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Ecuador: Hacia el rediseño de la lucha salarial
de los trabajadores
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Guillermo Navarro Jiménez
En la lucha política, las clases dominantes consolidan su sistema
de explotación mediante la acumulación de poder político(1),
la imposición de su lenguaje altamente ideológico(2), de
normas legales que institucionalizan procedimientos a los cuales someten
a las clases dominadas, etc.
Para la consolidación de su dominación recurren a difundir
su lenguaje a través de los grandes medios de comunicación,
los "intelectuales funcionales", la academia, etc. A ese esfuerzo,
consciente o inconscientemente, se suman incluso los voceros de las clases
dominadas, al utilizar tal lenguaje y abandonar el uso de las categorías
y conceptos propios de su clase, lo que termina por distraerlos de sus
objetivos, con lo que incluso acaban por afectar los intereses de los
trabajadores en un doble sentido, en su condición de vida y en
su capacidad insurgente.
Las normas legales, por su parte, inducen a las clases dominadas a resolver
sus demandas en el "campo" trazado por la burguesía,
mediante la imposición de procedimientos para institucionalizar
las luchas de los trabajadores, objetivo al que se agrega el sometimiento
de los dominados, por la aceptación, casi inconsciente, de lo que
la burguesía declara como "legítimo" o "ilegítimo",
instrumentos todos que, mediante la institucionalización, "domestican"
a las clases dominadas, principalmente cuando parte de los directivos
de los trabajadores son hasta tal grado inconscientes que parecen no tener
ojos, los cuales bastan, para ver: "... que nuestros gobiernos, esos
que para bien o para mal elegimos y de los que somos, por lo tanto, los
primeros responsables, se van convirtiendo cada vez más en meros
comisarios políticos del poder económico, con la misión
objetiva de producir las leyes que convengan a ese poder, para después,
envueltas en los dulces de la pertinente publicidad oficial y particular,
introducirlas en el mercado social sin suscitar demasiadas protestas,
salvo las de ciertas conocidas minorías eternamente descontentas..."(3),
o, lo que es más repudiable, cuando son cooptados por la burguesía,
mediante bastardas dádivas y prebendas de menor monto.
El procedimiento impuesto y aceptado actualmente, por parte de los dirigentes
de las organizaciones sindicales de los trabajadores, y las luchas políticas,
habitualmente extemporáneas, para la fijación de sueldos
y salarios permite ejemplificar objetiva y adecuadamente lo antes comentado.
Estudiemos las razones de nuestro aserto, sobre la base de las características
del proceso de fijación del SMV en el Ecuador.
En el Ecuador, hacia fines de cada año se procede a definir el
nivel del Salario Mínimo Vital (SMV), mediante una "negociación"
(según el lenguaje de la dominación), en las denominadas
Comisiones Tripartitas(4) (gobierno, trabajadores y empresarios), las
cuales habitualmente terminan con la fijación del nuevo nivel por
el gobierno, sobre la base de la inflación estimada para el año
que comienza, en función de las leyes aprobadas para el efecto
por el Congreso Nacional, o con la aceptación por parte de los
representantes de los dirigentes sindicales, lo cual no significa, de
manera alguna, que los niveles que acuerdan beneficien a los trabajadores
como podría presumirse(5).
Respecto a los instrumentos y metodología antes mencionados, valga
establecer algunas premisas:
a.- El aceptar como instrumento válido la "negociación"
tripartita conlleva olvidar que el Estado representa a las clases dominantes,
las cuales copan su institucionalidad y lo utilizan para la defensa de
sus intereses(6). En consecuencia, a más de que la "negociación"(7)
no es tal, las decisiones de gobierno siempre favorecen a las clases dominantes,
como lo comprueba, por ejemplo, que los niveles del SMV aprobados, en
todos y cada uno de los años, siempre sean contrarios a los intereses
de los trabajadores, como se demuestra más adelante;
b.- El reconocer la validez legal de lo decidido en las "Comisiones
Tripartita", legitima los niveles de SMV que se fijan, por lo que
la lucha de los trabajadores contra la decisiones aprobadas, a más
de tardía, se vuelve "ilegítima", situación
que limita la participación e incluso desmoviliza a parte de los
trabajadores menos politizados; y,
c.- Lo que es más importante, desconoce que la acumulación
capitalista exige un incremento constante de las ganancias, por lo que
la burguesía siempre trata de aumentarlas deprimiendo los salarios
relativos(8). Para ello acude a recursos tales como la negociación
del aumento de los salarios nominales e incluso reales, ya que sabe que:
"El salario relativo puede disminuir aunque aumente el salario real
simultáneamente con el salario nominal, con el valor en dinero
del trabajo, siempre que estos no suban en la misma proporción
que la ganancia"(9).
Adicionalmente, debe advertirse que desde la perspectiva de la teoría
de los trabajadores, el SMV no debe negociarse únicamente sobre
al base de la inflación futura, como lo establecen las normas legales
adoptadas por la burguesía ecuatoriana, ya que tal aceptación,
por parte de la dirigencia de los trabajadores, implica:
a.- La no-consideración de la inflación pasada y la consecuente
la pérdida de capacidad adquisitiva de los salarios que genera,
con lo que se consagra la aceptación de un precio de la fuerza
de trabajo inferior a su valor, lo que, inevitablemente, determina una
caída en el nivel de vida de los trabajadores, a la vez que incrementa
la diferencia de su posición social respecto a la burguesía,
lo que tiene una serie de consecuencias, como el sumir a los trabajadores
en un círculo viciosos de pobreza -inadecuada alimentación,
inclusión en un pobre sistema educativo, bajos rendimientos escolares
por la inadecuada alimentación y otras carencias (útiles
y libros escolares), mala formación, ubicación laboral precaria,
bajos ingresos, inadecuada alimentación, etc- en tanto que a las
clases dominantes les es propio un círculo virtuoso, exactamente
contrario al vicioso antes descrito; y,
b.- Desconocer un principio básico de la teoría de los
trabajadores, el que establece que: "El coste de producción
de la fuerza de trabajo simple se cifra siempre en los gastos de existencia
y reproducción del obrero. El precio de este coste de existencia
y reproducción es el que forma el salario. El salario así
determinado es lo que se llama el salario mínimo"(10), mínimo
entendido por Marx en términos físicos. Efectivamente Marx
afirma que: "Su límite mínimo esta determinado por
el elemento físico; es decir, para poder mantenerse y reproducirse,
para poder perpetuar su existencia física, la clase obrera tiene
que obtener los artículos de primera necesidad absolutamente indispensables
para vivir y multiplicarse. El valor de estos medios de sustento indispensables
constituye, pues, el límite mínimo del valor del trabajo".
De lo antes expresado, puede concluirse que el precio total de los bienes
y servicios indispensables para la existencia y la reproducción
de las familias de los trabajadores (que en el caso del Ecuador se incluyen
en la denominada "Canasta Familiar Básica"(11)), debe
ser el parámetro mínimo de negociación salarial de
los trabajadores. Lo contrario implica aceptar una posición contraria
a la existencia y reproducción de las familias de los trabajadores
ecuatorianos.
El plantear que la lucha salarial se base en el costo de la "Canasta
Familiar Básica", genera el inmediato aparecimiento de voces
opuestas -explicables desde las filas de la burguesía más
no de las de los trabajadores-, las que argumentan que tal enfoque no
procede por la crisis actual que soporta el Ecuador, argumento falaz cuando
se recuerda que los niveles salariales aprobados y, consecuentemente,
los ingresos de los trabajadores han sido en la historia del Ecuador,
siempre insuficientes para cubrir los costos de la "Canasta Familiar
Básica"; trágica constante de la historia ecuatoriana,
tanto en los períodos de crisis como de bonanza, como lo demuestran,
por ejemplo, las cifras correspondientes a todos los gobiernos del último
período "democrático", desde agosto de 1982 a
la fecha, indiferentemente de sus "diferencias" políticas.
Efectivamente, en los gobiernos: "Populistas" (Jaime Roldós
Aguilera y Abdalá Bucarám Ortiz), Demócrata Cristianos
(Osvaldo Hurtado Larrea y Jamil Mahuad), Social Cristiano (León
Febres Cordero), Socialdemócrata (Rodrigo Borja Cevallos), y el
actual del Demócrata Cristiano de Gustavo Noboa Bejarano, han sido
obsecuentes servidores, consecuentes con los intereses de la minoritaria
burguesía ecuatoriana, esfuerzo en el cual no han dudado en fijar
salarios para los trabajadores inferiores al costo de la "Canasta
Familiar Básica, e incluso de la "Canasta de Pobreza"(12).
El papel que puede jugar el costo de la "Canasta Familiar Básica",
sumado al trágico consenso anti-obrero que se observa en el gobierno
de Gustavo Noboa Bejarano, le indujo a manipularla con el objetivo de
sub-valorarla, para lo cual redujo el número de miembros de las
familias. Efectivamente, el gobierno de Noboa estipuló que el número
promedio de miembros de una familia se reduzca de 5 a 4, supuestamente
por el incremento acelerado de la emigración de ecuatorianos al
exterior, promedio que si bien estadísticamente podría ser
cierto, no lo es objetivamente desde la perspectiva de las familias de
menores ingresos, por las siguientes razones:
a.- Las familias ecuatorianas cuyos miembros perciben SMV, habitualmente
son más numerosas que las familias de mayores ingresos, por lo
que el análisis debe realizarse por estratos poblacionales y no
mediante promedios aritméticos, para reconocer, precisamente, esas
diferencias; y,
b.- Los gastos que demandan la emigración, rebasan con creces
la capacidad financiera de los grupos más deprimidos, por lo que
aquella se concentra, fundamentalmente, en los grupos medios.
El gobierno de Noboa Bejarano, en su afán de ocultar los resultados
de su política anti-obrera, a más de la sub-valorar el costo
de la canasta, mantuvo el número de los perceptores de ingreso,
desestimando una realidad evidente -como lo demuestra irrefutablemente
cualquier análisis sobre emigraciones-, la participación
en el proceso emigratorio de uno de los dos miembros que se supone generan
ingresos (la madre o el padre), lo que obligaba, si de atenerse a la verdad
objetiva se trataba, a reducir el número de preceptores a 1 y no
a mantenerlo en 2 como efectivamente ocurrió. Este acción
claramente dolosa le permitió reducir la diferencia entre los ingresos
y el costo de la "Canasta Familiar Básica".
Los procedimientos anteriores, como es evidente, sub-valoran el costo
de la "Canasta Familiar Básica" y, simultáneamente,
sobre-valoran los ingresos, con lo cual se reduce la diferencia entre
los ingresos y el costo de la canasta, en burdo afán de escamotear
la realidad, de ocultar la depauperización y marginamiento en la
que está sumida la mayoría de los trabajadores ecuatorianos.
A pesar de la burda maniobra antes denunciada, el incremento del 1.8%
registrado en los precios de la "Canasta Familiar Básica"
(enero del 2002), determinó que el costo de la canasta se ubique
en 319 dólares al mes, en tanto que el ingreso mínimo de
una familia de cuatro miembros era de sólo 221 dólares,
cifras que, al relacionarse, advierten que las familias de los trabajadores
no pueden adquirir bienes y servicios por la suma de 98 dólares,
o lo que es lo mismo, tienen que dejar de comprar bienes indispensables
para su reproducción e incluso su existencia. El problema planteado
es aún más grave, si se considera que el costo de la "Canasta
de Pobreza", esto es aquella que incluye los bienes y servicios con
los cuales los trabajadores sólo pueden existir precariamente,
se elevó en enero del 2002 a 243 dólares, valor superior
al sobre-valorado ingreso familiar de 221 dólares, situación
que permite concluir que los ingresos de las familias de los trabajadores
ecuatorianos incluso no son suficientes para asegurar una precaria existencia,
peor para una adecuada reproducción, situación que, igualmente,
es una constante en la historia del Ecuador(13). Como comentario al margen
debe señalarse que como parte de la tragicomedia que constituye
el gobierno de Gustavo Noboa, desde julio del 2000 la "Canasta Familiar
de Pobreza", pasó a denominarse "Canasta Familiar Vital",
burda maniobra de ocultación, alevosa, cínica y del más
despreciable humor macabro, al denominar como "vital", esto
es lo relativo a la vida, de suma importancia o trascendente, a aquello
que somete a una lenta agonía y muerte a los trabajadores ecuatorianos.
Para ilustrar la gravedad de la situación de los trabajadores
ecuatorianos, valga recordar que de acuerdo a la terminología oficial,
las familias ecuatorianas que tienen ingresos inferiores a 243 dólares
mensuales y que se ubican en el grupos de los pobres, sumaban un total
de 9.1 millones de ecuatorianos en el año 2000, equivalentes al
71% de la población total del Ecuador actual, cifras que hablan
por sí solas.
Si a lo expresado en el párrafo inmediato anterior se agrega que,
a diciembre del 2001, los subempleados y los desocupados equivalían
al 75% de la Población Económicamente Activa (PEA), y que
estos grupos tienen ingresos menores a quienes mantienen empleos permanentes
o simplemente no perciben ingresos, es obvio que no pueden adquirir ni
siquiera los bienes y servicios necesarios para su existencia. Este grupo
es denominado oficialmente como pobres en extremo o indigentes, connacionales
cuyo número se elevó a 4.5 millones en el año 2000,
los que, sumados a los pobres, grafican la magnitud de la tragedia nacional
a la que le ha conducido el capitalismo neoliberal al cual adscribe irrestrictamente
el gobierno de Noboa.
El análisis anterior sobre la insuficiencia de los ingresos respecto
al costo de la "Canasta Familiar Básica", es susceptible
de extenderse a los trabajadores que venden su fuerza de trabajo en las
empresas que operan en las diferentes ramas de actividad económica,
en las que se supone que sus ingresos son superiores al SMV, como lo pretende
el poder.
Efectivamente, si se analiza la información que sobre "Renta
Primaria Promedia Mensual" que contienen los "Indicadores de
Coyuntura del Mercado Laboral Ecuatoriano", sobre la base de la información
de Cuenca, Guayaquil y Quito, elaborados por el Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos (INEC) para el mes de noviembre del 2001
(último mes para el cual se dispone de información), se
comprueba que los ingresos oscilaron entre un máximo de 320 dólares
(Administradores Públicos) y un mínimo de 100 dólares
(Trabajadores no calificados), y que solo los ingresos promedios mensuales
de los Administradores Públicos, superaban el costo de 314 dólares
al que ascendió, en ese mismo mes, la "Canasta Familiar Básica",
según el propio INEC. Los restantes grupos de trabajadores: Profesionales
Científicos e Intelectuales; Técnicos y Profesionales de
Nivel Medio; Empleados de Oficina; Trabajadores de Servicios y Vendedores
en Comercio; Agricultores y Trabajadores Calificados Agropecuarios y Pesqueros;
Oficiales y Operarios de Industrias Extractivas y de la Construcción;
Operadores de Instalaciones y Maquinarias; y, Trabajadores No Calificados,
percibían ingresos promedios mensuales de 280,200, 179, 120, 120,
120, 160, y 100 dólares, respectivamente, todos ellos inferiores
al precio de la "Canasta Familiar Básica".
Así observado el problema, la lucha política por los salarios
debería concentrarse en:
a.- Lograr niveles salariales indispensables para cubrir el costo de
la "Canasta Familiar Básica", ya que, ello es lo mínimo
que deben reclamar los trabajadores para que su familia pueda subsistir,
para poder educarse y educar a sus hijos y disfrutar de alguna diversión,
derecho mínimo de todo ecuatoriano, a lo que se agrega que el reajuste
anual del costo de esa canasta, implica, de hecho, considerar la inflación
pasada;
b.- Proponer modificaciones a las leyes laborales vigentes, para que
se apruebe el costo de la "Canasta Familiar Básica",
como el parámetro sobre el cual debe establecerse el nivel anual
mínimo del SMV;
c.- Develar todo lo que se esconde tras el lenguaje oficial, cuando utiliza
los conceptos de "Canastas Familiar Básica" o "Vital"
Para ello es indispensable traducirlas, siempre a sus equivalentes en
bienes y servicios, para que los trabajadores puedan objetivizar con mayor
facilidad las implicaciones que tratan de ocultarse;
d.- Rechazar el uso de término "Canasta Familiar Vital",
en la práctica diaria y en el discurso, ya que su uso, implícitamente,
desestima las aspiraciones mínimas de los trabajadores, al mismo
tiempo que otorga a las clases dominantes y sus testaferros mayor capacidad
de maniobra y engaño, al poder jugar con un valor comparativo menor
que el de la "Canasta Familiar Básica" y hacer uso de
una denominación sugerente; y,
e.- Rechazar el lenguaje eufemístico propio de la dominación,
en la práctica diaria y en el discurso, de los términos
"restricción" o "desfase", con los que se califica
a la diferencia entre los costos de las canastas y los ingresos de las
familias trabajadoras, advirtiendo, simultáneamente, que su uso
por parte de las clases dominantes y sus apologistas sólo pretende
ocultar el subconsumo al que se somete a los trabajadores ecuatorianos,
la imposibilidad física que la política salarial actual
impone a la existencia y reproducción de las familias de los trabajadores,
al reducirlas a la mera subsistencia.
Todo ello sin dejar de insistir en que la satisfacción de los
requerimientos de los trabajadores, en última instancia es incluso
del interés de la burguesía ecuatoriana, si se recuerda
que: "El capital es un producto colectivo; no puede ser puesto en
movimiento sino por la actividad conjunta de muchos miembros de la sociedad
y, en último término, sólo por la actividad conjunta
de todos los miembros de la sociedad", ya que: "El capital no
es, pues, una fuerza personal; es una fuerza social"(14).
La comprensión de la política salarial de los trabajadores
desde la perspectiva de la lucha de clases, igualmente permitirá
fortalecer la solidaridad entre los empleados y los desempleados, borrar
la supuesta oposición de intereses que la burguesía pretende
en forma soterrada imponer entre esos dos sectores, aglutinar a los sectores
populares desempleados y avanzar en su organización(15), en procura
de conseguir el pago, por parte del Estado, de un ingreso para los desocupados(16).
Esta acción conjunta, solidaria de los desempleados y los empleados,
igualmente nos permitirá entender que la existencia de un, cada
vez mayor, ejército industrial de reserva responde a una acción
consciente de la política neoliberal avanzada por la burguesía
ecuatoriana, que pretende utilizarlo como instrumento para deprimir aún
más los salarios, y para desmovilizar a los empleados mediante
el miedo a perder su puesto de trabajo.
Finalmente, es necesario insistir en que la lucha política por
la elevación de los salarios de los trabajadores en niveles que
les permitan comprar los bienes y servicios necesarios para su existencia
y reproducción como clase, se contrapone a los esfuerzos que despliega
la burguesía por incrementar su tasa de ganancia, por lo que los
obreros, en tanto subsista el capitalismo y el sistema de dominación
burguesa, no podrán alcanzar más que victorias coyunturales,
de corto plazo, no por ello menos importantes para la acumulación
de fuerzas indispensables para el ataque final al poder.
La posibilidad cierta, entonces, para que los obreros y trabajadores
reciban ingresos que les permita satisfacer las necesidades familiares
solo será posible cuando se destruya el sistema capitalista, lo
que permitirá acabar con la contradicción entre las ansias
de ganancias cada vez mayores del reducido número de burgueses
con la necesidad imperiosa de la gran mayoría de trabajadores,
para disponer de salarios que les permitan salir de la situación
de pobreza e indigencia, en la cual les sume actualmente la voracidad
burguesa, con el apoyo del Estado, del poder legislativo y los gobierno
de turno que, bajo el amparo de lo estipulado como "legal" (que
les permite presumir una aparente neutralidad), conscientemente aprueban
alzas que saben, a ciencia cierta, que favorecen los intereses de la burguesía
intermediaria y transnacional, y hunden a los trabajadores ecuatorianos
y sus familias, aún más, en la pobreza e indigencia.
A forma de corolario
Quienes fungen, actualmente, como dirigentes de los trabajadores y que
acuden a las mesas de negociaciones, por cierto, tienen todo el derecho
a operar en el marco de la institucionalidad, de continuar participando
en las "Comisiones Tripartitas" en clara demostración
de su adhesión a la propuesta socialdemócrata de concretar
"Pactos sociales"; de continuar "negociando" los niveles
salariales en las mencionadas comisiones, a pesar del "poder"
desigual que caracteriza a aquellas; a aceptar como parámetro de
negociación la inflación futura estimada, desestimando la
erosión de la que han sido objeto los salarios en toda la historia
nacional. Mas, si optan por esa alternativa, tienen igualmente la obligación
de informar a sus dirigidos que su actitud consagra la pobreza como condición
de vida de los trabajadores ecuatorianos. Explicarles por qué:
"De un modo consciente o inconsciente", se han convertido en:
"el dócil y burocratizado sindicalismo (..), en gran parte,
responsable del adormecimiento social resultante del proceso de globalización
económica en marcha"(17).
Una disgresión necesaria a propósito de los Comités
Tripartitos
Lenín, en forma reiterada e irónica (como lo demuestra
el entrecomillado que utiliza) pone énfasis en rechazar la tesis
de la: "La lucha económica de los obreros contra los patronos
y el gobierno", afirmando que: " La lucha económica
contra el gobierno es precisamente política tradeunionista,
que está a una distancia grande, pero muy grande, de la política
socialdemócrata"(18).
La razón para que Lenín califique de esa forma a "la
lucha económica contra el gobierno", responde a dos motivos:
a.- A que: ".. el tradeunionismo implica precisamente la esclavización
ideológica de los obreros por la burguesía"(19), ya
que el economicismo, lo que hace, en esencia no es más que lograr
que: "... los vendedores de la fuerza de trabajo aprendieran a vender
esa mercancía con mayores ventajas y a luchar contra
los compradores en el terreno de transacciones puramente comerciales",
en tanto que: "La socialdemocracia dirige la lucha de la clase obrera
no sólo para obtener condiciones ventajosas de venta de la fuerza
de trabajo, sino para que sea destruido el régimen social que obliga
a los desposeídos a vender su fuerza de trabajo a los ricos";
y,
b.- A que: "La socialdemocracia representa a la clase obrera no
solo en su relación con un grupo determinado de patronos, sino
en sus relaciones con todas las clases de la sociedad contemporánea,
con el Estado como fuerza política organizada"(20), por lo
que: "..considera su deber presentar al gobierno esta exigencia no
solo sobre el terreno de la lucha económica, sino también
sobre el terreno de todas las manifestaciones en general de la vida social
y política. En una palabra, como la parte al todo, subordina la
lucha por las reformas (económicas N.A.) a la lucha revolucionaria
por la libertad y el socialismo"(21).
En otros términos, lo que Lenín pone de relieve es, por
una parte, la restricción político-ideológica que
impone la negociación económica con el gobierno, y, lo que
es más sustantivo, que el gobierno es el órgano que ejercita
el poder, directamente, a favor del sistema de dominación, entendido
éste como el conjunto de clases dominantes, frente a las cuales,
la lucha popular debe enfrentar a toda la acción gubernamental
y, con ello, a todas las clases dominantes, no sólo en el plano
económico, sino y fundamentalmente, en lo ideológico y teórico.
En consecuencia, la participación en las "negociaciones"
de las Comisiones Tripartitas", contrariamente a lo que se afirme,
ante las masas obreras termina por reducir el conflicto a lo económico,
ya que, es ello y no más que ello, lo que aquellas captan, objetivizan.
Lo contrario es creer en el "espontaneismo" que sugiere que
los obreros y los trabajadores son capaces de elevar, de convertir a las
luchas "económicas" en luchas políticas, en luchas
por el poder político. Al respecto valga recordar que: "La
conciencia política de clase no se le puede aportar al obrero más
que desde el exterior, esto es, desde fuera de la lucha económica,
desde fuera de las relaciones entre obreros y patronos. La única
esfera en que se puede encontrar estos conocimientos es la esfera de las
relaciones de todas las clases y capas con el Estado y el gobierno, la
esfera de las relaciones de todas las clases entre sí"(22).
Así planteado el problema, resulta ocioso explicar por qué
el análisis apuesta al abandono de los Comités Tripartitos
por parte de las organizaciones sindicales que se plantean una profunda
transformación del capitalismo, cuanto más que existe una
conciencia plena de que en tales comisiones, siempre, inevitable y en
forma permanente, las resoluciones favorecen a las clases dominantes,
sin consideración incluso a lo que establece la Constitución
Política del Ecuador, la que, en su artículo 35 que: "El
trabajo es un derecho y un deber social. Gozará de la protección
del Estado, el que asegurará al trabajador el respeto a su dignidad,
una existencia decorosa y una remuneración justa que cubra sus
necesidades y las de su familia"(23), la que, según el artículo
23, numeral 20 de la Constitución, debe ser suficiente para asegurar
uno de los derechos civiles irrenunciables: "El derecho a una calidad
de vida que asegure la salud, alimentación y nutrición,
agua potable, saneamiento ambiental, educación, trabajo, empleo,
recreación, vivienda, vestido y otros servicios sociales necesarios",
lo que traducida en términos de bienes y servicios está
representada, precisamente, por la "Canasta Familiar Básica",
cuyo costo es muy superior a los niveles salariales aprobados en las Comisiones
Tripartitas, como quedó demostrado. En consecuencia, la participación
en las Comisiones Tripartitas también avala una violación
constitucional, y, en consecuencia, impide la lucha de los trabajadores
contra aquella violación, contra el gobierno y todas las clases
que lo sustenta y a cuyos intereses responde esa violación, por
más que los argumentos legales sean absolutamente suficientes para
demostrarlo, como lo comprueba, en forma fehaciente e irrefutable, Diego
Delgado Jara en su último estudio: "La Supremacía Constitucional
de los Derechos Laborales"(24).
Finalmente valga analizar el argumento que defiende la participación
en las Comisiones Tripartitas, sobre la base de "la debilidad actual
del movimiento obrero en el Ecuador", lo que, de cierta manera, determinaría
que deban mantenerse las negociaciones tripartitas como parte de las luchas
obreras. Para el efecto es importante reconocer varias de las causas y
las características de ese debilitamiento.
A nuestro criterio, el debilitamiento del movimiento obrero, precisamente,
deviene de haber otorgado prioridad a un modelo burocratizado e institucional,
como son las negociaciones tripartitas, en detrimento de las luchas directas
de las organizaciones de los trabajadores con sus respectivas patronos.
Es el producto de del debilitamiento de la lucha a nivel de las organizaciones
de primer nivel, en beneficio de la institucionalización de las
negociaciones con la participación de las organizaciones de segundo
o tercer nivel.
Lo anteriormente expuesto se demuestra por la presencia actual de dos
situaciones distintas en el movimiento obrero, exactamente contrarias,
por una parte, una fuerte presencia y alta combatividad en las organizaciones
obreras y de trabajadores, en las cuales se privilegio la confrontación
a nivel de las respectivas unidades productivas, como es el caso de los
trabajadores eléctricos, petroleros, de la educación, de
la salud, etc; y, por otra, un progresivo debilitamiento ostensible de
la capacidad de convocatoria de las organizaciones de tercer nivel, lo
que, entre otras razones, obedece, precisamente, al repudio que genera
entre los trabajadores las decisiones adversas a sus intereses, que se
adoptan, con la participación de los dirigentes de los trabajadores
de tercer nivel, en las distintas comisiones tripartitas.
Lo anterior, por cierto, no pretende disminuir el rol que les corresponde
a las organizaciones de segundo y tercer nivel. Por el contrario, su papel
es invalorable en la conducción de la lucha global de los obreros
y trabajadores contra la política global del Estado y el gobierno.
No olvidemos que, en términos teóricos, son sus directivos
los llamados a elevar la conciencia política de sus asociados,
a convertirse en ese exterior al que se refería Lenín. Lo
que se pretende, entonces, es advertir que perdieron su derrotero cuando
optaron por el camino institucional, burocrático de las Comisiones
Tripartitas y otras Comisiones similares, lo que incluso ha permitido
a ciertos directivos a convertirse en usufructuarios de posiciones burocráticas,
incluso en las instancias del gobierno con el cual se sientan a negociar,
precisamente sobre la base de la representatividad conferida por los trabajadores(25).
Quito, 11 de febrero del 2002
NOTAS
(1) "La explotación material tiene que encubrirse detrás
de lo inmaterial y buscar por otros medios el asentimiento de los dominados.
La acumulación de poder político supera a la acumulación
de riqueza económica. Lo que se acumula ya no es fuerza de trabajo
sino capacidad de elegir y de pronunciarse. Lo que se suprime no es la
explotación sino la conciencia de ser explotado", Enzensberger,
Hans Magnus: "Detalles", editorial Anagrama, Barcelona, España,
1985, página 14.
(2) "Todo ejercicio de la fuerza va acompañado por un discurso
cuyo fin es legitimar la fuerza del que la ejerce; se puede decir incluso
que lo propio de toda relación de fuerza es el hecho de que sólo
ejerce toda su fuerza en la medida en que se disimula como tal",
Bourdieu, Pierre: "Cuestiones de Sociología", Editorial
Istmo, Madrid, España, 2000, página 222.
(3) Saramago, José: "Este mundo de la injusticia globalizada*
Mensaje del premio Nobel de Literatura en la clausura del Foro Social
Mundial. Porto Alegre - Brasil. 31 enero - 5 febrero, 2002.
(4) El lenguaje de la dominación, en este caso, sugiere la existencia
de tres partes, independientes entre sí, con igual "poder"
de negociación, lo que oculta que el Estado, para volver más
"eficiente" su papel a favor de las clases dominantes, sugiere
estar ubicado "sobre la sociedad", estar "divorciado"
de las clases sociales dominantes, a las que representa y sirve.
(5) "La elevación de sueldos y salarios de 21 dólares
(para el año 2001), aceptada por Mesías Tatamuez, en el
local de la Cámara de Industriales de Pichincha, es totalmente
insuficiente para compensar la elevación de los precios de la canasta
básica, como producto del proceso inflacionario. Efectivamente,
los sueldos y salarios habían perdido un 13.5 por ciento en el
año 2000, incluyendo todas las alzas de sueldos que se sucedieron
en ese año, en tanto el propio gobierno proyectaba una inflación
del 30 por ciento para el 2001, por cuya sola causa los sueldos y salarios
debían elevarse al menos en 24,65", Parlamento de los Pueblos
de Pichincha: "Declaración del Parlamento de Pichincha, ante
la actual coyuntura Política", 2 de febrero del 2001.
(6) "El Estado es un órgano de dominación de clase,
un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación
del orden que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando los
choques entre las clases", Lenín: "El Estado y la Revolución",
Editorial de Lenguas Extranjeras, 1960, Obras Escogidas, tomo II, página
307.
(7) De acuerdo a la teoría de la decisión, se negocia, coopta
o impone, sobre la base de la correlación de fuerza de los contradictores.
Se negocia cuando considera que las fuerzas de los contradictores son
similares, cual no es el caso de las "negociaciones" del nivel
de salarios, dada la evidente alianza gobierno-empresarios, lo que determina
la existencia de un "poder" superior al "poder" de
los trabajadores. Las Comisiones Tripartitas, entonces, sólo crean
la "ilusión" de que los trabajadores pueden obtener "triunfos"
en la, objetivamente, desigual "negociación", mecanismo
utilizado solamente para desarmar a los trabajadores.
(8) Marx señalaba que: "El salario se halla determinado, además
y sobre todo, por su relación con la ganancia, con el beneficio
obtenido por el capitalista: es un salario relativo proporcional",
agregando más adelante que, por ello: "La parte del capital,
la ganancia, aumenta en la misma proporción en que disminuye la
parte del trabajo, el salario y viceversa. La ganancia aumenta en la medida
en que disminuye el salario y disminuye en la medida que aumenta",
Marx, Carlos: "Trabajo asalariado y capital", en Carlos Marx
y Federico Engels: "Obras escogidas", Ediciones en lenguas extranjeras,
Moscú, 1955, tomo I, páginas 88 y 90, respectivamente.
(9) Marx, Carlos, Op. Cit., página 91.
(10) Marx, Carlos, Op. Citada, página 81
(11) El costo de la Canasta Familiar Básica se calcula sobre al
base de los volúmenes, precios y ponderadores de alimentos y bebidas;
alquiler; alumbrado y combustibles; bienes de aseo; indumentaria; cuidado
de la salud; cuidado y artículos personales; recreo y material
de lectura; educación; y, transporte.
(12) Véase Navarro, Guillermo: "Capitalismo Popular, Privatizaciones
y Concentración Económica", Ediciones Zitra, Quito,
Ecuador, páginas 49-55.
(13) Navarro, Guillermo, Op. Cit. páginas 56 y 57.
(14) Marx, Carlos: "Manifiesto del Partido Comunista", en Carlos
Marx y Federico Engels: "Obras escogidas", Ediciones en lenguas
extranjeras, Moscú, 1955, tomo I, página 37.
(15) En Argentina, los desocupados se organizaron en los denominados Movimientos
de Trabajadores Desocupados (MTD), la "Coordinadora de Trabajadores
Desocupados Anibal Veron" o al interior de las centrales o corrientes
sindicales (como la Corriente Clasista Combativa), las cuales tuvieron
activa participación en las movilizaciones y luchas de última
data.
(16) "En Argentina se denominó "seguro de empleo y formación",
con un nivel de "380 pesos mensuales para cada jefa o jefe de familia
desocupado, una asignación universal de 60 pesos por mes por cada
hija o hijo de hasta 18 años, y otra de 150 pesos para los mayores
de 65 años que no perciban jubilación o pensión alguna",
Página 12: "El viernes empieza la Consulta Popular del Frente
Nacional contra la Pobreza (FENAPRO)", Buenos Aires, Argentina, 10
de diciembre del 2001.
(17) Saramago, José: "Este mundo de la injusticia globalizada*
Mensaje del premio Nobel de Literatura en la clausura del Foro Social
Mundial. Porto Alegre - Brasil. 31 enero - 5 febrero, 2002.
(18) V.I. Lenín: "¿Que Hacer?", Editorial de Lenguas
Extranjeras, 1960, Obras Escogidas, tomo I, página 179. (19) V.I.
Lenín, Op. Cit. página 158.
(20) V.I. Lenín, Op. Cit. página 172.
(21) V.I. Lenín, Op. Cit. página 177.
(22) V.I. Lenín, Op. Cit. página 192.
(23) La existencia y reproducción de la clase obrera en palabras
de Marx.
(24) Delgado Jara, Diego: "La Supremacía constitucional de
los Derechos laborales", Escuela de Educación "Antonio
José de Sucre", Movimiento Patriótico Simón
Bolívar, Quito, Ecuador, 2001.
(25) La participación en el directorio del Banco de Desarrollo,
es un buen ejemplo de lo afirmado.
ALAI, América Latina en Movimiento
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