Principal España | País Vasco | Internacional Pensamiento autónomo Antimúsica |
Son las 11 de la noche. En estas elecciones europeas, la gran abstención y apatía generales siguen mostrando las graves fallas del sistema; los votantes españoles han preferido por poquito a esa monja-alférez revival de Pilar Primo de Rivera que es Loyola de Palacio frente a la atorrante folclórica Rosa Díez (alias Pizpireta), pero en realidad da igual; los votantes franceses varían poco en sus apetencias y los nacionalismos periféricos seguimos antidemocráticamente infrarrepresentados: no hay más que ver, por ejemplo, la proporción entre el voto nacionalista gallego, catalán o vasco (peninsular y continental) y el número de eurodiputados conseguidos para percibir la dimensión del escándalo.
El que una fuerza como EH llegue al límite de votos exigido en una elección como ésta, más amañada que la de un consejo de dirección de un banco o multinacional cualquiera, ensalza aún más su triunfo como representante de la población más progresista del Estado. Y es que, si bajo el capitalismo toda elección es condicional y limitada, éstas al Parlamento de Bruselas son el no va más. Y, encima, en la UE quien manda no son los eurodiputados sino organismos ejecutivos como la Comisión y, sobre todo, el Banco Central Europeo que nadie ha elegido, pero que convierte a electos y gobernantes en meros figurantes en cuanto que tiene derecho a veto sobre las políticas presupuestarias, fiscales, económicas, sociales y salariales de los estados de la unión, es decir, impone a todos, tanto si han votado derecha como si han votado a socialdemócratas como Blair o Shröder, una sumisión total a las antidemocráticas "libertades" de circulación de capitales, inversión y circulación de bienes y servicios y a las políticas salvajes de "saneamiento", precariedad, paro masivo y recorte del gasto público. Los "socialistas" europeos, a pesar de haber contado con una clara mayoría (que parece acaban de perder), no han tenido sin embargo capacidad alguna de desarrollar su tan aireado programa común para una Europa social: en la situación actual, es imposible cualquier construcción socioeconómica y monetaria alternativa.
Los patéticos grannacionalistas españoles, mientras aireaban triunfalmente la limosna europea y advertían de antidemocráticos frentes nacionalistas, poco han destacado la total carencia de democracia y soberanía que lastra a la UE y la nula capacidad de decisión y gestión que en ella tiene el Estado español. Pocos análisis se han hecho de la patente crisis política, social e ideológica del proyecto paneuropeo, de sus manifestaciones involucionistas, de la pérdida de fuerza del euro frente al dólar, del fortalecimiento de una Europa alemana o del debilitamiento que para la UE como potencia ha supuesto la intervención de USA-OTAN contra Yugoslavia, al mostrar la incapacidad europea de desarrollar una estrategia propia y fortalecer la hegemonía política norteamericana y su monopolio de la tecnología, los medios y las armas de destrucción masiva. Tampoco se ha mencionado lo obsoleto como modo de organización política de estados como el español ni la necesidad de crear un nuevo Parlamento europeo donde estén representados los diferentes intereses sociales y las diferentes naciones históricas.
En estas circunstancias, es claro que la labor y responsabilidad de nuestro eurodiputado va a ser de gran valor. Somos una parte importantísima de Europa (de hecho los vascos somos los europeos más antiguos) y el desarrollo de una Euskal Herria libre y progresista va sin duda estrechamente unido al de una Europa políticamente democrática y socialmente progresista y solidaria aún por modelar.
Kolectivo
La Haine
|