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Presentación del libro "La tecnocracia
en MCC, el Opus Dei y el PNV"
x Jabier Lertxundi y Egi-bila Taldea
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Euskal Herria.- En este libro se desvelan las
implicaciones del movimiento corporativista con el franquismo, el Opus
Dei y el capitalismo del PNV, modelo que se está exportando a
los países del Tercer Mundo.
El libro “La tecnocracia en MCC; el Opus
Dei y el PNV” es consecuencia de un concienzudo trabajo de investigación,
sustentado en diversas fuentes científicas y en documentos originales.
Todo ello ha permitido en primer término indagar sobre la formación
del Grupo Mondragón desde sus orígenes; en segundo lugar
comprobar las líneas estratégicas que permitieron su desarrollo
y finalmente concluir con el análisis de su actual política
económica de internacionalización.
El trabajo no ha resultado fácil, pues si bien los miembros
del grupo que hemos llevado a cabo esta investigación, sospechábamos
que tras la siglas del grupo cooperativo se escondían relaciones
inconfesables; nunca pudimos imaginarnos que esta construcción
socioeconómica se basaría en un plan perfectamente diseñado
desde el aparato estatal tardo-franquista; tal como parece desprenderse
de los datos obtenidos en la investigación. De hecho, el gobierno
español de aquellas fechas estuvo dominado por los tecnócratas
del Opus Dei, y cabe pensar que verían en la Experiencia de Mondragón
una herramienta adecuada para desactivar el movimiento obrero vasco
y así cercenar los modelos de construcción nacional existentes
en torno al cooperativismo.
Los antecedentes, la secuencia de los hechos acaecidos y la aportación
documental nos ha permitido establecer un hilo argumental que es el
que se ofrece en el texto. En efecto, es cierto que la zona de Mondragón
fue una de las regiones más luchadoras durante la IIª República;
y también se ha comprobado que los sindicatos y el propio gobierno
vasco de la época pretendían impulsar el cooperativismo
?desde una perspectiva obrera? como herramienta válida para la
construcción de Euskal Herria.
Sin embargo, estas realizaciones autogestionarias no se afianzaron
debido a la derrota militar sufrida por la IIª República
y a la vergonzosa rendición sin condiciones pactada por el PNV
en Santoña, hechos ambos que sumieron a la población vasca
independentista en una profunda depresión que le costó
superar. Así, no se vislumbra reacción ninguna hasta finales
de la década de los 50´ y principios de la década
de los 60´. Efectivamente, el soplo de aire fresco proviene de
las propuestas socioeconómicas autogestionarias recogidas en
el Congreso Nacional Vasco y los principios fundacionales de ETA.
Es en esta época cuando se empieza a configurar el Grupo Mondragón,
cuyo desarrollo tecnocrático impidió el asentamiento del
otro modelo autogestionario de carácter abertzale y solidario
que se venía proponiendo. Pero, seguramente, este proceso alienante
no fue fruto de la casualidad, sino que en sus orígenes se habrían
precisado las bases para que sirviera a los propósitos estratégicos
del Estado español y del Opus Dei. En efecto, tal como en el
libro queda demostrado, el fundador de la Experiencia mantuvo relaciones
cordiales y ciertas colaboraciones con ambas instituciones. Este hecho
desenmascara la falsa imagen de desinteresado benefactor, que sus seguidores
han difundido en relación a la figura de Arizmendiarrieta.
De este modo, los iniciadores del Grupo, considerando la situación
de frustración en la que el pueblo trabajador vasco estaba sumido,
impulsarían un tipo de empresa que parecía recoger las
aspiraciones formuladas por los independentistas vascos. Nada más
lejos de la realidad, puesto que aunque, el pueblo trabajador vasco
"alimentado por sus ilusiones" apoyara la construcción
propuesta, en ella se estaba fraguando un fraude político y socioeconómico
de primera magnitud.
Al asignar el término fraude a lo sucedido, no pretendemos descalificar
gratuitamente a quienes idearon este tipo de construcción empresarial;
simplemente constatamos que cuando se realiza un engaño con el
objeto de obtener beneficios económicos concretos a su través,
se está realizando un fraude. Y, en efecto, así se demuestra
cuando se analiza históricamente la secuencia de los hechos socioeconómicos
acaecidos y las razones argumentadas para su ejecución.
El círculo se cierra tras la muerte de Franco y la implantación
del Estado de las Autonomías en el Estado español. De
este modo, los nuevos tecnócratas del PNV, algunos de ellos supuestos
militantes del Opus Dei, permiten el tránsito tranquilo hacia
la nueva imagen del Grupo cooperativo; más agresiva, y en perfecta
sintonía con la modernidad que se pretende imponer en las relaciones
empresariales.
En efecto, como los datos aportados en el texto demuestran, según
el archivo personal de Andoni Esparza, el escollo que supuso la pretensión
del lehendakari Garaikoetxea intentando controlar la gestión
financiera de Caja Laboral, se soslayó a partir de la intervención
directa de los elementos de la División Empresarial del Grupo
frente a los cargos del EBB. Se constata también que, es a partir
de entonces, cuando se produce un permanente intercambio de cargos entre
el Gobierno Vasco y los órganos de dirección de la corporación
multinacional representada por
MCC. Sirve de puente para ello el propio sucesor de Carlos Garaikoetxea,
José Antonio Ardanza, quien antes de ocupar cargos políticos
había ejercido como abogado en aquella División, que a
su vez sería la encargada de diseñar el plan para configurar
la organización sectorial del Grupo cooperativo, germen éste
de la corporación capitalista representada por MCC.
También se comprueba que en la propia construcción de
la Experiencia se incorporaron elementos financieros del mundo empresarial
y académico del Opus Dei; algunos de ellos directamente ligados
a la Universidad de Navarra.
Mientras tanto, la lógica frustración se instala entre
la clase obrera autogestionaria de MCC, y es lógico que así
sea. Esta frustración es consecuencia del tipo de cooperativismo
implementado, porque no se pretende resolver de manera armónica
la contradicción que, en toda experiencia autogestionaria de
carácter amplio, se establece entre la centralización
precisa y la autonomía empresarial necesaria. Sucede al contrario,
se considera que el carácter de la contradicción es antagónico
y, por consiguiente, se resuelve mediante la eliminación de uno
de los polos.
Lógicamente, tratándose de un tipo de construcción
capitalista, el polo eliminado es el de la participación; y se
establece así una tecnocracia en el poder. Esto permite dirigir
el Grupo con pulso firme e instaurar, entre la membresía cooperativa,
la mentalidad de “pequeños empresarios felices”.
Ello atenta contra la concienciación obrera y configura un escenario
alienante para las escalas inferiores.
En este contexto, la renuncia a la participación sindical en
MCC, permite comprobar el grado de alienación obrera sufrido
en el desarrollo de la Experiencia; lo cual parecería confirmar
las expectativas de asimilación social y nacional que el aparato
estatal tardo-franquista habría puesto en el modelo.
Sin embargo aún existen motivos para la esperanza. Esta se basa
fundamentalmente en dos cuestiones a considerar; la primera razón
para sentirse esperanzados parte de que MCC es una empresa autogestionaria
y, por lo tanto, es la asamblea de trabajador@s quien toma las decisiones
de acuerdo con el principio de soberanía de la asamblea de socios.
Esto confiere un carácter obrerista al sistema y permite que
la reflexión solidaria se extienda entre las escalas básicas.
La segunda razón estriba en que el capital de MCC es mayoritariamente
vasco y que quienes colaboran con sus ahorros en Caja Laboral y realizan
sus compras en Eroski, también lo son. De todo ello se deduce,
que el modelo contiene un carácter nacional; hecho que posibilita
la incorporación de este Grupo a un auténtico proyecto
de construcción independentista.
Para que estas esperanzas vayan convirtiéndose en realidad y
no generen nuevas frustraciones, es preciso que las nuevas generaciones
incorporadas al modelo cooperativo representado por MCC, realicen una
nueva propuesta de desarrollo sostenible y solidario dentro del mundo
globalizado en el que MCC se inserta. Se debe partir para ello de la
reflexión aportada por Marx respecto a que “el capitalismo
no tiene patria” y los independentistas vascos sí la tienen;
por lo que se debería implementar otro modelo socioeconómico
autogestionario, con el fin de colaborar solidariamente con los demás
pueblos interesados en la construcción de un mundo más
justo y altruista.
15/01/03
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