en diversos lugares, especialmente barrios periféricos y pobres, que se encarguen de organizar nuevas okupaciones o control de territorios, defenderlos, concitar apoyo de otros sectores y planificar la retirada para reagruparse y continuar la lucha, quizás con otras ocupaciones en locales previamente estudiados para la retirada.

Estamos dedicando mucho tiempo a la lucha de ideas, al estudio, discusión y a la divulgación. Hay muchos colectivos en Europa que se dedican básicamente a eso y en parte constituyen un freno involuntario a la ampliación constante de la lucha. También estamos demasiado envueltos en las manifestaciones, cuando ese tiempo y energías podrían dedicarse al trabajo de hormiga entre jóvenes y barrios, donde están las contradicciones reales, donde está el pueblo insatisfecho, donde Le Pen agarra votos. Ya está claro que las manifestaciones sólo están sirviendo para llevar aguas al molino de la izquierda institucional y de los rosados de Attac, de modo que es época de pasar a otras formas de construir y manifestar fuerza social.

Hay que entender que Europa ya no es la misma, por más que intenten calmar las aguas con el gobierno Chirac, que pretende ser de amplia unidad nacional, pues la abstención ya ha inaugurado un nuevo ciclo de la crisis institucional que hay que aprovechar para desarrollar salidas estratégicas desde abajo. Hay que evitar la cohesión en Chirac, puesto que ello legitima la salida de la crisis por vía del fortalecimiento de las instituciones y hay que golpear el fierro caliente de la insatisfacción real.

Todo nuestro apoyo a Batasuna, pero especialmente al pueblo vasco y demás pueblos de Europa que pueden encontrar en el desarrollo de las autonomías las salidas a su crisis, o sea, incrementando la resistencia en todas partes, combinando la acción directa con la defensa legal, la acción extra-institucional con la autodefensa.

Pensamos que la hora es propicia para acciones armadas que golpeen la economía y los símbolos estatales, o sea propaganda armada y acciones de menor envergadura con objetivo de sabotaje económico, actuar de hecho contra la comunidad económica europea en su corazón, ya no con las estrategias anteriores de acumular fuerzas militares o de ser vanguardia, sino de apoyo al desarrollo de las autonomías, manteniendo las debidas distancias para evitar interferencias y sin articular grupos pues el enemigo hará el suyo para atrapar el resto. Futuramente podrá pensarse en grupos mayores con capacidad de golpear fuerzas vivas del aparato de dominación.

Así el enemigo, que está llevando la guerra para todos lados, la enfrenta también en su interior. Si las estructuras de dominación reprimen, golpean a los pueblos y bombardean para poner a todo el mundo en vereda, está legitimado el uso de todas las formas de lucha, aunque se enoje la Susan george, que se puede ir para aquel lugar.

¡Arriba los pueblos de Europa! ¡A generalizar la resistencia!

 
         
   
 

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