|
Reprime salvajemente la policía vasca
marcha en favor de Batasuna
|
Lo que comenzó como una manifestación pacífica,
en la que decenas de miles de personas se congregaron en Bilbao para
protestar por lo que consideraron la proscripción de sus derechos
civiles, derivó en una auténtica ba-talla campal entre
agentes de la policía autonómica vasca y simpatizantes
y militantes de Batasuna.
Después de dos horas de enfrentamientos, la congregación
se dispersó con saldo de más de 30 heridos y tres personas
detenidas.
La protesta, que el gobierno na-cionalista vasco se rehusó a
prohibir en un primer momento, pese a presiones de Madrid, se convocó
a raíz de decisiones judiciales adoptadas por el juez Baltasar
Garzón, en el contexto de la proscripción de Batasuna,
coalición vasca a la que el gobierno español acusa de
ser brazo político de ETA.
La marcha convocada por diversos líderes de la izquierda abertzale
fue objeto de polémica la semana pasada, ya que el gobierno de
Juan José Ibarretxe autorizó la protesta, al ser convocada
por un gru-po de artistas, dirigentes sociales e intelectuales bajo
el lema "Gora Euskal Herria (Viva el País Vas-co)".
En Madrid, Garzón ya había dictaminado que toda marcha
"inspirada en Batasuna" era ilegal.
Ante la negativa del gobierno vasco de prohibir la marcha, Garzón
emitió un nuevo auto judicial que dictaminó que detrás
de la marcha estaba ETA y que por tanto carecía de legalidad.
Esta medida se sumó a las adoptadas en sus autos recientes,
en los que además de suspender las actividades de Batasuna, cerrar
sus lo-cales y sedes y embargar sus cuentas bancarias, también
declaró "ilegales" todas las protestas que estuvieran
"impulsadas o inspiradas" en la formación independentista.
Bajo la incertidumbre sobre si la manifestación había
sido o no au-torizada, decenas de miles de personas se congregaron en
la céntrica calle Autonomía de la capital vizcaína,
encabezados por algunos de los convocantes, quienes portaban una enorme
ikurriña (bandera).
Dos horas de reflexión
Unos metros más atrás marchaba la mesa nacional de Batasuna,
en la que figuraban Jon Idígoras, Periko Salabarría, Arnaldo
Otegi, Joseba Permanch y Jone Goirizelaia.
Después de avanzar unos 500 me-tros, en medio de aplausos y
gritos a favor de la independencia, contra el Partido Nacionalista Vasco
y el juez Garzón, la manifestación topó con un
nutrido cordón policial, para el que el gobierno vasco movilizó
de-cenas de agentes antidisturbios, 20 furgonetas, dos tanquetas con
cisternas de agua y dos helicópteros que sobrevolaron la zona
durante las dos horas que duró la protesta.
Fue precisamente el final de la citada calle, donde se abre una glorieta
que da nombre a la plaza Za-balburu, el punto de conflicto.
Cuando era claro que la policía impediría el avance de
los manifestantes, las abogadas de Batasuna, Jone Goirizelaia y Arantxa
Zulueta, intentaron mediar con la policía, transcurridos escasos
minutos de negociación los agentes, después de recibir
algunos insultos (como zipayos, "perro" en euskera), repelieron
con balas de goma y macanas a los manifestantes.
Fue entonces cuando la protesta derivó en enfrentamiento en
el que la policía disparó balas de goma contra los manifestante,
y lanzó chorros de agua azul verdosa, posiblemente tratada con
químicos, que provocó irritación en los ojos y
quemaduras en la piel.
Algunos manifestantes respondieron lanzando objetos, pero la mayoría
se limitó a levantar los brazos y tirarse al suelo tapándose
la cabeza.
En medio del estruendo de los disparos, dos personas totalmente desnudas,
que portaban una bandera en favor del acercamiento de los presos etarras
a cárceles del País Vasco, fueron esposados y trasladados
a dependencias policiales con el cuerpo ensangrentado. Posteriormente
trascendió que entre los heridos figuran al menos tres eran periodistas,
dos del diario Ga-ra y otro de la televisora Tele 5.
El enfrentamiento se prolongó unos 30 minutos hasta que el sonido
de los proyectiles desapareció y fue sustituido por cánticos
y consignas; los manifestants, lejos de dispersarse se mantuvieron con
el puño en alto frente a los agentes.
Las negociaciones entre las abogadas de Batasuna y mandos de la Ertzaintza
no avanzaron, al mantenerse firme la decisión de no permitir
el paso a la protesta, al argumentar que era una orden dictada por Garzón
y que, por tanto, "o se dispersan o podemos seguir así toda
la tarde", dijo uno de los policías a las abogadas, quienes
finalmente decidieron iniciar un acto político en plena calle,
con los agentes apuntando con sus rifles de balas de go-ma y la tanqueta
con líquido verdoso lista para ser utilizada de nuevo.
Si bien los choques, que después tuvieron un segundo episodio
al arremeter un grupo de jóvenes contra miembros de la Ertzaintza
y quemar algunos botes de basura, dejaron un saldo de 30 heridos de
todas las edades -desde una niña de cuatro años hasta
personas de más de 65-, algunos de ellos graves, como uno que
sufrió una fractura de clavícula, otro con el riesgo de
perder un ojo y muchos más con contusiones y quemaduras; fueron
detenidas tres personas, acusadas de desórdenes públicos.
Amparo Laserasu, una de las convocantes, explicó que la "manifestación
fue todo un éxito, a pesar de que el gobierno español
quiso prohibirla por todos los medios a su alcance, desde el judicial
hasta el policial. Eso quiere decir que luchar por los derechos de Euskal
Herria no es sentimiento ni voluntad de unos pocos sino de gran par-te
de la sociedad. Este pueblo tiene la fuerza y la voluntad de seguir
adelante y eso es lo que vamos ha-cer, seguir adelante en defensa de
nuestros derechos".
Arnaldo Otegi también tomó la palabra en un improvisado
discurso, en el que se refirió a la violenta carga policial,
al apuntar que "ésta es la foto de la desesperación
de un Estado que sabe que tiene perdida la mayor de las batallas, pues
la de la soberanía es imparable. Nos han golpeado, mojado y lanzado
pelotas de goma, algunas de las cuales llevaban escrito 'Otegi hijo
de pu-ta'. Pero es mejor ser un hijo de puta que un policía que
apalea a su pueblo. Numerosos medios europeos y fuera de Europa están
aquí, y ésta es la foto, en blanco y negro; ahora hay
que dispersarse para que no nos cuelguen el sanbenito o el cartel de
violentos y terroristas".
No al Estado agresor
Anteriormente, el legislador de Ba-tasuna explicó con sorna
a La Jornada que con las decenas de miles de personas que se manifestaron
en Bilbao se "demuestra el nivel de aislamiento popular
de la izquierda independentista; se demuestra que tenemos un pueblo
que no está dispuesto a soportar ni un minuto más la agresión
de España, y está decidido a conquistar su independencia.
Juntos decimos que representamos a un movimiento popular antifascista
que se opone a los planes de un Estado agresor, y estamos convencidos
de que con este pueblo es imposible que los españoles culminen
sus planes".
Añadió que están "convencidos de que el Estado
ha roto definitivamente cualquier intento de comunicación con
el pueblo vasco, que sa-be que no puede haber otro pacto con ese Estado
que no sea el que se pueda articular de nación a nación
o de soberanía a soberanía. Estamos convencidos de que
el proceso de liberación de este pueblo se está acelerando,
entre otras cosas porque tenemos un Estado incapaz".
Cuando comenzó la dispersión de la protesta se produjo
un nuevo enfrentamiento, de jóvenes independentistas encapuchados
que em-pezaron a arrojar objetos a la policía y quemar unos 30
contenedores de basura, y rompieron algunos cristales de comercios y
bancos.
Fue entonces cuando el estruendo de las balas de goma se apoderó
de nuevo de la plaza Zabalburu, iniciándose una nueva batalla
campal que finalizó sin detenciones, pero sí con más
personas heridas.
Después, la calle Autonomía de Bilbao se fue quedando
sola, al dispersarse poco a poco las decenas de miles de personas que,
en la retirada, continuaron gritando consignas en favor de la independencia
del País Vasco y contra las medidas adoptadas por el juez Garzón
y el gobierno español de José María Aznar, de proscribir
a Batasuna.
ARMANDO G. TEJEDA - La Jornada
|