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El nacionalismo (el nuestro, no el suyo, claro) es nuevamente portada de revistas. Ante el avance de Lizarra-Garazi, la intelectualidad prostituida del gran nacionalismo español vuelve a disfrazar de palabrería científica sus fobias más primarias para, en lugar de analizar temas de interés como el papel que burguesías periféricas como la vasca pueden cumplir dentro de la nueva estructuración europea, volver a la paranoia argumental del centralismo más astruso y plantear, fuera de todo dato objetivo y con el mismo ardor que los sublevados del 36, la necesidad de combatir a la periferia en defensa del castellano y de unas resistentes comunidades españolas rodeadas por los salvajes indígenas. Sólo les interesa repetir los tópicos de siempre y dar seguridad existencial al españolismo, adjetivando al nacionalismo (vasco) con todo lo más negativo y "animal" del ser humano. Frente a los nacionalistas inferiores y cazurros, ellos son la quintaesencia del pensamiento superior, de la cultura y el progreso.
Sin embargo, ¡ay amigo!, el inconsciente traiciona y Umbral, en su columna de "El Mundo" (14.1.99), para explicar nuestra maldad intrínseca, lo relaciona con la mujer, utilizando la simbología más machista que imaginarse uno pueda, ésa que dota a la vagina de "dientes", de una especie de animismo agresivo, que se come el falo y castra así al gran hombre, al héroe, es decir, a la cultura, la racionalidad y el progreso: "La flora vaginal de los nacionalismos.... y digo vaginal porque proceden de lo maternal, de lo matriarcal, de lo irracional"... Para convencernos de la irracionalidad del nacionalismo, a la intelectualidad española no se le ocurre nada más "avanzado" que compararlo con la mujer, su inferioridad, su neurosis, su histeria... Muy "freudiano" y tremendamente "progre".
Aprovecharé yo también esa comparación nacionalismo/mujer utilizando a Victoria Bau: "El primer acto mafioso de este mundo fue el que le hizo el hombre a la mujer: la raptó, la violó, la hizo madre a la fuerza, le quitó los hijos también a la fuerza y cuando se hubo saciado de violencia, le dijo que corría peligro y que estaba dispuesto a 'protegerla". Entendiéndose que hombre lo sustituyo por estado y mujer por nacionalidad sojuzgada. Ahí tenemos el ejemplo kurdo.
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La Haine
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