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Obstáculos para la expansión del capital
Alizia Stürtze
La intelectualidad y la clase política del PNV y del PP intentan acallar con un discurso infantilmente europeísta las protestas por los sufrimientos que la integración nos está causando. Conservan, sin embargo, una contradicción gravísima: los aznaristas, la anacrónica defensa de la idea de España como ente supraestructural; el PNV, las ataduras con Madrid, haciéndoles de gendarmes en Euskal Herria, sin querer ver que no es desde ahí desde donde se van a poder defender nuestros intereses económicos.
Ahora que el capitalismo está maduro para mundializarse, los estados han empezado a convertirse en un obstáculo para la expansión del capital y se debaten entre dos juegos de intereses: Proteger sus empresas, sus capitales en una lucha contra el tiempo para consolidar las fracciones del capital que necesitan de la protección del Estado con objeto de no ser barridas y, contradictoriamente, asegurar las óptimas condiciones para la acumulación del capital, que empuja hacia la mundialización, la liberación plena del comercio agrario, industrial y de servicios. A esta crisis de la funcionalidad de los estados, se superpone lógicamente la eclosión de los nacionalismos de nación ( la constitución de un estado supra-nacional europeo, por ejemplo, convierte al Estado central español en un órgano totalmente prescindible).
Al Gobierno madrileño y al de Ajuria Enea hay que reconocerles verdadero empeño y aplicación en su papel de quitar trabas a esa nueva reproducción capitalista (no como los franceses, ingleses o alemanes que van contra el fluir de la historia e intentan conservar lo suyo) y, por lo que respecta a Euskal Herria, no han mostrado ningún reparo en cargarse todo aquello que no sea rentable en términos de mercado mundial: la siderurgia, la agricultura, la pesca. El problema es que han olvidado que cuando se está, como el Estado español, colocado en mal lugar con respecto al eje franco-alemán-anglosajón, la aplicación a ultranza de la "libre competencia" no trae sino una marginación aún mayor (la importancia de la cesión es inversamente proporcional al peso económico).
En la actual reestructuración, los estados fuertes están usando la integración para la consolidación de sus fracciones hegemónicas, yéndose los capitales y las nuevas tecnologías hacia el eje Londres-Milán que es donde hay y se potencian infraestructuras modernas y mano de obra cualificada. La única posibilidad para Euskal Herria y para otras nacionalidades del Estado español (y del francés también) es una estrategia de reconstrucción nacional (que el PNV está claramente impidiendo). Si España no pinta nada ¿por qué tenemos que seguir colgados a ella y a su desastrosa política económica?
Kolectivo
La Haine
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