Principal España | País Vasco | Internacional Pensamiento autónomo Antimúsica |
Ain't I a woman? (¿Acaso no soy una mujer?)
Alizia Stürtze, publicado en Gara el 2 de abril de 2001
Orgullosa de ser mujer y negra, Sojourner Truth, esclava fugitiva desde 1827, líder abolicionista y luchadora por los derechos de la mujer, dejó sus pechos al descubierto y gritó: Ain''t I a woman? ¿Acaso no soy una mujer? Esto ocurría en 1852, en esa cuna de la democracia y los derechos humanos que dicen es EEUU, y ante una convención de mujeres blancas que, aunque feministas y anti esclavistas, no querían dejarle hablar. En 1960, la argelina Djamila Boupacha, agente de información del FLN, fue torturada por los militares franceses. Le hicieron la bañera, le colocaron electrodos en los órganos genitales y, como prueba de que el sexismo está en la base de la dominación, la desfloraron con el cuello de una botella. Para muchas feministas del país de la libertad, que justificaban esta violencia porque «evitaba atentados», Djamila no era al parecer una mujer. Sus torturadores, por cierto, fueron amnistiados. Ain't I a woman?
A Aiora Zulaika (concejal de EH en Lasarte) le han llamado, entre otras cosas, muñeca diabólica, Porca Idoyazulaiquensis, cerda vasca, flaca y que huele mal, todo esto mientras se hacían burdos juegos de palabras en torno a las gallinas vascas y a las putas (vascas también, claro). No cabe mayor ni más tosco y violento sexismo en el lenguaje. Y, sin embargo, a ninguna periodista del Estado parece haberle chocado. Ain''t I a woman? La tortura y los malos tratos en Euskal Herria adquieren un claro carácter sexista cuando se trata de obtener «confesiones» de mujeres. La última en denunciarlo ha sido Leire Gallastegi pero han sido ya incontables las experiencias, mortales algunas de ellas. Ain't I a woman?
Feministas del Estado, que con gran ahínco parecen luchar contra el lenguaje sexista, la violencia doméstica o la violación como arma de guerra cuando se trata de Kosovo, se niegan a combatir e incluso a reconocer la dimensión sexista de la estrategia del centralismo madrileño contra Euskal Herria y la violencia y dominación patriarcales que se esconden tras su discurso y que, quieran o no, alcanzan a la integridad física y sexual de todas las mujeres en cuanto que tales, porque sólo son posibles en la medida en que existe una violencia ordinaria cotidiana contra nosotras, y en tanto que el sexismo institucionalizado es parte fundamental del orden político y social. Reconocer esto es combatir las relaciones de dominación que impregnan todas las violencias sexuales, también la violencia contra las mujeres españolas o francesas (o afganas).
¡Mujeres del Estado, identificaros como oprimidas no os libra de ser también opresoras con vuestra actitud permisiva hacia la violencia sexista verbal, psíquica y física contra la mujer de la izquierda abertzale! ¿Acaso por ser vasca y defender mi derecho a serlo dejo de ser mujer y de tener derechos como tal? Ain't I a woman?
Kolectivo
La Haine
|