Mercantilización de la enseñanza

Alizia Stürtze - Historiadora

Todos los sectores vascos implicados en la educación, privados como la Federación de Ikastolas, la Universidad de Mondragon y Confebask, o públicos como la UPV o el Gobierno Vasco se muestran curiosamente de acuerdo en la necesidad de potenciar la relación entre la empresa y la enseñanza para viabilizar así, según la Consejera de Educación, «unas sinergias enormes». Es la verdad absoluta: lo que, en el plano de la formación, interesa a las multinacionales, pertenezcan éstas al Opus, al cooperativismo capitalista o al imperialismo alemán, merece un apoyo incondicional. Así, en supuesta defensa de unos derechos nacionales (o estatutarios), hacen como que critican la LOU y ciertos planes educativos del Gobierno de Madrid, pero, en el fondo, coinciden con la finalidad neoliberal básica de éstos que, a su vez, es idéntica a la expresada por la Declaración de Bolonia, firmada en 1999 por 30 ministros de educación y en la que se recogen los mandatos de la ERT, asociación patronal que defiende los intereses de las multinacionales europeas: dada la importancia estratégica de la enseñanza en la formación de una fuerza de trabajo que, adaptándose a las nuevas exigencias del capitalismo, asegure la competitividad y el liderazgo europeos frente al bloque económico yanqui, es preciso transformar en profundidad el sistema educativo de la UE. La enseñanza qu

eda así convertida en arma estratégica de la guerra interimperialista entre el bloque económico europeo y el yanqui. Desde el tripartito PNV-PSOE-PP llevan años creando las condiciones para esta «adecuación», que va a tener unas consecuencias dramáticas para nuestra juventud trabajadora. La introducción masiva y apologética de las nuevas tecnologías, la potenciación de la enseñanza privada, que se equipara con «calidad» y «triunfo laboral», el empobrecimiento de los contenidos de la enseñanza obligatoria... todo esto no son sino ejemplos de la antidemocrática instrumentalización de la enseñanza que, puesta al servicio del capital multinacional, agrava y encima justifica las desigualdades sociales en el acceso al conocimiento. Así, mientras, en nombre de la lucha contra el fracaso escolar, se margina el principio democrático de acceso de todos a una enseñanza de calidad y, según la OCDE, se convierte la escuela pública en lugar desde el que «asegurar el aprendizaje de los que no constituirán jamás un mercado rentable», se nos incita a los padres a pagar a nuestros hijos ofertas educativas privadas. De la educación como elemento imprescindible de enriquecimiento y emancipación humanos, ni hablan. Tendremos que hacerlo los que de verdad sí luchamos por la liberación nacional y social.

Gara
21.01.02.

 
         
   
 

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