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Ya
llegó el gran día
x Maite Soroa
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Ya llegó el gran día. El Parlamento
español, en sesión extraordinaria (extraordinario debe ser
que los diputados y diputadas currelen en verano) instó al Gobierno
de Aznar a solicitar la ilegalización de Batasuna y Garzón
hizo suyos, una vez más, los informes policiales para dar corpus
a un auto que, como la letra del Aserejé, no se entenderá
pero servirá para bailar.
La prensa del fin de semana ha estado copada por el asunto en cuestión
con la sola excepción de "La Razón", que abría
edición ayer con otro de sus temas favoritos, la prisión
de Galindo. Abrían primera los de Ansón con una fotografía
del parlamentario Josu Urrutikoetxea con el fondo de una cruz gamada y
otra de Galindo, tocado con tricornio y el anagrama de la Guardia Civil
sobre el charol. El titular no era menos espectacular: «Galindo,
tratado como un etarra, será trasladado esta semana a una cárcel
civil». La queja llegaba también al editorial en el que seguían
manteniendo el tratamiento de «general» a quien ya no lo es.
Y para explicar su demanda urgente de indulto señalaban que los
hechos por los que está condenado Galindo ocurrieron en «los
años 80 del pasado siglo». Muy cucos. La ilegalización
se llevó el resto. "Abc" sentenciaba: «Garzón
cierra Batasuna» y "Deia" acercaba el ascua: «El
PNV acude hoy al que cree será un «Pleno patriótico
español».
En "El Mundo" Fernando Onega titulaba su columna «Adiós,
ciudadano Otegi» y dedicaba su espacio a insultar: «Pudo ser
el Gerry Adams español y se quedó en un vulgar chantajista».
No le conozco personalmente, pero me da la impresión de que Otegi
respirará aliviado al saber que no es el Gerry Adams español.
Por lo de español, claro. En las mismas páginas Mario Onaindía,
siempre tan original, aplaudía la ilegalización y los instrumentos
creados ad hoc: «Por eso es importante la Ley de Partidos como única
garantía de que no vuelvan a surgir los mismos perros con distintos
collares». No sé si Mario sabrá de perros, pero en
lo de cambiar de collar ha demostrado ser un fenómeno.
Y por no aburrir con el asunto (tiempo habrá, no lo duden) cerramos
hoy con una «perla» de los de Pedro J. Para acreditar el descenso
imparable de apoyo popular a la izquierda abertzale, presentaban un gráfico
de evolución electoral de tendencia catastrófica en el que,
como primera cota electoral, adjudicaban a HB nada menos 483.353 votos
en 1979. Ni siquiera se ponen rojos.
Gara
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