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El Imperio español, débil como un bebé frente a la gran
Alemania y a su nuevo aliado francés, ha desatado la más feroz,
destructiva y antidemocrática campaña pre-electoral contra Euskal
Herria que yo recuerde. Nos están sometiendo diariamente a un vertiginoso
atracón de noticias-basura, provocaciones y detenciones televisadas.
Arboles y más árboles de un bosque que nunca nos muestran en su
conjunto. Y ello con un objetivo: impedirnos la tranquilidad y la capacidad
sintética necesarias para poder vislumbrar que, tras toda esa maraña
de deformaciones informativas aparentemente inconexas, existe, por parte del
gran nacionalismo español, un hilo conductor, una estrategia que, tras
su fracaso en las elecciones autonómicas, ha decidido atacar a muerte
desde los más variados frentes para conseguir:
1) impedir el crecimiento del voto y la ilusión en torno a EH y a la
vez debilitar la esperanza en la vía política depositada por esa
base generosa de la izquierda abertzale, tremendamente castigada por una represión
ciega, y últimamente quizá algo desorientada por la rapidez de
los acontecimientos y la precariedad de la información que le llega;
2) hacer todo lo posible para ahondar en las normales contradicciones internas
del PNV, haciendo como que le obligan a la travesía del desierto (sin
pasar demasiada sed, en principio), para conseguir que vuelva a su redil; 3)
utilizar todas las técnicas en su poder para entorpecer y trastocar el
resultado natural de las próximas elecciones que, visto el empeño
que están poniendo, cabe pensar que, si se las dejara fluir tranquilas,
podrían suponer un paso importante hacia una democratización real
para todos los que vivimos aquí.
Desde la declaración de tregua de ETA y la firma de Lizarra-Garazi,
han sido 180 días de noticias-basura y declaraciones nucleadas en torno
a tergiversar un único hecho: el Estado español es un Estado antidemocrático
dispuesto a cualquier aberración con tal de negarnos el democrático
derecho a decidir nuestro destino. Un Estado que en su "guerra contra los
vascos" no quiere un empatillo, ni tan siquiera un honroso 3-2; sólo
quiere ganar 30-0 y arrasarnos ahora que hay tregua, lo mismo que hace un año
que no la había, lo mismo con kale borroka que sin ella. Sólo
que ahora con más fiereza porque él sigue donde estaba, rígido
e incapaz, mientras nosotros seguimos avanzando y somos conscientes de la importancia
que para seguir marcando nuestro camino tienen las próximas elecciones.
Kolectivo
La Haine
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