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No en nuestro nombre
x Alizia Stürtze - Historiadora
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Ahora que, tras forzar un respaldo del Consejo Seguridad
de la ONU, Bush II se apresta a invadir Irak y a seguir aterrorizando
y asesinando a su población civil utilizando lo más puntero,
letal y cruel en armamento y normalizando el uso de armas radiactivas
y de la bomba atómica; ahora ha llegado ya el momento de decir
«No, no en nuestro nombre, no en el nombre de Euskal Herria»,
como han dicho importantes intelectuales y artistas estadounidenses y
del resto del mundo, incitando a parar esta guerra y llamando a los pueblos
a la resistencia frente a este terrorismo yanki disfrazado de divina misión
civilizatoria contra el mal y la barbarie.
No en nuestro nombre: porque tenemos la obligación ética
de oponernos a que EEUU siga adelante con su plan de combatir el fracaso
de su modelo neoliberal y el deterioro de su influencia relativa en el
mundo, en base a una militarización objetiva del planeta y a una
política de guerra permanente que, además de Irak, tiene
también en el punto de mira a Irán, Siria, Corea del Norte
o Colombia, entre otros, y que, en palabras de James Petras, «es
la partera del Tercer Orden Mundial que busca neutralizar todos los movimientos
nacionales de liberación y todos los Estados progresistas e impedir
la democratización estructural de la sociedad mundial mediante
el uso del terrorismo de Estado».
No en nuestro nombre: porque, como dice Mandela, con esta invasión
van a destruir la «paz mundial», es decir, porque por su característica
de potencia imperialista destructiva EEUU necesita, como decía
Lenin «arrastrar a toda la humanidad en su guerra de reparto del
botín», lo que implica debilitar a Europa y aumentar su dependencia
«vasallática» con respeto a Washington y pacificar
a los «bárbaros» y evitar su unificación, o
sea, recolonizar y someter a los pueblos no dóciles por la fuerza
de las armas, con la excusa de que «no se saben gobernar a sí
mismos».
No desde Euskal Herria: porque no es casualidad que sea precisamente
ese bonsai clónico de Bush que es Aznar quien, en patente contraposición
con el alemán Sc0hröder, más enfervorizadamente aplaude
la aventura «antiterrorista» de Bush, cuyas coordenadas está
empeñado en aplicar a su modelo neofascista de Estado.
No desde Euskal Herria: sobre todo, porque desde nuestra lucha por la
independencia somos un pueblo internacionalista, que supo resistir al
imperio romano, que lleva cinco siglos enfrentándose al imperio
español, otro de los más sanguinarios de la historia y que
aquí sigue vivo luchando por su propia supervivencia como parte
de la lucha por el mantenimiento de la biodiversidad cultural y de la
lucha antiimperialista.
(Gara)
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