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Contra la precariedad laboral, insumisión
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Día internacional de la mujer
Tere Sáez
La marcha mundial de las mujeres insistió en esta idea. Las mujeres
reunidas en el II Foro Mundial celebrado en Porto Alegre en febrero de
2002, también. Las mujeres seguimos siendo las más pobres
entre los pobres y además sobre nosotras se ejerce un plus de violencia,
la violencia sexista, esto es, maltrato físico y psicológico,
asesinatos, violaciones, abusos, acoso sexual, violaciones de guerra.
Estas dos verdades son evidentes en todos los rincones del planeta; pobreza,
marginación y situaciones de exclusión. A nuestro lado,
si miramos hacia las más de 6.000 mujeres inmigrantes que actualmente
viven en Navarra, vemos la explotación por el trabajo que realizan
dentro del servicio doméstico o el cuidado de las personas, amén
de la esclavitud cuando caen en redes de proxenetas. Las más de
12.800 paradas. Las viudas con pensiones que las sitúan en la pobreza.
Las mujeres que forman parte de los cerca de 2.000 hogares navarros que
han sido beneficiarios de la renta básica durante el 2001. En los
servicios sociales se podrá comprobar cómo de esas 4.500
personas beneficiarias directas e indirectas de la renta básica,
cerca de 3.500 son mujeres. A estas cifras hay que añadir las que
no están ni contabilizadas, porque se encuentran separadas o en
procesos de separación, por malos tratos u otros motivos, y la
ley les niega ayudas por seguir contabilizando la renta del «ex»
o «casi ex». A todas estas mujeres esta sociedad sigue sin
garantizarles el salario social
A esto hay que sumar a todas aquellas mujeres, la gran mayoría,
que no tienen ningún dinero propio a pesar de realizar un trabajo
cuidando a personas y realizando las tareas del hogar en su sentido amplio,
es decir, mujeres a las que todo les llega a través del salario
familiar, y por ello, depende como sea éste...; y las que están
en trabajos a tiempo parcial o con bajos sueldos en limpiezas, cocinas...
porque no hay que olvidar que hoy en día las mujeres seguimos cobrando
el 30% menos y ocupamos la gran mayoría de los trabajos eventuales
y en precario, con lo que ello implica de disminución de coberturas
sociales y pérdida de derechos laborales.
Es indudable que la constancia y tenacidad del movimiento de mujeres
a través de distintas plataformas y asociaciones nos ha traído
grandes cambios que han mejorado la vida de las mujeres y hombres, desde
el punto de vista de la igualdad entre los sexos y de la dignidad humana.
Pero esos cambios no han sido iguales para todas, sigue habiendo muchas
pobres y excluidas . Por ello, debemos seguir tejiendo redes de solidaridad.
Redes que sigan denunciando que siguen existiendo situaciones y hechos
que nos discriminan a todas. Violencia sexista, recortes en los derechos
reproductivos como el aborto y la píldora postcoital o en la vivencia
de una sexualidad más libre y placentera para todas las personas;
leyes de conciliación familiar que esconden el que las mujeres
estemos en gran mayoría en trabajos a tiempo parcial y que no inciden
para nada en la participación de los hombres en el trabajo reproductivo
(cuidados, tareas domésticas); contratos basura que nos niegan
los derechos laborales; techos de cristal que no nos dejan acceder de
forma paritaria a los espacios de poder; lugares en los que se nos sigue
impidiendo participar; una educación, transmisión de conocimientos
y socialización de las personas estereotipada, con la que no se
cuestionan las ideas de fondo sobre la masculinidad y feminidad y se siguen
poniendo recortes a la libre elección de las personas, independientemente
del sexo con el que se nace.
Razones para continuar, muchas. Motivos para exigir políticas
comprometidas con la igualdad de oportunidades, todos. Y sobre todo, deseos
imparables de ver un futuro diferente en el que se respeten todos los
derechos para todas también. Contra la precariedad laboral, insumisión.
En nombre de la Comisión 8 de Marzo de Nafarroa
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