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Los torturados mienten. Eso es todo
José Mari Esparza Zabalegi - Editor

Mienten. Las postillas y moratones de García Jodrá serían de nacimiento; nadie le hizo «la bolsa» en las dependencias de Madrid. A Peru Alvarez nadie le golpeó envuelto en una manta y si ha perdido siete kilos en pocos días será porque está a régimen. Unai López de Okariz no se desmayó mientras lo torturaban. Nadie golpeaba a Izate y los gritos que escuchaba bajo su capucha no eran de su novio Eneko. No entiendo por qué estos dos últimos han denunciado torturas si han quedado libres de cargos, pero mienten en cualquier caso. Nadie obligó a desnudarse a Nerea Bengoa para ser vejada y golpeada, quizás ella lo hizo por exhibirse. Mienten al unísono todos los detenidos, los familiares que les han visto, sus abogados. Mienten todos.

Porque si fuera cierto lo que dicen, un experto como el juez Garzón hubiera notado su desastroso estado físico y síquico, habría invalidado todas las declaraciones y hubiera empapelado a esos monstruosos funcionarios, por mancillar el honor de la Guardia Civil y ultrajar la democracia española. Si fuera cierto, los demócratas vascos hubieran sido los primeros en denunciarlo. IU-EB exigiría una investigación parlamentaria; el PNV lo proclamaría en Europa; EA y ELA saldrían a la calle; Savater se encadenaría como protesta en el hipódromo de Lasarte; la prensa sería un clamor y el PSOE y el PP intentarían avergonzados solucionar el escándalo con algunas dimisiones.

Y es que, si fuera cierto que se torturase de esa forma, tan brutal y descarada, a cinco lustros de la muerte de Franco, habría que revisar todas las condenas a cientos de ciudadanos vascos sometidos a los mismos pro cedimientos, a las mismas medidas de excepción, a los mismos jueces y funcionarios. Habría que vaciar las cárceles de vascos y llenarlas de torturadores, de colaboradores, de políticos que usan métodos repudiados por todos los organismos internacionales. Y si no se hiciera esto, resultaría que estaría más que justificada la lucha, por cualquier método que fuera, contra el régimen político que posibilita esa lacra de la Humanidad. Porque siempre es más honrado y más ético hacer volar por los aires a un torturador que permitirle continuar con su trabajo.

Si lo que dicen los detenidos fuera cierto, daría la vuelta por completo toda la escala de valores con la que vivimos: los demócratas españoles serían fascistas camuflados; los demócratas vascos serían cómplices cobardes y los terroristas detenidos serían gudaris por la libertad. Y eso no puede ser. Mienten. Eso es todo.


Varios detenidos denuncian electrodos y uno fue hospitalizado con autolesiones

09/09/01.- Unai Romano, detenido el jueves en Gasteiz, tuvo que ser trasladado a un hospital en la tarde del viernes con un fuerte golpe en la cabeza y mordeduras que él mismo se ocasionó en la muñeca (en protesta por las vejaciones policiales), según aseguró ayer Gestoras. Pese a ello, posteriormente fue trasladado a Soto del Real, incomunicado, y probablemente no declare hasta el lunes. Los cuatro jóvenes que quedaron libres el viernes y Juan Carlos Subijana, encarcelado ayer, han denunciado torturas, y entre ellas la aplicación de electrodos.

Gestoras pro-Amnistía informó ayer de que Unai Romano tuvo que ser hospitalizado el viernes. Según pudo saber su abogado. Romano fue trasladado con un fuerte golpe en la cabeza y con mordeduras, que se había producido él mismo, en la muñeca.

El joven fue conducido luego a Soto del Real, donde permanece incomunicado hasta que sea llevado mañana ante el juez. Su abogado supo que denunció malos tratos ante el médico forense.

Gestoras informó también del testimonio sobre malos tratos dado por Raúl Vallinas, Aitor Durán, Iván Ortigosa y Sendoa Domínguez, en libertad desde el viernes. Denunciaron haber sufrido torturas de todo tipo mientras estuvieron detenidos y haber escuchado gritos de otros arrestados. Dijeron, según reveló ayer Gestoras, que los guardias les mojaron los testículos para aplicarles electrodos, les golpearon por todo el cuerpo, sufrieron amenazas de muerte para ellos y sus familiares, les obligaron a estar desnudos y les pincharon en distintas zonas del cuerpo.

Un trato similar sufrió Juan Carlos Subijana, encarcelado ayer en Soto del Real tras declarar incomunicado y acusado por el juez de captar colaboradores para ETA. Según ha relatado, en los primeros tres días de detención fue continuamente golpeado y se le aplicaron electrodos, mientras que en los dos días restantes le colocaban bolsas de hielo y toallas mojadas en las heridas y marcas.

Según denunció Gestoras, «estamos volviendo a las épocas más negras de la tortura» ante «la complicidad del silencio de agentes de Euskal Herria y medios de comunicación».

Tanto este organismo como TAT (Grupo contra la Tortura) constataron su preocupación por la hospitalización de Romano y señalaron que sus autolesiones «nos hacen sospechar que ha sido brutalmente torturado». TAT exigió la derogación de la «ley antiterrorista» por suponer «un marco legal incomparable» para que se produzcan torturas, y denunció las incomunicaciones.

Mientras tanto, la operación sigue. Ayer, efectivos de la Guardia Civil registraron una vivienda situada en la calle Los Herrán de Gasteiz.

Gara

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