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Crisis y guerra en el siglo XXI
x Alizia Stürtze - Historiadora
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En la Cumbre de Praga, Bush acaba de dejar claro
que, con la excusa del «terrorismo global», necesita una
OTAN convertida en legión extranjera de EEUU para las «guerras
preventivas» localizadas que a Washington le interesan. Demuestra
así que la anunciada agresión contra Irak no tiene nada
que ver con la democracia ni con la eliminación de locos criminales
como Sadam Husein, sino que es una agresión imperialista que,
como explica Th. Gounet en "De la crise économique à
la guerre mondiale", le resulta imprescindible a EEUU para mantener
su hegemonía planetaria, en estos momentos en que la grave recesión
de la economía capitalista, unida a una profunda crisis política
e ideológica, agudiza las contradicciones del sistema, lo fragiliza
e inestabiliza, aumenta las tensiones interimperialistas y amenaza con
desencadenar una nueva guerra mundial.
Existe un gran paralelismo entre la situación actual y los prolegómenos
del crac del 29: sobreproducción, empobrecimiento de la población
en general y de los países del Tercer Mundo en particular, deriva
financiera, endeudamiento excesivo, déficit de la balanza norteamericana,
aumento de la represión y de las tensiones... Sólo que
se trataría ahora de una crisis más destructiva, porque
las contradicciones del sistema son más profundas, la miseria
es mayor y el rechazo al imperialismo neoliberal más amplio.
En esta situación en que las posibilidades de resolver o atenuar
la crisis por los medios clásicos son muy escasas, Washington
ha optado por una estrategia centrada en el aumento del gasto militar
y de la presión política y armada sobre el resto del mundo,
para compensar así el descenso del consumo privado, asegurar
su dominio sobre las materias primas y manufacturas del Tercer Mundo,
reprimir toda forma de resistencia y reafirmar y garantizar su hegemonía.
Pero esto, claro está, puede traer consigo un aumento de los
antagonismos, incitando a otras potencias como la UE o China (principal
fuente actual de contestación de la hegemonía yanki) a
actuar del mismo modo y al resto de los pueblos a luchar para librarse
de su yugo.
El imperialismo, por las contradicciones que desarrolla, acelera la
descomposición del sistema, provocando crisis que degradan las
condiciones económicas, sociales, políticas e ideológicas,
y engendran necesariamente guerra. En 1929, buscó la salida en
el fascismo y la II. Guerra Mundial. Los pueblos buscaron la suya en
la revolución. Ahora que EEUU se encamina también inexorable
por la vía de la represión, de la fascis- tización,
de la violencia militar y de la guerra mundial, nosotros tendremos que
seguir organizándonos para hacerles frente.
[25/11/02]
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